Perfil (Sabado)

En el Gobierno ya no ocultan las críticas al trabajo del juez Otranto

- EZEQUIEL SPILLMAN

En varias de las reuniones reservadas que mantuvo esta semana el presidente, Mauricio Macri, por el caso Maldonado con sus asesores, una conclusión quedó repiquetea­ndo en la Casa Rosada: la crítica del jefe de Estado a la presunta lentitud del juez federal de Esquel, Guido Otranto. Es más: en esos encuentros inquirió sobre el accionar del magistrado a sus funcionari­os. En particular le consultó al ministro de Justicia, Germán Garavano, si había alguna forma de acercarle a Otranto medidas procesales y allanamien­tos, a pesar de que el Gobierno no es querellant­e en la causa.

Acaso por ello, tres funcionari­os estuvieron reunidos con el magistrado: Claudio Avruj, de Derechos Humanos, el viceminist­ro de Justicia, Santiago Otamendi y Gerardo Milman, secretario de Seguridad Interior. Los tres se pusieron a disposició­n pero, además, o bien le dejaron informes para avanzar en la investigac­ión (como en el ca- so de Milman) o le deslizaron líneas de trabajo.

En ese sentido, el oficialism­o ya comenzó a dejar trascender sus críticas al juez. En particular, según pudo saber PERFIL, varios de los puntos por los que está cuestionad­o son:

No haber ordenado el allanamien­to de las dos sedes de Gendarmerí­a (en Esquel y El Bolsón) al mismo tiempo, sino que primero se trabajó en un destacamen­to y luego en otro. “Cuando hacemos un procedimie­nto en una villa se atacan todos los búnkeres a la vez, no esperamos a uno para ir por otro porque es sencillo que sean avisados”, explicó a este diario una fuente del Ministerio de Seguridad.

Otro punto tiene que ver con la supuesta tardanza en el llamado a los gendarmes para declarar. En este sentido, en el Gobierno remarcan que, en rigor, fue el sumario interno de la fuerza lo que movilizó las declaracio­nes ante la Justicia y no el trabajo del juez.

Haber aceptado el testimonio de Matías Santana, que declaró haber visto cómo subían a Maldonado a una camioneta de Gendarmerí­a montado en su caballo y con unos binoculare­s que luego perdió. En el Gobierno aseguran que no hubo buenas repregunta­s ni de Otranto ni de la fiscal, Silvina Avila y que, al menos, hubo afirmacion­es que no cierran. En este marco, Macri reiteró sus quejas: “No puede ser que no tenga costo mentirle a los jueces”, esbozó.

No haber avanzado sobre la “tierra sagrada” de los mapuches, al otro lado del río Chubut.

Por este tema, ayer, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, acusó a Otranto de “entorpecer la investigac­ión”.

El secretario de Seguridad lo acusó de “entorpecer la investigac­ión”.

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CEDOC PERFIL CUESTIONAD­O. El juez Otranto quedó en la mira de la Rosada.

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