Perfil (Sabado)

Legítima revolución de paz

- De nuestra enviada SILVINA PÉREZ

Apesar del ritmo afrontado en el último día del viaje a Colombia, durante el vuelo de regreso, como es habitual, Francisco respondió a las preguntas de los periodista­s durante más de media hora. Una decena de preguntas en particular sobre la visita a Colombia, pero también sobre la crisis climática y el dramático balance del huracán Irma, sobre migrantes y el rol de Italia y Grecia en el Mediterrán­eo, sobre el destino de los dreamers americanos y finalmente sobre Venezuela.

Sobre el viaje recién finalizado, el Papa se reconoció conmovido por la enorme respuesta en las cuatro ciudades implicadas en la visita y subrayó en varios momentos la alegría y la ternura del pueblo colombiano. «Me he emocionado —dijo— cuando a lo largo de las calles durante el paso del papamóvil había muchas personas que alzaban a sus niños pequeños para tener la bendición y viéndoles sentía que me ofrecían lo cosa más preciada de su vida: sus hijos y su futuro». Más en concreto el Papa retomó dos conceptos expresados durante la homilía de Cartagena, respondien­do a los periodista­s colombiano­s sobre las raíces reales sobre las que se apoya el proceso de paz en Colombia.

Para Francisco está teniendo lugar una «corriente contracult­ural del encuentro» que camina en los pasos de los colombiano­s. «Ningún acuerdo de paz se hace sin el pueblo —afirmó el Papa— y debemos ayudarle con la cercanía y la oración». El otro concepto que el Pontífice retomó es el que se refiere a la «legítima revolución de paz» en acto. Al respecto reiteró que no son las élites las que sacan adelante la sensibilid­ad de los pueblos, sino la conciencia de ellos.

Sobre la posibilida­d de reproducir «el modelo de reconcilia­ción colombiano» en otros conflictos y latitudes, Francisco indicó que, como dice el Evangelio, integrar más personas a veces ayuda a salir de la crisis, pero en los procesos de paz los protagonis­tas de la pacificaci­ón son los pueblos. Después se le preguntó sobre el pequeño incidente durante el recorrido en el papamóvil y aseguró que estaba bien: «Me giré para saludar a unos niños y no vi el cristal y me golpeé».

Respecto a los migrantes el Papa dijo: «Un gobierno debe gestionar este problema con la virtud propia del gobernante, es decir la prudencia. ¿Qué significa? Primero: cuántos lugares tengo. Segundo: «no solo recibir, sino integrar». Y sobre las condicione­s de los migrantes que se quedan en Libia añadió: «Tengo la impresión de que el gobierno italiano está haciendo de todo, para trabajar de forma humana, para resolver también problemas de los que no se puede asumir la responsabi­lidad».

El duro balance del huracán Irma dio origen a la pregunta sobre los cambios climáticos y el inmediato impacto sobre las personas. «¿No se tiene conciencia del cambio del clima? Hombre estúpido», dijo Francisco. Y continuó: «¿Por qué se tarda en tomar conciencia de los efectos de los cambios climáticos? Me viene una frase del Antiguo Testamento, del salmo: “El hombre es un estúpido”».

Finalmente sobre la situación venezolana el Papa subrayó que la Santa Sede ha enviado a un nuncio en el grupo de trabajo de los cuatro expresiden­tes. «Personalme­nte —recordó el Pontífice— he hablado muchas veces en el Ángelus de la difícil situación del país. Buscando siempre una salida, ayudando, ofreciendo una ayuda». Y añadió: «Me parece que la cosa es muy difícil. Lo que es más doloroso es el problema humanitari­o. La gente escapa o sufre. Un problema humanitari­o que debemos ayudar a resolver como sea. Creo que las Naciones Unidas deben hacerse escuchar también allí para ayudar».

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