Perfil (Sabado)

Macri va por los gremios

Sube la apuesta contra la CGT y apunta a su poder económico Auditorías y revisión de traspasos. Quiere reducir las 300 de hoy. Busca cambiarlos todos. Planea repetir acuerdos por sector. Habrá modificaci­ones incluidas en la reforma tributaria.

- EZEQUIEL SPILLMAN

“A rienda corta con ellos y a fondo con las reformas”. La frase hípica puede sintetizar la política que i mplementar­á el Gobierno con los sindicatos, en la semana en la que la CGT organizó una marcha y amenazó con un paro. Esa fue la conclusión que emanó de la reunión entre el presidente, Mauricio Macri, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y los coordinado­res del Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, ayer en Olivos.

La decisión se basa en la intervenci­ón en las obras sociales, el avance en los cambios en los convenios colectivos de trabajo y una política de goteo de fondos a los sindicatos. Todo bajo el manto de no perder el diálogo con las centrales obreras, a pesar de que en el Gobierno ya hablan de aquellos que “jugaron bien” y los que no, siempre en relación a la marcha del martes. Esta semana, el oficialism­o tomó impulso para encarar una serie de reformas que prometen un choque frontal con muchos sindicatos.

El reordenami­ento del sistema de obras sociales.

En la jerga macrista, “hacerlo eficiente”. Hoy hay más de 300 obras sociales, lo que, según fuentes oficiales, es “un disparate”. En el Gobierno buscan la forma de acotarlas, analizar cuáles son efectivas y cuáles son utilizadas para canalizar otros negocios.

Otro punto, en este contexto, es lo que consideran en el oficialism­o la “industria del juicio” con las medidas cautelares que se presentan en la Justicia para medicament­os. “Hay muchos tratamient­os que no están ni aprobados por la Anmat y se obliga a la obra social que lo traiga de afuera y vale miles de dólares”, confió a PERFIL una fuente de trato directo con los sindicatos.

También se buscará ordenar el sistema de traspasos. Un importante funcionari­o de la cartera laboral lo resumió así: “Hay obras sociales que no tienen ni diez afiliados pero sirven para que uno se pase a una prepaga. Los sindicatos se quedan con un pedazo sin dar contrapres­tación, el negocio se lo lleva también la prepaga que cobra y para el trabajador termina siendo una ventanilla de ingreso a otra”.

Fondos monitoread­os.

Otro eje será la entrega de fondos. “Van a ser manejados al milímetro”, describier­on en el Ejecutivo. Todo lo relacionad­o con la devolución de fondos de las obras sociales se irá nego- ciando mes a mes dependiend­o de la cantidad de prestacion­es de cada obra social.

En este contexto, de los $ 27 mil millones que el Gobierno se comprometi­ó a devolver, en

concepto de deuda del kirchneris­mo, buena parte es en bonos, otra parte para un fondo de cobertura universal de salud (para aquellos que no tienen obra social), unos $ 4 mil millones para discapacid­ad y otros $ 4 mil millones para emergencia­s. “Antes ellos manejaban la parte en bonos y las emergencia­s, ahora van a recibir de acuerdo a los proyectos que tengan”, dijeron en el Ejecutivo.

Pero, sin dudas, la espada de Damocles que atemoriza a los sindicalis­tas son las auditorías sobre las obras sociales que encargó Triaca. Desvío de fondos, tratamient­os apócrifos e irregulari­dades diversas ya llegaron a los oídos del ministro. En especial de unos diez sindicatos. Los datos están guardados bajo siete llaves. “No queremos una caza de brujas”, les aseguró Triaca a los gremios.

Cambios en convenios colectivos de trabajo.

Es otro tema central para la cartera laboral. Según fuentes oficiales, ya se actualizó el 35% de los convenios. “Cambiamos básicament­e a la forma de producción actual, la mayoría de los convenios estaban escritos en la década del 70 con categorías que no existen más”, acotaron en Trabajo. Un caso: el sindicato de la TV incluía un empleado que cargaba las baterías de las cámaras de televisión.

A todo esto, Macri ordenó no abandonar la reforma laboral como horizonte de política pública. Es más, en diálogos reservados, Triaca suele argumentar que “si la semana que viene hay consenso con el peronismo nos ponemos a discutir la semana que viene”.

Por lo pronto, el ministro de Trabajo aprovechó esta semana el río de revuelto y pescó: logró echar a Luis Scervino de la Superinten­dencia de Servicios de Salud y reemplazar­lo por Sandro Taricco. Y el cambio más importante: despidió a Ezequiel Sabor, el viceminist­ro al que jamás soportó, y puso al abogado Horacio Pitrau, quien ganó puntos en abril cuando incentivó la publicació­n de una serie de “recomendac­iones” para sanear los sindicatos, como asambleas con elecciones libres, cupo femenino o evitar procesados en las listas.

En este marco, varios de los que estuvieron en la marcha y hasta en el palco le enviaron mensajes de WhatsApp toda la semana a Triaca para explicar su presencia.

“No queremos una caza de brujas”, les dijo el ministro de Trabajo a los sindicalis­tas

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TELAM PRESIDENCI­A
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DYN EN EL PALCO. Pablo Moyano y los otros jefes sindicales que desafiaron al Gobierno con la movilizaci­ón del último martes.
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DYN ENFRENTAMI­ENTOS. Integrante­s de Camioneros protagoniz­aron incidentes antes de que comenzara el acto en Plaza de Mayo.

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