Perfil (Sabado)

SOBREVIVIR A LA RDA

La región ha estado marcada por la cultura de Franconia

- FELICITAS WILKE (DPA)

Sólo una bandera europea y un letrero recuerdan en el antiguo paso fronterizo Puente Quemado, entre las localidade­s de Neustadt y Sonneberg, que en el pasado Alemania estuvo una vez dividida aquí. Probableme­nte en ningún otro lugar el muro que existía en las cabezas de la gente se derrumbó tan radicalmen­te como aquí. En Sonneberg, de 24 mil habitantes, la industria del juguete cuenta con una larga tradición. Hace unos cien años, casi uno de cada cinco juguetes que se vendían en el mundo era originario de Sonneberg. Todavía hoy es posible apreciar en la ciudad la riqueza de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En el Museo Alemán del Juguete, los visitantes no sólo pueden contemplar ahora el primer muñeco bebé del mundo, así como muñecas Barbie, sino que también pueden jugar ellos mismos, por ejemplo en un gigantesco circuito de bolas rodantes. Directamen­te detrás de Sonneberg se encuentra la selva de Franconia. Tampoco está muy lejos el bosque de Turingia. A pocos kilómetros del centro comienza un tour fronterizo que permite descubrir, en lo que hoy es un cinturón verde, el trazado de la antigua frontera interalema­na. En las ciudades situadas a ambos lados de la antigua frontera, la gente habla el mismo dialecto y adora las mismas salchichas asadas y albóndigas de patatas. También las costumbres son similares, por ejemplo las fiestas patronales. “La región situada al sur del sendero Rennsteig ha estado marcada desde hace mucho tiempo por la cultura de Franconia”, explica Thomas Schwämmlei­n, historiado­r de la comarca de Sonneberg. Cuando Alemania quedó dividida, en 1949, el régimen comunista de la República Democrátic­a Alemana (RDA) comenzó a reprimir cada vez más las influencia­s y tradicione­s franconas. “Con cierta vergüenza, se admitía que el dialecto que se habla aquí es francón”, dice Schwämmlei­n. Sonneberg atrajo el año pasado la atención de toda Alemania con su amenaza de abandonar el estado de Turingia para incorporar­se a la vecina Baviera. El origen de la disputa fue una proyectada reforma territoria­l que privaría a Sonneberg de su estatus de capital comarcal y despertarí­a recuerdos de los tiempos de la RDA, cuando la ciudad pertenecía al distrito de Suhl. Muchos habitantes de Sonneberg tenían la sensación, en

palabras de Schwämmlei­n, de que “las ciudades más pequeñas tienen que sangrar para que la capital comarcal pueda brillar”. No sólo por la dinámica ciudad de Sonneberg merece la pena hacer un viaje por el sur de Turingia. En verano, los turistas pueden caminar por el Rennsteig, el sendero de largo recorrido más antiguo y más frecuentad­o de Alemania, que tiene una longitud de casi 170 kilómetros. También Suhl, la antigua capital comarcal en tiempos de la RDA, tiene su encanto, porque se presta muy bien para hacerse una imagen de los cambios que se han producido después de la reunificac­ión alemana. Quien salga de la autopista descubre rápidament­e los edificios altos de estética socialista. En el centro de la ciudad, las bonitas casas de estilo rococó se alternan con feos edificios funcionale­s. Desde Suhl se puede llegar en poco tiempo a Meiningen, conocida sobre todo por su centro histórico, los numerosos parques y el teatro estatal. También Meiningen está marcada por la cultura francona, aunque el dialecto es diferente al que se habla en Sonneberg: al igual que los vecinos de la Baja Franconia bávara, los habitantes de Meiningen muchas veces no pronuncian la última sílaba. No todos los dialectos francones son iguales, porque Franconia puede situarse lo mismo en Turingia que en Baviera. *Deutsche Presse Agentur.

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FOTOS: GENTILEZA WALT DISNEY WORLD PARKS & RESORTS MEININGEN. Con menos de 60 kilómetros cuadrados y 20 mil habitantes, esta ciudad, capital del distrito Schmalkald­enMeininge­n, es famosa por su centro histórico y su actividad cultural.
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 ??  ?? SONNEBERG. (Ab.) Hace cien años, uno de cada cinco juguetes que se vendían en el mundo se fabricaba aquí. Una escultura lo recuerda.
SONNEBERG. (Ab.) Hace cien años, uno de cada cinco juguetes que se vendían en el mundo se fabricaba aquí. Una escultura lo recuerda.
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TEATRO DE MEININGEN. Es uno de los más importante­s de Turingia y ofrece conciertos sinfónicos, teatro, marionetas, ballet y musicales. Un incendio lo destruyó en 1908 y un año más tarde volvió a funcionar en una nueva estructura neoclásica.
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ESPECTACUL­OS. (Arriba) El Museo Alemán del Juguete, en Sonneberg, ofrece un paseo para toda la familia. (Abajo) Esa industria enriqueció la ciudad, y el esplendor arquitectó­nico lo demuestra.

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