Un modelo gremial que Macri cuestiona y que también necesita
Cuando falleció Gerónimo “el Momo” Venegas, Mauricio Macri tomó el teléfono y se comunicó con Ramón Ayala, quien se hizo cargo de la Uatre. El jefe de Estado le expresó sus condolencias, le reiteró el total apoyo que el gobierno nacional tiene con el sindicato y se puso a disposición. Ayala, histórica mano derecha del gremio rural, le agradeció y le devolvió gentilezas: le ratificó que la Uatre era parte de Cambiemos. El martes próximo Macri visitará el Renatre que anima el gremio. Y el cierre de listas no abandonó al Momo: Pablo Ansaloni ingresó como candidato en la Provincia.
Muchas de las relaciones con los sindicalistas no tienen filtro: es el Presidente quien los llama, los convoca y les recrimina también.
Aunque en los últimos meses ha sido muy crítico, y hasta habló de “mafias sindicales”, entre sus íntimos, Macri defiende el modelo gremial. En especial porque, asegura, permite que la izquierda no cope los sindicatos más fuertes y desmadrar situaciones como el caso de Pepsico o Lear. A pesar de ello, también los ve muy rígidos y afirma que es necesario que cedan para poder ganar competitividad. “No van a ser macristas y nunca se los pediríamos, pero sabe que los necesita”, cuenta un habitual interlocutor del Presidente.
Entre los que hablan de manera directa con él se encuentran los “gordos”, quienes juntan unos 3 millones de afiliados. Por caso, el “centauro” Andrés Rodríguez (Estatales), José Luis Lingeri (con quien el Presidente dialogó sobre la tuneladora de Aysa que realizará cloacas en el Conurbano) o Gerardo Martínez, de la Construcción, uno de los grandes beneficiarios de la obra pública y los 400 mil trabajos que generó. También juega Hugo Moyano, quien actúa como interlocutor de los gremios del transporte. Un juego de poder con un gobierno no peronista.