Título original: Gifted Dirección: Marc Webb Guión: Tomm Flynn Intérpretes: Chris Evans, Mckenna Grace, Jenny Slate y Lindsay Duncan Origen: Estados Unidos (2017) Duración:
101’
Chris Evans es el Capitán América en la maxijuguetería de Marvel en el cine. Más allá de la épica all-american (pero no todo lo invasiva y statu quo que la caricatura de la caricatura suele ser a la hora de mostrar a alguien que se viste con los colores de la bandera y anda en calzas), Evans ha sabido dotar al del escudo de una huma- nidad con brillo, la perfecta mezcla entre una publicidad de Gucci, una canción de Bruce Springsteen y el músculo durito del género súper. Verlo en Un don excepcional es un pequeño milagro: Evans sigue representando las particularidades que hacen a cierta idiosincrasia norteamericana en el cine (aquí, el tipazo de pueblo que no sabe que John Wayne es parte de su ADN, pero sí lo sabe quien lo escribió), aunque aquí el tono lo hace algo distinto, casi un placer verlo en el otro extremo de la misma caricatura.
Evans es tío de una sobrina que es una bomba nuclear a la hora de ser adorable (le faltan dientes y, aquí la variante, es una genia capaz de resolver ecuaciones y problemas imposibles). Ese genio es descubierto por una maestra, interpretada por Jenny Slate, la actriz más screwball de cine actual, y quiere ser capitalizado por una abuela inglesa en extremo. Evans es la cabeza de un equipo de actores que hace lo puede (ahí esta Octavia Spencer, esa bendición condenada a ser reiterativa) con un guión que decide estornudar lugares comunes y creer que los recita con un destello clásico, digno de sueño de Clint Eastwood cuando emotivo y en la ruta. Aun así, Evans resiste y por fin se saca un poco el saco de piel que implica ser un ícono con aspecto de lunático fundamentalista.