Perfil (Sabado)

UN MERCADO MAS ILUSORIO QUE REAL

DE TODOS LOS POSIBLES REFUERZOS QUE SE MENCIONAN EN LOS RECESOS, SOLO SE CONCRETA EL 19%. LAS ESTRATEGIA­S DE REPRESENTA­NTES PARA INSTALAR JUGADORES.

- NICOLAS ROTNITZKY

Algún tiempo atrás, Alfredo Relaño, director del diario deportivo español

AS, contó que durante el receso de la Liga es el momento en que su periódico vende más ediciones impresas. “La ilusión vende”, tuiteó el periodista Andrés Burgo, y es así: expectante por la reforma de su equipo, el hincha alimenta el anhelo y consume todo lo que encuentra. En los mercados de pases, los rumores irrumpen en los medios como golondrina­s en verano, y la televisión, la radio y los diarios se convierten en el decorado donde las operacione­s aparecen y desaparece­n fugazmente.

Los días sin fútbol son traumático­s para los medios. Llenar las páginas de un suplemento depor tivo, o darle contenido a un canal que transmite deportes las 24 horas sin que haya goles es complejo. De algo hay que hablar. Y ahí están los pases, sembrados sobre un terreno fértil para florecer, con horas de aire a disposició­n y cientos de fanáticos esperanzad­os dispuestos a escuchar. Este último mercado no fue la excepción. Hubo semanas enteras en las que el regreso de Lionel Vangioni a River fue un tema de Estado. Hubo voces abocadas a describir el juego de Jesús Medina, un juvenil paraguayo que sonó en Boca. También se dijo que el chileno Eduardo Vargas resigna- ría el sueldo voluminoso que percibe en Tigres de México para ponerse la camiseta de San Lorenzo. De todo eso ocurrió muy poco. Según un informe publicado en Diario

Popular, solamente el 19% de los jugadores que suenan en los cinco grandes terminan firmando contratos. El resto se pierde en la nada. El resto cae en el olvido.

“A veces, los dirigentes y los representa­ntes buscan que se mencionen futbolista­s porque, de esta manera, muchos pican”, cuenta Sergio Grecco, representa­nte de Julio César Falcioni y Omar De Felippe, entre otros. Mencionar –o elogiar– a un jugador en los medios provoca un efecto similar al de la publicidad tradiciona­l: ese apellido suena, y su popularida­d y su prestigio aumentan. El jugador se instala en el público: lo conoce, sabe quién

es, dón- de juega. “Cuando un nombre aparece en los medios, el valor sube: los costos se agrandan”, dice un dirigente de un equipo importante del fútbol argentino. Ricardo Schliepler, agente de Nicolás Tagliafico y Juan Antonio Pizzi, no coincide: “Las cotizacion­es no se elevan”, afirma.

Los directivos, en su gran mayor ía, protegen las ne - gociacione­s. Buscan que no trascienda­n para evitar que otros clubes intervenga­n en las tratativas, o que el representa­nte cambie las condicione­s de los acuerdos. El arribo del colombiano Rafael Santos Borré a River es uno de esos casos: se manejó así, en secreto. “El dirigente, cuando le gusta un jugador, lo guarda con un recelo terrible. Cuando lo tira en la prensa es porque quiere que lo sepan, porque ya está cocinado”, señala Grecco.

Los rumores no emergen porque sí, o porque un periodista se despierta a la mañana con ganas de instalar un posible traspaso. A veces, el origen de la noticia es verosímil pero finalmente no se concreta. Una usina de informació­n es la habitual charla donde dirigentes y cuerpos técnicos establecen las prioridade­s del mercado. Esa lista de nombres que interesan suele filtrarse. Otras veces, el camino es inverso y es el agente quien llama al periodista para avisarle que comenzó una negociació­n. “Es el abecé de la profesión: no es de ahora, es muy viejo”, indica Grecco. “Es producto del sistema, los representa­ntes saben que si llaman a un periodista, el jugador aparece en el mercado”, aporta Schliepler, quien aclara que no comparte esa metodologí­a: “A mí no me beneficia. Yo solamente doy informació­n de pases cerrados”.

El periodismo ocupa un rol protagónic­o en esta puesta en escena. Busca informació­n como pirañas en un río sin agua. Y lo que el cronista consigue lo cuenta, lo publica: la inmediatez de las redes sociales, reproducid­a impávidame­nte en los medios tradiciona­les, llevó a deteriorar una regla básica del periodismo: chequear la informació­n con diferentes fuentes. La industria mediática precisa los rumores. Los necesita para montar un festival en el que, de tanta cosa que se dice, termina construyen­do una anarquía mediática.

“DIRIGENTES Y REPRESENTA­NTES BUSCAN QUE SE MENCIONE A SUS FUTBOLISTA­S PORQUE MUCHOS PICAN”, DICE GRECCO “CUANDO UN NOMBRE APARECE EN LOS MEDIOS, EL VALOR SUBE”, ASEGURA UN DIRIGENTE DE UN CLUB IMPORTANTE

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Rodríguez estaba por firmar con Racing, pero llegó a San Lorenzo. A Avila lo compró Boca y se lo cedió a Huracán. Nández fue codiciado por Racing y terminó en
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MENTIRA - VERDAD.
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FOTOS: CEDOC PERFIL Boca. Pavone, tras idas y vueltas, volvió a Estudiante­s.
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