Alegato de Francisco contra las armas nucleares
Las armas nucleares sólo proporcionan a los países “una falsa sensación de seguridad” y su posesión debe ser “condenada firmemente”, dijo ayer el papa Francisco.
“Las relaciones internacionales no pueden ser presa de la fuerza militar, de la intimidación mutua y la ostentación de las reservas de armas. Las armas de destrucción masiva, especialmente las a r mas nuclea res, sólo crean una falsa sensación de seguridad”, agregó el Sumo Pontífice.
“Si también tenemos en cuenta el riesgo de una detonación accidental como resultado de un error de cualquier tipo, la amenaza de su uso, así como su simple posesión debe ser condenada firmemente”, sostuvo.
Francisco recibió en audiencia a 350 participantes del Simposio Internacional sobre Desarme, bajo el lema “Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y por un desarme integral”, promovido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano.
Del encuentro participan, entre otros, once premios Nobel de la Paz, autoridades de la ONU y la OTAN, diplomáticos de países como Estados Unidos, Rusia, Corea del Sur e Irán y también fundaciones, organizaciones y sociedades civiles. Miedo. “Hay que condenar con firmeza la amenaza del uso de armas nucleares, no sólo su posesión, sino su mera existencia, que es funcional a una lógica del miedo que no involucra sólo a las partes en conflicto, sino a todo el género humano”, dijo el Papa a los participantes.
Francisco expresó también su temor a que las armas nucleares terminen en manos de terroristas.
“Las tecnologías nucleares se están expandiendo a través de canales de comunicación telemáticos. Estamos ante escenarios angustiantes si se tienen en cuenta los retos de la geopolítica contemporánea, como el terrorismo o los conflictos asimétricos”, comentó.
“Los instrumentos legislativos internacionales no han impedido que nuevos Estados adquieran armas nucleares”, recalcó.
No sólo se debe condenar el empleo premeditado de armas de destrucción masiva, como son las armas nucleares, sino que su mera posesión ya es condenable, ya que su ostentación responde a una estrategia disuasoria basada en el miedo e incluso existe el riesgo de una detonación accidental.
“Es un hecho que la espiral de la carrera armamentística no tiene fin y que los costes de la modernización y del desarrollo de armas, no sólo nucleares, representa un gasto considerable para las naciones, a la vez que sitúa en segundo plano las verdaderas prioridades de la humanidad que sufre: la lucha contra la pobreza, la promoción de la paz, la realización de proyectos educativos, ecológicos y sanitarios, y el desarrollo de los derechos humanos”, concluyó el Papa.