Perfil (Sabado)

Ensayo para una desaparici­ón

La oferta electoral diversa del peronismo refleja su actual crisis de representa­tividad. Y la amenaza latente de su extinción.

- DANIEL BILOTTA

Cristina Fernández de Kirchner apeló a un rudimentar­io ardid ilusionist­a para presentar en público su más reciente artefacto político. Inspirado, en este caso, en la inusual popularida­d recogida en los segmentos de pobreza estructura­l del GBA que contribuyó a expandir y, de modo paradójico, aspira a representa­r con su aparente consentimi­ento. El truco depende de una mecánica sencilla pero efectiva ya advertida y revelada por Platón en la Antigua Grecia. Sin embargo, conserva intacta la magia, y su efectivida­d fue confirmada en estos días: es más fácil engañar a una multitud que a un solo hombre.

La ex presidenta convocó a una multitud y confundió en ella a los intendente­s del Conurbano. Las inquietas cámaras de televisión desnudaron el semblante incómodo de varios como si la realidad pudiese todavía depararles otra sorpresa además de la que presenciab­an.

Síntesis de júbilo y portento electoral según sus fieles, es una descripció­n que minimiza el contenido simbólico del ac to en Arsenal de Sarandí. Se trata del primer ensayo general puesto en escena para la desaparici­ón del peronismo bonaerense. La novedad no es estética, sino política y subyace en la metáfora que designa a su creación, Unidad Ciudadana.

Lo que coloca en otra perspectiv­a a la situación promovida con el PJ, negándole cualquier posibilida­d de legitimaci­ón mediante PASO a Alberto Fernández, Florencio Randazzo y Fernando “el Chino” Navarro. Miembros sobresalie­ntes del club político de Eduardo Duhalde en los 90 pero dispuestos a trabajar para desalojarl­o desde 2005 con la candidatur­a de CFK a senadora nacional y ya al servicio de Néstor Kirchner.

Colaboraro­n con él a forzar las renuncias de Jorge Rossi y Baldomero “Cacho” A lva rez de Oliveira a las intendenci­as de Lomas de Zamora y Avellaneda, donde los reemplazar­on Martín Insaurrald­e y Jorge Ferrare- si después de la victoria de Francisco De Narváez en los comicios de 2009. A alguna cláusula desconocid­a y, tal vez, restrictiv­a de ese trámite sucesorio se atribuye que ambos deleguen el recambio generacion­al en Cristina.

Rarezas. El proceso de sustitució­n del pasado reciente entraña otras rarezas. A Jorge Landau le tocó padecer una. Ser vapuleado por La Cámpora, que lo acusó de traidor. Sugestiva negación de esa sustancia inmaterial que alimenta el motor de la historia de la humanidad. Y, por supuesto, también de Landau: trabajó los últimos 25 años como apoderado del PJ. El pasado mes, bajo sospecha de simpatizar con Randazzo.

Estas referencia­s no alteran el consenso entre analistas: el peronismo asiste a las urnas con, al menos, tres expresione­s para reiterar una vieja táctica electoral. No es lo que pretende Cristina, quien tendría derecho de asumirse como genio incomprend­ido. La supresión de su liturgia está en línea con el decaimient­o de su representa­ción en las nuevas generacion­es donde se lo asocia a efectos nocivos ajenos a su obra. Fenómeno creciente en la fuerza laboral reflejado con los desmanes en la movilizaci­ón de la CGT del pasado 7 de marzo. Las bases más politizada­s donde lidera la izquierda dura rechazó la perpetuaci­ón de dirigentes sindicales en sus cargos. Roberto Baradel y Hugo Yasky, que adhieren a Cristina, padecen y conviven con esa realidad en el Suteba y la CTA, y por eso se recuestan sobre una corriente más blanda, como Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella, en busca de una pátina ideológica para disimular ese tic peronista. Randazzo recibe solidarida­d de gremios con pasado melancólic­o de grandeza entre los asalariado­s. UOM, Smata y la Unión Ferroviari­a, entre otros. No es un experiment­o con garantía de éxito. Lo sabe Sergio Massa. La apertura hacia otro espectro con Margarita Stolbizer y Victoria Donda no rinde por ahora el rédito esperado en la opinión pública. Cambiemos se frota las manos. Joaquín De la Torre define a Massa como el custodio de votos de Cambiemos. La polarizaci­ón con Cristina es un escenario inevitable, según el ministro de Gobierno bonaerense. ¿Le bastará a Cristina el GBA? Es una incógnita abierta por la forma elegida para contactars­e con su electorado en este nuevo acto fundaciona­l. Sin intermedia­rios entre el líder y el pueblo sufriente que precisa de su saber y guía para recuperar la felicidad extraviada cuando “desorganiz­aron todo”. Una restauraci­ón con re- miniscenci­as de lo que George Steiner llama el verano de la edad de oro. “La imagen que llevamos en nuestro interior de un centro rector, de una coherencia perdida, tiene mayor autoridad que la verdad histórica. Los hechos la podrán refutar pero no eliminarla pues se liga a profundas necesidade­s psicológic­as y morales”, sostiene en En el castillo de Barba Azul el pensador francés.

Diagnóstic­o casi a medida de la reivindica­ción del revisionis­mo de CFK que da a Manuel Belgrano lugar central. Abogado y revolucion­ario, en aptitud de ocupar cualquier rol para liberar del yugo invasor a los oprimidos. Incluido liderar y convertir en combatient­es a un proletaria­do sin instrucció­n adecuada desde la luz provista por el conocimien­to.

Para Tulio Halperín Donghi, es el germen que la Guerra de la Independen­cia inoculó a élites criollas incorporad­as al Ejército. “La altanería de la nueva oficialida­d no juzgará por debajo de su dignidad arrebatar joyas a los más ricos” refiere en su Historia contemporá­nea de América Latina para rastrear una espiral de violencia política que jaqueó a las institucio­nes democrátic­as en buena parte del siglo XX.

Más difícil que predecir el resultado de esta elección resulta saber si surtirá efecto instar a la unidad después de asociar al oficialism­o con un brumoso comportami­ento antipopula­r.

Cristina se cuidó de no decirlo así y de citar a Macri. No hacía falta. Debajo del telón asoma el PJ.

Lo que otorga entidad a la idea amasada por Federico Scarabino en cincuenta años de trayectori­a política que incluyen enfrentar a Duhalde y a Kirchner.

Ex intendente de Quilmes y titular interino del Senado provincial hasta 2011, sostiene que el peronismo es el gen regresivo de la Argentina. Scarabino estudia inglés y prepara una nueva vida en Londres.

Cristina apeló a un ardid ilusionist­a para representa­r a los mismos pobres que ayudó a expandir

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DIBUJO: PABLO TEMES NUEVO LOGO PERONISTA
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