Perfil (Sabado)

MERCADERES ERAN LOS DE ANTES

- MICHAEL JUHRAN*

Arenques del mar Báltico y el mar del Norte, sal de Luneburgo, pieles de Rusia, cereales del Báltico y bacalao de Noruega: con estas mercancías, los mercaderes de Lübeck, en el norte de Alemania, dominaron entre los siglos XII y XVII el comercio en Europa. Hoy, ninguna otra ciudad alemana permite sumergirse de forma tan auténtica en los tiempos de la Liga Hanseática. Sobre todo este año merece la pena visitar la ciudad, porque celebra el 30º aniversari­o de la proclamaci­ón de su centro medieval como Patrimonio de la Humanidad. La ciudad báltica de Lübeck debe la distinción otorgada en 1987 por la Unesco a su historia como “Reina de la Hansa”. Este verano boreal, el número 30 está presente en todas partes de la ciudad. Por ejemplo, las personas de 30 años de edad tienen entrada libre a los museos municipale­s. Bajo el lema “¡De repente 30!”, la ciudad ha desarrolla­do un programa que invita a redescubri­r su propia historia. También los turistas están invitados. Un lugar para celebrar la efeméride es el Museo Hanseático Europeo, donde el visitante puede enterarse de cómo los comerciant­es y marineros hacían frente a la nobleza, a los piratas, a la peste y a los elementos naturales. Después de la visita al museo, uno puede explorar Lübeck con sentidos más agudizados. La Puerta de Holsten es el símbolo de la ciudad. Alberga un pequeño museo donde se puede leer: “Concordia domi foris pax” (concordia interior, paz exterior). Esta máxima le proporcion­ó a Lübeck gloria y riqueza. Sin embargo, la exposición revela que los habitantes de Lübeck no siempre se apegaron a su lema. Por ejemplo, en el siglo XIII atacaron la ciudad báltica de Stralsund cuando los mercaderes locales se habían convertido en serios competidor­es del comercio del arenque. Los imponentes almacenes de sal situados junto a la Puerta de Holsten permiten hacerse una idea de la intensa actividad comercial que se desarrolla­ba durante la época hanseática en esta ciudad ubicada a orillas del río Trave. Todos los días, cientos de barcos esperaban aquí ser cargados y descargado­s. Fue necesario crear almacenes temporales para la sal, la madera y las telas, lo que atrajo a Lübeck mano de obra. La ciudad vivió su auge entre los siglos XII y XVII, y se convirtió en la segunda más grande de Alemania. El mundo suntuoso y lujoso en el que vivían los comerciant­es se puede apreciar hoy en la sala de arte St. Annen, donde se exponen elegantes muebles adornados con taracea, vajillas preciosas, vestidos caros y finas joyas. La riqueza de la ciudad también atrajo a grandes

artistas de Flandes, Italia y Francia. Los hanseático­s dejaron en el centro de Lübeck los monumentos más notables a su afán de riqueza y poder: el ayuntamien­to y la iglesia de Santa María. La humildad llegó con la peste, que erradicó a un tercio de todos los comerciant­es. El último congreso hanseático en Lübeck se celebró en 1669. Después del descubrimi­ento de América y la apertura de nuevas rutas marítimas a Asia, el comercio ultramarin­o ganó cada vez más peso. Incluso la venerable Sociedad Marítima de Lübeck se vio obligada a alquilar sus locales a un restaurant­e.

 ?? FOTOS: SHUTTERSTO­CK ?? MULTIFESTE­JOS. La ciudad del Báltico cumple treinta años como Patrimonio de la Humanidad.
FOTOS: SHUTTERSTO­CK MULTIFESTE­JOS. La ciudad del Báltico cumple treinta años como Patrimonio de la Humanidad.
 ??  ??
 ??  ?? PLANES. Los de 30 entran gratis a muchos museos y atraccione­s.
PLANES. Los de 30 entran gratis a muchos museos y atraccione­s.
 ??  ?? PUERTA DE HOLSTEN. Es el símbolo de la ciudad.
PUERTA DE HOLSTEN. Es el símbolo de la ciudad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina