Comedia con un poco de aire fresco para el cine argentino
Dirección y guión: Ariel Winograd Intérpretes: Diego Peretti, Carla Peterson, Muriel Santa Ana, Martín Piroyansky, Guillermo Arengo y Pilar Gamboa Origen: Argentina (2017)
Permitidos fue la última comedia romántica que vimos de Ariel Winograd. Ahora vuelve al mismo género y a enfocar el tema de la paternidad, como lo hiciera en Sin hijos, también con Diego Peretti.
Winograd es, prácticamente, el único cineasta argentino que se mueve como pez en el agua dentro de la comedia, a la que sabe extractarle su costado más absurdo, observado siempre desde las situaciones más insólitas de las que somos protagonistas cuando intentamos resolver rápidamente los pequeños contratiempos cotidianos. Gran observador de los acciones más simples que pueblan nuestro diario vivir, Winograd tiene la virtud que aprendió muy bien la lección que el cine estadounidense de los últimos años aportó en el rubro comedia de situaciones.
Precisamente de las múlt iples sit uaciones que experimenta un matrimonio de cuarenta cada uno, nada menos, que con cuatro hijos siendo el más chico de dos y el mayor de catorce años, el cineasta extrae ese sabor agridulce en el que la torpeza se convierte en un gag efectivo y certero para hacer reír al espectador.
Por supuesto que la intención clara y precisa para que el público se identifique con los personajes es la principal preocupación del realizador. Para eso eligió esta vez a un matrimonio, en el que él le reprocha a su mujer que quisiera estar en su lugar, para no tener que soportar la presión laboral y ella, casi resignada pone en acción su capacidad de resolución sin pensar y sin chistar para cumplir con horarios y comidas.
Winograd en cada comedia aporta un poco de aire fresco al clisé de un género a veces demasiado costumbrista y contó con buenos aliados. Carla Peterson, muy cómoda en su papel y Diego Peretti, con la cara ideal de un antihéroe en conflictos.