Hollywood XL y su imparable mal clima
GEO-TORMENTA Título original: Geostorm Dirección: Dean Devlin Guión: Dean Devlin y Paul Guyot Intérpretes: Gerard Butler, Abbie Cornish, Daniel Wu, Jim Sturgess y Andy Garcia Origen: Estados Unidos (2017) Duración: 109’
Demasiado pronto? ¿Demasiado realista? ¿Demasiado inocente? Los primeros minutos de Geotormenta muestran dos fatalidades. Una, la obvia, aunque Trump y una partecita del planeta lo nieguen, es el cambio climático contemporáneo y los desastres que acarrea. El material de archivo explícito en cuerpos y desastres que hasta hace días veíamos en los noticieros y que ahora abre el film deja en claro la segunda fatalidad mientras ilustra descaradamente la primera. Esa segunda fatalidad es Hollywood y su maquinaria: tan loco- motora en sus gastos, modos y calendarios apretados a la hora de las películas enormes (porque ya llega la otra película enorme), que ni siquiera la Madre Naturaleza la puede frenar.
Y Geo-tormenta, untada en la intencional grasa que sabe exudar Gerard Butler, otra vez jugando al héroe decente pero con barba de tres días (acá le suma un conocimiento fuera de órbita, literal, sobre una nave nodriza que controla el clima en el año 2019), puede con ambas fatalidades. Le falta el carisma o incluso la torpeza para sacudirse esa quemadura de tercer grado que son los sucesos recientes. Pero le sobra ridículo, que podría considerarse un anticuerpo incluso. Le sobra absurdo de la forma más saludable posible: llega a caricatura cuando quiere ser épica y también cuando quiere ser simpática. Sabe ser Bugs Bunny bajo la tormenta.
Es un perfecto ejemplo de una involuntaria clase B, que mira al mundo en el retrovisor y se ríe, oscilando entre la locura y lo mercachifle. Ese instinto se debe a Gerard Butler, que a través de este film-desastre prueba que la naturaleza y Hollywood se parecen, al menos en los modos, en sus peores días y sus mejores héroes sin afeitar.