UN CLUB IDEAL PARA SUMAR MILLAS DE VUELO
EL EQUIPO SIBERIANO QUE ENFRENTO SEBASTIAN DRIUSSI EN SU DEBUT EN RUSIA TIENE SU ESTADIO A MAS DE 8000 KILOMETROS DE MOSCU. LLEGAR ES UNA ODISEA (EN INVIERNO HACE 27 BAJO CERO) QUE TODOS DEBERAN HACER.
La noticia, como pasa tantas veces, tapó la historia. Porque casi nadie lo advirtió, pero el debut de Sebastián Driussi en el fútbol ruso, el fin de semana pasado, tuvo una insólita particularidad: para jugar el primer partido con su nuevo equipo, el Zenit de San Petersburgo, el ex delantero de River tuvo que atravesar más de 8.700 kilómetros y viajar durante casi nueve horas. Fue como ir desde Buenos Aires hasta Nueva York. O como hacer ocho veces el viaje más largo que tenía en la Primera del fútbol argentino: de Núñez a Mendoza.
El destino al que llegaron Driussi y Leandro Paredes, aquel enganche que surgió de Boca y al que muchos perdimos de vista, es lejanísimo por antonomasia: Siberia. Más precisamente la capital del distrito federal del Lejano Oriente, don- de hace de local el SKA Khabarovsk. Los argentinos debieron cruzar toda Rusia para enfrentarse a un club que, hace dos meses, cuando ascendió a la Premier, generó conmoción no por su juego, sino por el lugar donde estaba ubicado: su estadio, el Vladimir Lenin, queda a 25 kilómetros de la frontera con China, en la última punta del in- finito país euroasiático.
Al menos, después de tanto viaje, el resultado ayudó: el Zenit, que dirige el italiano Roberto Mancini, ganó 2 a 0 en la primera fecha de la liga. Paredes fue titular, mientras que Driussi entró a los 29 minutos del segundo tiempo y tuvo poca participación.
Ahora, este fin de semana, el que tendrá que cruzar Rusia de Oriente a Occidente –en sentido inverso a cómo lo harán sus rivales durante la temporada– será el SKA Khabarovsk: en su primera misión fuera de casa, el club tendrá que llegar hasta Tula para jugar frente al Arsenal de esa ciudad. Serán, otra vez, más de ocho mil kilómetros, una distancia que repetirán cada quince días durante toda la temporada.
El trayecto entre Khabarovsk y Tula es cuatro veces menor que el que este fin de semana debió hacer Brown de Puerto Madryn para llegar a Santiago del Estero: el club patagónico, que lucha por el ascenso, viajó los 1.899 kilómetros en avión gracias a una colecta de sus hinchas y un aporte de la municipalidad. Lo recaudado alcanzó sólo para la ida: luego de enfrentar a Central Córdoba, el regreso desde el norte argentino será en micro. Pupilas lejanas. Es tan inmenso Rusia –por si hace falta aclararlo, es el país más extenso del mundo, incluso con una superficie mayor a la de la Antártida– que el nuevo clásico del SKA tiene su estadio a una distancia apenas menor a la que hay entre La Quiaca y Ushuaia. Tom Tomsk, el otro club siberiano de la Premier, está a 4.728 kilómetros de Khabarovsk. Y aunque resulte insólito, es el club más cercano que tienen los recién ascendidos.
Pero la incomodidad que supone enfrentar al SKA Khabarovsk no se mide sólo en distancias o en horas de vuelo. Otro factor será el clima de esa región: entre diciembre y febrero, en esa parte de Rusia la temperatura promedio es de -27,1 grados.
A esas condiciones tendrá que adaptarse Juan Eduardo Lescano, el único argentino del plantel, que el otro día casi convierte un golazo de rabona: su tiro pegó en el travesaño, pero alcanzó para que se viralizara en redes sociales y ganara un espacio en el partido que a los argentinos sólo les importaba por Driussi (y en menor medida por Paredes).
Lescano es uno de los tantos futbolistas argentinos que andan por el mundo y que nunca jugaron en el fútbol argentino. Antes del llegar al SKA estuvo en el FC Yenisey Krasnoyarsk, un club del Ascenso ruso. Lescano, que ahora deberá acostumbrarse al frío de Siberia, también tendrá que acostumbrarse a algo incluso más difícil: tener una temporada con más horas en aviones que en las canchas.