LA ALEGRIA DE NO SER BOND, JAMES BOND
—¿Este personaje se siente distinto de otros que hayas interpretado?
—Bueno, como protagonistas, seguro. Es una película grande y eso genera una energía distinta, sobre todo si estás al frente del asunto. Es realmente interesante esa sensación. Cuando posees un rol distinto, o más pequeño, uno puede ir y venir, pero al estar como prota- gonista se siente muy diferente.
—¿Qué fue lo que sentiste que le agregaste al Pistolero?
—Fue un proceso de mucha colaboración entre todos. El Pistolero está muy bien descripto en los libros y hay muchas imágenes de él en varios lugares. Pero el director, la diseñadora de vestuario, Trish Summerville, y yo destilamos aquellos que leímos en el li- bro y las imágenes que circulaban para hacer algo que fuera propio del film, que innovara sobre esa esencia.
—¿Qué paso con el rumor sobre ser James Bond? ¿Cómo viviste ese momento?
—Honestamente, creo que soy un poco grande para empezar a ser parte de una franquicia en tamaño rol. Prefiero por ahora divertirme siendo el Pistolero.
—¿Qué nos podés contar de tu debut en la dirección con Yardie?
—Se llama Yardie, y es una pieza de literatura inglesa sobre un pastor que llega a Jamaica y termina siendo parte de una historia de venganza. Se ubica temporalmente a finales de los 70, comienzos de los 80, mostrando la cultura jamaiquina que estaba llegando a Londres.