NEYMAR BUSCA SU DESTINO
Neymar no está en el mercado, sentencia el Barcelona, mientras la prensa mundial asegura que el brasileño tiene pie y medio en el Paris Saint-Germain (PSG) y el futbolista alimenta los rumores y las dudas con su silencio y sus mensajes en las redes sociales.
En el último, publicado el jueves en su cuenta de Instagram, Neymar añadió un emoticón pensativo a una fotografía que lo muestra tendido en el césped en actitud reflexiva, y a partir de allí se dispararon las especulaciones acerca del futuro inmediato del astro brasileño, algo que el Barcelona no hizo mucho esfuerzo en detener, pese a las simulaciones del presidente del club, Josep Maria Bartomeu, cuando sentenció: “Neymar no está en el mercado”.
“El Barcelona tiene muchos buenos jugadores y es normal que otros clubes se interesen por ellos. Ney es muy importante y básico; por tanto, tiene que jugar con nosotros”, añadió, en Nueva Jersey, donde el Barcelona está de pretemporada.
El brasileño no lo contradijo, pero para inquietud azulgrana tampoco lo avaló. El jueves, Neymar se entrenó con normalidad con el plantel en medio de bromas con Leo Messi y Luis Suárez, los principales encargados de convencerlo de que no deshaga el tridente.
Neymar estaría debatiéndose entre continuar en el club que lo catapultó al estrellato o emigrar a París, junto a su amigo y compatriota Dani Alves, para liderar, rodeado de jugadores brasileños, un proyecto con cifras astronómicas.
Según lo publicado por algunos medios, el PSG no sólo estaría dispuesto a pagar los 222 millones de euros (259 millones de dólares) de la cláusula del brasileño. También ofrecería a Neymar un sueldo similar al actual de Messi –pasaría de cobrar unos 15 millones de euros a percibir unos 40– y a su padre, una suculenta prima de traspaso, cifrada en unos 100 millones de euros por la prensa. El dato no es menor. El padre de Neymar fue protagonista en el polémico y judicializado traspaso de su hijo del Santos al Barcelona, cuatro años atrás. Neymar le costó al club catalán, además de lo que pone su contrato, dos condenas por delito fiscal y las multas que tuvo que pagar para la posible salida del crack.
Neymar, mientras, calla. Quizá sopesa. Quizá juega. Pero alimenta las dudas y el creciente enojo de una hinchada que siempre lo respaldó y que incluso se sorprende.