Perón y Balbín, un gesto de unidad incomprendido en su propia época
La estancia de Perón en Buenos Aires se prolongará por 27 días y transcurrirá con una intensa agenda de reuniones en ese chalet de Vicente López. Por allí desfilarán dirigentes de todo el espectro peronista. Recibirá en dos oportunidades al caudillo radical y viejo adversario Ricardo Balbín, y tendrá con él un abrazo histórico luego de una reunión multipartidaria en la confitería Nino, en la Avenida Libertador, a pocas cuadras de la casa en la que residía. Dijo Balbín en una de esas dos reuniones: “Es una conversación entre dos argentinos que olvidan sus pasados y hablan de las perspectivas del futuro nacional” .
El primer encuentro multipartidario y multisectorial convocado por Perón había sido anticipado en reuniones previas y se realizó el lunes 20 de noviembre. Hubo algunos forcejeos antes del inicio en la puerta de entrada entre la representación de la CGT, encabezada por José Ignacio Rucci, y la Juventud Pe- ronista. Estuvieron presentes, entre otros, los radicales Ricardo Balbín y Enrique Vanoli, los democristianos José Antonio Allende y Augusto Conte Mac Donell y Horacio Sueldo y Arturo Ponsatti, el socialista Víctor García Costa; Jorge Abelardo Ramos y Jorge Eneas Spilimbergo, de la izquierda nacional; los nacionalistas Marcelo Sánchez Sorondo, José María Rosa y Mario Amadeo, los conservadores populares Vicente Solano Lima y Eduardo Paz, los justicialistas Miguel Revestido, Jorge Taiana, Nélida de Miguel y Rodolfo Tecera del Franco, por el Encuentro Nacional de los Argentinos, Jesús Porto, por el denominado radicalismo yrigoyenista Alberto Assef; por la CGT, junto a Rucci, José Rodríguez y Ramón Baldassini, por la CGE, José Ber Gelbard e Ildefonso Recalde y por la Federación Agraria, Humberto Volando.
Perón, flanqueado por Héctor J. Cámpora y José López Rega, pronunció un discurso introductorio en el que explicó las ideas de su movimiento a la luz de su reciente experiencia europea, instó a construir la unidad nacional y pidió que las representaciones partidarias y sociales dijeran su pensamiento e hicieran las preguntas que consideraran convenientes. Al concluir la reunión el general Perón saludó a todos y se retiró acompañado por el coronel Jorge Osinde.
La convocatoria fue la primera de una serie de reuniones que se realizaron luego, con Perón y con Cámpora, en los hoteles Savoy, Plaza y Crillón, y también en la casa de Benito Llambí, que culminarían con las reuniones para la elaboración de la Coincidencias Programáticas y la conformación del Frente Justicialista de Liberación, el Frejuli. El regreso definitivo se produciría meses más tarde, ya con Cámpora en la presidencia, el 20 de junio del 73. Lo que había sido pensado como un reencuentro feliz y entusiasta del líder con su pueblo se transformará en una batalla campal que culminará en un baño de sangre. El “trasvasamiento generacional” sería cruento y preanunciará la tragedia que sucederá a la muerte de Perón, meses después de su regreso al país y la consagración de su tercera presidencia, que quedaría trunca.