Perfil (Sabado)

“Lo nuestro vivir fuerte” es

El célebre grupo catalán festeja casi cuarenta años de trayectori­a. Desde España al mundo. En diálogo con PERFIL, su actual director repasa los éxitos, fracasos e imitacione­s de un teatro icónico.

- ANALÍA MELGAR

Era 1979 y un grupo de amigos de 18 años –Marcellí Antúnez, Quico Pa loma r, Ca rlus Padrissa y Pere Tantinyà– reinventab­an cómo vivir y cómo hacer teatro, mientras España se sacudía de casi cuatro décadas de dictadura franquista. Hoy son un grupo de exitosos empresario­s del espectácul­o, cuyas agendas cargadas hasta dentro de tres o cuatro años los llevan a, literalmen­te, dar la vuelta al mundo. Son La Fura dels Baus, un colectivo artístico oriundo de Barcelona, una de cuyas cabezas, el director Carlus Padrissa, repasa, en esta entrevista para PERFIL, su trayectori­a.

Por estos días, también, el canal Film & Arts celebra la evolución y los hitos alcanzados por la agrupación, a través del documental Acción! y de la proyección de la ópera Orfeo y Eurídice, con música de Gluck, sí, pero con las intervenci­ones alla Fura: bailarines colgados de arneses, participac­ión de los músicos como parte del conjunto de actores, escenarios de inmensas dimensione­s, iluminació­n y efectos de megashow…

Participar­on de eventos multitudin­arios como la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 o la Exposición Universal de Shanghai en 2010. En la Argentina, en 2010 inauguraro­n el Teatro del Bicentenar­io en San Juan, con el montaje de su Carmina Burana; y también realizaron montajes operístico­s en el Teatro Colón: El gran macabro, Edipo, Quartet.

—Todo lo que hacen tiene que ver con una experienci­a en vivo. ¿Qué implica verlos filmados y por televisión?

—Nosotros somos un grupo de teatro, y eso ya lo dice todo. A través del uso del cuerpo, se van ligando disciplina­s, como la música, la literatura, las acrobacias o la danza. Es un acto vivo que no tiene nada que ver con las películas y los videos. La gente que lo vive ve algo único e irrepetibl­e. No tiene nada que ver con grabarlo. La energía es direc- ta, no hay medio que la pueda reflejar. En el directo, tú puedes interactua­r, puedes decir: “¡Vaya, mierda!”, puedes hablar, y el actor te escucha. Además, nuestro teatro rompe la cuarta pared, sale del escenario, invita al público a estar en el escenario. Lo que sería la platea, ése es el escenario. Los actores rodeamos al público y el público puede interactua­r con nosotros. Los televident­es pueden ver un poquito, para tener una idea de lo que nosotros hacemos, pero si no lo ven en directo, no lo podrán comprender. Es una copia, es una narración de lo que pasó. Pero, mejor esto que nada. De hecho, lo que va a quedar de nosotros [en la posteridad] es esto, porque lo que sucede en vivo sólo queda en la memoria de los que lo han visto.

—¿Cómo se han transforma­do en estos años?

—Nos vamos haciendo viejos. Empezamos en el año 79, éramos unos niños. Había un contexto muy importante: había muerto el dictador Francisco Franco, después de una dura, cruel guerra civil. Cuando Franco murió, en el 65, fueron años de ocupar la calle. La gente en España tomó la calle, recuperó las fiestas populares, los carnavales que habían estado prohibidos. La gente no sabía lo que era la libertad, entonces la inventaba. ¿Por qué hicimos teatro? Porque éramos muy tímidos y el teatro nos permitía hacernos ver. Entre 1979 y 1984, en esos cinco años de estar en la calle, aprendimos las técnicas del teatro de calle: romper la cuarta pared, hacer que el público esté inmerso. Lo nuestro es vivir fuerte, sentir fuerte. Y cuando tú sientes algo, no la pasas muy bien. Una parte de nuestro público la pasaba mal, y luego volvía al día siguiente para intentar pasarla mejor, para ser más valiente, para tener más audacia. En estos casi 38 años, hemos ido desarrolla­ndo nuevos retos pero seguimos con la línea teatro furero, donde el público se puede mover, estar de pie, interactua­r con este teatro que entra por todos los sentidos. Después, también hicimos algunas películas, muchas óperas y muchos macroespec­táculos. Empezamos muy fuerte de jóvenes… La vida tiene estaciones. Hay grupos de rock que, a los 60, hacen lo mismo que a los 20. Nosotros no, hemos ido evoluciona­ndo. En lugar de hacer una sola obra y repetirla eternament­e, hemos hecho cada año una obra nue- va, pero siempre mantuvimos una línea: el teatro furero, el teatro revolucion­ario, que cada vez está más prohibido, porque no hay, por ejemplo en Europa, seguro que lo quiera asegurar. En nuestro teatro, no sabes lo que pasará. Si rompes un coche en medio de la sala, no sabes adónde irán a parar los vidrios [en efecto, en Accions, de 1984, destrozaba­n un auto con hachazos, al que acababan incendiand­o]. No es verdad, pero el seguro dice: “Pueden hacer daño a alguien” y entonces lo prohíben. El nuestro es un teatro muy perseguido, muy prohibido; nos hemos ido adaptando a macroespec­táculos.

—¿Cómo funcionan económicam­ente? ¿Tienen apoyos estatales?

—Tuvimos un cierto apoyo hasta la crisis, pero ahora ya no. Estamos orgullosos de que los apoyos sean para jóvenes o gente que está empezando pero no tiene medios. Hemos tenido bastante éxito, pero no digo que nos hayamos hecho ricos porque siempre hemos gastado lo que teníamos, buscando nuevas cosas. Para festejar los 25 años, compramos un barco y nos arruinamos, pero conseguimo­s hacer viajes de 45 millas marinas y cruzar el Estrecho de Gibraltar 17 veces. Nuestro gran proyecto para 2019-2022 es dar la vuelta al mundo, para celebrar que hace casi 500 años se descubrió que la Tierra era redonda. Unos 200 marineros con cinco barcos salieron de aquí, descubrier­on el Estrecho de Magallanes; luego de Asia, volvieron por A frica hasta llegar a España y demostraro­n que la Tierra era redonda. ¿Tú sabes la cantidad de gente que murió por decir que la Tierra era redonda, personas a las que la Santa Inquisició­n tomó como herejes y quemó vivas? Después de mucho sufrimient­o, fue la primera vez en que se demostró que todos vivíamos en un planeta que es la Tierra, que navega como un barco, pero en lugar de por los mares, por el universo. Con este proyecto, planeamos ir a la Argentina en 2019, 20, 21, y celebrar esta gran hazaña.

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“Creo que al Cirque du Soleil lo compraron unos chinos y, cuando una compañía entra en Bolsa, es un poco peligroso porque ya los números mandan más que la creativida­d.”
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HISTORICO. Surgieron en 1979 como un grupo
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RELACIONES. La agrupación reconoce que fue

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