La genética sola no alcanza
Todos podemos estar de acuerdo en que la genética es una herramienta fundamental para mejorar la productividad de los rodeos bovinos gracias a esa “inyección” de sangre de los grandes reproductores. Muchos de los rasgos de importancia económica son cuantitativos, como la producción de carne o la conversión de alimento en carne, y se obtienen y mejoran gracias al cruzamiento. Pero no todo concluye con el ejemplar. De nada vale usar toros puros de pedigrí si no se trabajan variables fundamentales de manejo.
Esta semana en Palermo se conocieron datos que marcan la brecha productiva. De cada diez vacas, apenas 6,3 destetan un ternero por año, cuando la realidad indica que en todas las zonas del país es posible mejorar el indicador local de producción, de manera tal que el porcentaje nacional sea mayor. Aprovechando el marco de Palermo, el Ministerio de Agroindustria, a través de la Subsecretaría de Ganadería, lanzó una campaña pública-privada en la que se promueve el buen manejo sanitario y reproductivo del rodeo bovino para incrementar la eficiencia productiva. En la presentación, los responsables indicaron que, por ejemplo, de lograrse un aumento de cinco puntos porcentuales en el destete, el potencial de crecimiento mayor implicaría sobre el stock actual de vacas un incremento de más de 1,1 millones de terneros, equivalente a más de 260 mil toneladas adicionales de carne disponible, volumen superior a la exportación de carne vacuna de 2016.
Estos son los temas en los que todavía debe seguir profundizando la ganadería local. Todos indican que el salto genético ha sido memorable, por eso nos encontramos con ejemplares de altísima calidad que pueden competir en las pistas de elite de todo el mundo. Pero la brecha productiva entre los productores de punta y el grueso de los productores ganaderos se mantiene muy marcada. Tal vez acciones como las que hoy emprende Agroindustria empujen la recuperación de los índices que están a medio camino.