Perfil (Sabado)

Consumo reprimido o pago de deudas, el dilema del aguinaldo

- PAOLA QUAIN

Puede llegar a ser, cuando se cobre, el aguinaldo con destino más repartido de los últimos años: debido a que la recuperaci­ón de la economía será “un proceso lento” y con la demanda más como lastre que como motor, los pesos extra que se cobren se debaten entre algún consumo reprimido, el pago de deudas y la tentación del ahorro, pero más mirando las Lebacs o el dólar que los plazos fijos, que pagan poco o nada pese a la supertasa del BCRA.

Para Miguel Zielonka, de Econviews, una porción de la población “se dolarizará porque es parte de su hábito, creemos que otra porción quedará transitori­amente en pesos para gastos de las vacaciones de invierno, pero casi nada irá a plazos fijos, que tienen un rendimient­o de apenas 16% y por eso se han mantenido estables en el último tiempo”.

La expectativ­a se basa en que la recuperaci­ón de la economía será leve. “No estamos viendo un crecimient­o en V, es decir que el salario real tendrá una recuperaci­ón de 1 a 2% después de un período de caída, Fausto Spotorno, director de Research de Orlando Ferreres y Asoc. el próximo medio aguinaldo llegará en medio de un cambio de la estructura de consumo: “A diferencia de lo que sucedía años atrás, el marco de suba de tarifas y menor inflación desalienta la compras de bienes en el ritmo que tenían, por lo tanto una porción irá al pago de impuestos y otra puede ir al ahorro”.

Para Zielonka, los asalariado­s que están más familiari- zados con el mundo financiero “ya están hace tiempo posicionad­os en Lebacs”, deuda emitida por el Banco Central que tiene un rendimient­o anual en torno al 25%.

Otro condimento que se suma este año a la llegada del aguinaldo es que cae el financiami­ento con tarjeta de crédito. La tendencia que se inició con el programa Precios Transparen­tes en febrero no fue revertida y comienza a reaparecer con esquemas más reducidos en los sectores donde la caída fue alarmante.

Mientras que baja el financiami­ento con tarjeta, “vemos que crece con fuerza la colocación de préstamos personales, y en alguna medida puede ser un signo de salud, porque se cancelan deudas después de un 2016 en el que el golpe en el bolsillo por las tarifas fue fuerte, y se evitan las altas tasas de refinancia­miento que cobran los bancos”, agregó Spotorno. Más allá de que la tasa de los préstamos personales se ubica muy por arriba de la inflación, los plazos más largos y la evaluación que las familias hacen sobre el peso de la cuota en el sueldo todavía representa una opción por la posibilida­d de extender los plazos.

El proceso de desinflaci­ón que contó entre febrero y abril con los meses más difíciles también está cambiando el escenario para el cobro que llegará en las próximas semanas. “Los precios relativos tardan mucho tiempo en corregir distorsion­es, electrónic­a e indumentar­ia ajustaron algo pero está más vinculado a la baja de la inflación”, por lo que desalienta­n las compras.

Al revés que en los días del cepo, ahora hay más incentivos a ahorrar que a gastar

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