“Mi hijo nacerá sin conocer a su papá”
Ruth Gómez está embarazada de cinco meses. Su marido Mario Toconás era uno de los tripulantes del ARA San Juan. Por primera vez se decide a contar su historia. “Nadie los
Ruth Gómez cursa el quinto mes de embarazo. No se siente bien. Le sube la presión, se marea y se descompone. Intenta que la angustia no le gane al cuerpo y no la afecte demasiado. Es difícil. Su marido, y padre de sus hijos, era el cabo principal Mario Toconás, uno de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que desapareció sin dejar rastros, un mes atrás.
La mujer parece resignada, pero no lo está del todo. “Mi hijo de 9 años me dijo que espera el milagro de Navidad”, cuenta en diálogo telefónico con PERFIL. “La última foto que le mandé era para que vea cómo iba creciendo la panza. El mismo día que salieron, me hice una ecografía para saber el sexo del bebé. Mario me pidió que no se la envíe porque quería descubrirlo a su vuelta, personalmente. Mi hijo nacerá sin su padre. No va a poder de- cirle “papá”. Se lo arrebataron”.
—¿Cuándo tomó conocimiento de la desaparición del submarino?
—Por las noticias. El 14 a la noche me llamaron desde la Armada diciendo que estaba todo bien, que no pasaba nada. Me dijeron: “No sé qué habrás escuchado”, pero que sólo era un problema de comunicación, que no era nada grave. Yo les repliqué: “Si vos me llamás a las 12 de la noche para decirme que no me preocupe, ya me estoy preocupando”. Me aseguraban que estaba todo bien.
— Las horas pasaban y no había respuesta... ¿Cómo reaccionó?
—Al otro día, me llaman mis cuñados para preguntarme si el submarino en el que estaba Mario se había perdido. Lo habían visto en las noticias. Puse la tele y sí, vi que no lo encontraban.
—¿Qué piensa que pudo haber pasado?
—A esta altura, ya no sé qué pensar. Nos han dicho tantas cosas y, a la vez, nada. Todo lo que nos dijeron, fueron indicios. Primero, fue la comunicación, después, un tema de batería, después una falla de la electricidad; las llamadas que no eran las llamadas...
— ¿Cree que pueden estar vivos o perdió la esperanza?
“No pude ni decirle el sexo del bebé. El dijo que quería que se lo contara a la vuelta, en persona”
—Sinceramente, espero que estén bien, pero ya pasó mucho tiempo, ¡un mes! Ellos esperaron demasiado –dos o tres días– para salir a buscarlos.
—¿Cuáles son los principales reclamos de las familias querellantes en la causa de la que forma parte?
—Principalmente, reclamamos el tiempo que tardaron en salir a buscarlos. Además, nosotros como familia sabemos que el submarino no estaba en condiciones. Tenía muchos desperfectos. La oposición y el oficialismo callaron y todos siguen callados. El ministro (Oscar Aguad), que estuvo un día antes con nosotros, informó en televisión que estaban todos muertos. ¿Por qué no nos dijo eso a nosotros? Cuando lo tuvimos enfrente, le pregunté por qué ellos estaban ahí, en esa posición, en esa misión de rastrear los barcos pesqueros cuando eso no lo tiene que hacer la Armada. —¿Y cuál era su misión? —El submarino no está para ver si entran barcos y se
roban peces, está hecho para la guerra. A menos que haya sido otra la misión y la estén ocultando. —¿Mario le comentó algo?
—No, él era muy resguardado con ese tema. Otros familiares cuentan que hubo fallas antes de salir de Ushuaia, a mí no me dijo nada porque no quería preocuparme.
—¿Nunca demostró temor de que pasara algo?
—No. El amaba su trabajo, servir... estar ahí... De la anterior navegación, vino todo golpeado en la pierna. Supe después que era porque el submarino se había ido, de pronto, para abajo. —¿Estaba preocupada habitualmente cuando él salía con
el submarino?
—Sí, claro. Sobre todo en las navegaciones largas en las que no tenían comunicación directa con nosotros. —¿Siente que los abandonaron?
Desde el momento que zarparon. Nadie los cuidó. Los mandaron a un suicidio.