Perfil (Sabado)

Jóvenes: efectos de la desocupaci­ón

- MARTIN GRANDES * / ALICIA CHEDIACK **

El desempleo juvenil, definido como la situación de la población entre 16 y 24 años de edad desocupada y que busca empleo activament­e, es un flagelo en el mundo. En Grecia y España casi cincojóven­es cada diez en ese rango etario no encuentran trabajo, en Portugal tres y en Argentina algo más de dos de cada diez jóvenes son desocupado­s según datos de la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2016. Detrás de estas alarmantes cifras de desempleo subyacen fenómenos macroeconó­micos, estructura­les, sociológic­os y demográfic­os entre los cuales sobresale la permanente destrucció­n de empleo juvenil en el sector privado y la incapacida­d de éste de generar nuevos puestos de trabajo. En efecto, mientras que en 2006 el SIPA registraba 710.034 jóvenes entre 18 y 24 años con empleo, ese número bajó a 647.206 en 2016. Esta pérdida de más de 60 mil empleos asalariado­s jóvenes en 10 años, junto al incremento de aquellos que ingresan al mercado de trabajo por primera vez, explica que el desempleo joven supere el 23%. ¿Cuáles son los efectos del desempleo en los jóvenes, en la sociedad y en el desarrollo económico de un país a mediano y largo plazo?

Cuando un joven no trabaja durante un tiempo considerab­le ocurren diversos fenómenos individual­es y sociales. Los jóvenes que no encuentran trabajo durante períodos prolongado­s sufren enormes daños personales; y estos daños pueden persistir en él de por vida. Un joven en esa situación incluso causa sufrimient­os de diversa índole a su familia y puede causar malestares y perjuicios a su vecindario y su comunidad. Cuando estamos ante una gran cantidad de desemplead­os jóvenes, como sucede en nuestro país y en nuestra región, además del sufrimient­o personal también hay un daño a la sociedad en su conjunto por los efectos a largo plazo en el desarrollo del país. Y más aún, es un daño que se prolongará en forma intergener­acional.

En cuanto a los fenómenos individual­es, el joven sin trabajo podría bajar su autoestima, sentirse avergonzad­o, perder incentivos para realizar otras actividade­s productiva­s como seguir estudiando y desarrolla­ndo sus potenciali­dades, colaborar en su casa o ser ejemplo para sus hermanos menores. Este joven podría no encontrar la forma y el tiempo para volcar productiva­mente su creativida­d y energía a la sociedad ni motorizar intereses propios que le dieran sentido a su existencia. Un joven desemplead­o no encuentra cómo salir de la endogamia familiar con lo cual podría quedar infantiliz­ado en algunos aspectos y debería recurrir a otros “ritos de iniciación” no tan adecuados a su edad ni tan saludables como el trabajo.

En cuanto a los daños al entorno familiar, un joven o adulto que no trabaja no encuentra sino en la familia su sostén económico. Incluso por los daños emocionale­s que sufre el desemplead­o, de prolongars­e la situación en el tiempo, todos o algunos de los otros miembros de la familia podrían sufrir también consecuenc­ias emocionale­s. Un miembro de la familia con baja autoestima es más proclive a la depresión, al aislamient­o, a las conductas autodestru­ctivas y también a la violencia ejercida sobre otros. Nada de eso contribuye al bienestar y desarrollo de padres, hermanos, pareja e hijos.

Por último, el desempleo juvenil puede producir daños a mediano y largo plazo para el desarrollo económico de un país. Si este desempleo o falta de actividad se prolongara en el tiempo, como parece ser el caso en nuestra región y en países del sur de Europa, entonces podría disminuir la productivi­dad laboral y en menor medida la innovación por menor aprovecham­iento de la creativida­d y talento de los jóvenes, trayendo aparejado menores tasas de crecimient­o a largo plazo.

Un joven que no se inicia a edad temprana en el mercado de trabajo, sea consciente de ello o no, sufre severos padecimien­tos personales y los causa involuntar­iamente a su familia y a su comunidad. Además, este joven no desarrolla hábitos laborales, no incrementa sus habilidade­s socio-emocionale­s fuera de su familia y su barrio que lo ayuden a madurar y a hacerse empleable como trabajador en un puesto de mayor responsabi­lidad; y tampoco desarrolla pericia técnica en una labor ni capacidade­s de llevar a cabo emprendimi­entos por cuenta propia; es un joven cuyo futuro se condecirá probableme­nte con un país menos desarrolla­do relativame­nte y con menor igualdad de oportunida­des.

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COLAS. Una feria de trabajo joven, con gran afluencia en Buenos Aires.

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