Perfil (Sabado)

Una polémica con muchas verdades a medias

Luego de que Telefe levantara Fanny, la fan, se alzaron las voces que se quejaban por una crisis del sector. Lo cierto es que en 2015 se emitía una producción local cada cinco latas y este año la relación es una cada cuatro.

- ALFREDO MERA

Semanas atrás, Telefe utilizó el protocolo de emergencia y levantó Fanny, la fan no bien se perforó el piso de rating tolerable (para ellos). La decisión de Darío Turovelzky terminó en escalada política y en un nuevo debate sobre la salud de la televisión abierta y el desarrollo de sus ficciones. Tanto Argentores como el sindicato de actores mostraron su preocupaci­ón emitiendo comunicado­s que, sobre todo en la entidad que agrupa a los intérprete­s, dejaba en evidencia el perfil ideológico. El gremio que preside Alejandra Darín hacía mención a que las “políticas empresaria­les afectan las fuentes laborales del sector, debido a la falta de regulación y fomento en nuestras pantallas, que eximen de gravámenes a las produccion­es extranjera­s, sin exigir la obligación de una cuota pantalla, conspirand­o contra el desarrollo de nuestra industria audiovisua­l y reduciendo, como nunca antes (sic), las posibilida­des de trabajo”.

No hay dudas de que estamos ante una avalancha de contenidos foráneos que abarata a la televisión, sobre todo debido a que el capítulo más caro de una lata no supera los 5 mil dólares y no paga ningún canon, ni tiene trabas de horarios, mientras que generar una tira cuesta en promedio 80 mil dólares el episodio, valor que en unitarios se multiplica por tres.

Ahora bien, ¿es verdad que hoy el trabajo local se redujo más que nunca por presencia del extranjero? Si se toma como parámetro el último año del kirchneris­mo y lo que va de 2017, el argumento se hace difícil de sostener, si lo que se quiere señalar es la cantidad de ficciones que se vieron y ven en pantalla de lunes a viernes.

En 2015 –presidenci­a anterio– la televisión abierta programó 21 ficciones locales, pero si se restan las que salían exclusivam­ente del presupuest­o estatal, el número se reduce a seis, tres en cada una de las señales líderes. O cinco, si contamos a Viudas e hijos del Rock and roll como algo que se estrenó en 2014 y que continuó más de lo pautado. Ese año, El Trece instaló en su prime time a Noche y día, Esperanza mía y Signos, mientras que Te le fe pu s o al aire la fallida Entre caníbales –que no levantó pero sí acortó– e Historia de un clan. Al mismo tiempo, Tomás Yankelevic­h ubicó en su grilla 14 latas, 12 más que la emisora del Grupo Clarín y siete menos que Canal 9. O sea, quitando los envíos subsidiado­s desde las arcas manejadas por Julio De Vido, se produjo una ficción autóctona por cada cinco enlatados. Después de un 2016 para el olvido, donde el Estado brilló por su ausencia y la proporción se disparó a una por cada siete, 2017 muestra otro panorama. Hasta julio se estrenó un contenido por cada cuatro latas, y todavía falta que vean la luz al menos cinco produccion­es más: Un gallo para Esculapio, Golpe al corazón y Sandro de América, en Telefe, y El maestro más otra sobre la que PolKa no quiere soltar prenda, en El Trece.

De todos modos, no porque haya una leve mejoría significa que la industria florece. Hoy la TV Pública casi se limita a progra- mar contenidos generados en la administra­ción de Cristina Fernández. “El Estado tiene dos maneras de intervenir: regulando una cuota de producción nacional, algo que hace cualquier país para proteger su industria, y subvencion­ando. Porque antes se abrió una canilla desde donde no se debía y se llenó de corrupción, no podemos pasar a cerrarla. Eso frena a una industria alicaída”, opina Leandro Calderone, autor de Guapas y Aliados, entre otros éxitos. A eso se le podría agregar lo que solicitan varios producto-

“Los costos no cierran si se hacen productos de envergadur­a.” (Juan Parodi)

res: una exención impositiva como la que gozan en otros países del continente. “Hay incentivos en territorio­s como Colombia o Brasil. Impositivo­s o aportes de capital concreto para fomentar la industria. Igualmente, la merma de trabajo viene evidenteme­nte del sistema de subsidios, modelo que a mi criterio no dejó una mejor industria, pese a que generó empleo”, dice Diego Andrasnik, director de producción de Pol-ka. Juan Parodi, productor de Sandro de América, el proyecto más ambicioso de 2017, asegura que a su próxima ficción está pensando en hacerla afuera, porque “los costos no cierran si se quieren hacer productos de cierta envergadur­a. En Colombia, de lo que gasté me devuel- ven el 40%, y en Brasil lo mismo. El costo acá es más alto y con limitacion­es sindicales fuertes… Todas son trabas”.

Silvana Giudici, coordinado­ra de la redacción de una nueva ley de comunicaci­ones admite que la AFIP está estudiando cuestiones arancelari­as, además de lo que se busca hacer con plataforma­s como Netflix. “Todos los países nos planteamos qué hacer para que la producción nacional no desaparezc­a. Queremos una política duradera en el tiempo y no bolsones de dinero que maneje un funcionari­o para premiar a productora­s amigas y quedarse con la plata. Esa inyección de recursos que se hizo en la última década no mejoró la calidad ni resolvió el problema de la competenci­a con los contenidos globalizad­os”, explica la funcionari­a del Ente Nacional de Comunicaci­ones.

Por ahora, las productora­s apostarán más a las coproducci­ones, algo que “antes era una figura más compleja. En todo el mundo se buscan estos acuerdos para poder afrontar la producción”, explica Andrasnik alguien que, pese a todo, asegura que la centralida­d de la televisión abierta aún es contundent­e, pero hay más pantallas y cier ta so - fisticació­n para ver ficción, lo que los obliga a ser más creativos a la hora de pensar modelos de producción. “Se dice que los chicos no ven la tele, pero aparece Es

peranza mía y la miran. Uno puede pensar que a la TV la mira gente de una edad avanzada, amante del melodrama, pero surge Las Estrellas y funciona muy bien. Evidenteme­nte la fortaleza sigue existiendo. Cuando el producto conecta, la televisión tiene audiencia”.

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CAYO. Fanny, la fan duró poco en pantalla, sigue en la web.
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FOTOS: CEDOC PERFIL AIRE. Las Estrellas sigue por El Trece. Telefe anunció tanto Sandro de América como Un gallo para Esculapio.

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