Cuando la burocracia aniquila al individuo
Título original: I, Daniel Blake Dirección: Ken Loach Guión: Paul Laverty Intérpretes: Dave Johns, Hayley Squires, Briana Shann, Dylan McKiernan y Kate Rutter Origen: Reino Unido (2016) Duración: 100’
Asus 81 años, que cumplió el pasado sábado, el inglés Ken Loach sigue fiel a un cine en el que la crítica social a su propio gobierno no ha cejado a lo largo de las décadas.
Quizás algo más desencantado que en anteriores producciones, en las que transmitía una mayor vitalidad narrativa, en este caso el crudo drama social que padece Daniel Blake, un ciudadano inglés, viudo y carpintero de más de 50 a ños, es neta mente kafkiano.
Loach no exagera sin duda en ilustrar con ciertos rasgos de un áspero y doloroso humor negro ese calvario que vive su protagonista cuando los médicos le diagnostican problemas del corazón y le dicen que no puede trabajar. Pero a su vez una asistente social del Estado le niega los medios de ayuda para poder sobrevivir.
Loach le adiciona a su protagonista viudo el drama de una madre soltera con dos hijos que se ve obligada a tomar una decisión drástica para poder alimentar a los suyos. Blake se acerca a ellos con su acostumbrada solidaridad y los ayuda en el arreglo de un departamento que carece de calefacción. Pero ni el Estado cede ante los reclamos de los más necesitados. Al contrario, muestra el gran empeño que las instituciones tienen en aniquilar a los más desposeídos: tampoco éstos ceden en la intención de demostrar su más ahogada rebeldía.
El film de Loach se acerca al melodrama; hay escenas, como la del banco de alimentos, que resultan desgarradoras, y es en estos ítems en los que la película se impone, a pesar de que se presiente su oscuro desenlace. El veterano cineasta filma nuevamente con una rigurosidad formal admirable.