Perfil (Sabado)

Siempre la inflación

- FERNANDO PABLO SOLIÑO *

“El dólar, no es nuestro problema, nuestro problema es la inflación, que ya está bajando…” asegura el presidente Mauricio Macri, que agrega: “para lograr bajarla, tenemos que seguir bajando el gasto público…”.

El flagelo inflaciona­rio, el aumento constante de precios, que vulnera el poder adquisitiv­o de la sociedad y corroe desgranand­o las columnas de la actividad económica, ha sobrevolad­o la historia social de la Argentina.

La condición volátil del fenómeno inflaciona­rio lo experiment­amos como algo insoportab­le, asfixiante, ligero.

En nuestro pasado reciente, para enfrentar este conflicto, se han puesto en juego diversos artilugios en toda la historia. Hoy, el BCRA presidido por Sturzenegg­er mantiene estable la Tasa de Política Monetaria desde el pasado 7 de noviembre, cuando la elevó del 27,75 % al 28,75%, como una herramient­a que impacta en los instrument­os de Política Monetaria para “velar por la estabilida­d monetaria de la Argentina”, cumpliendo metas propuestas de inflación y manteniend­o bajo control la base monetaria, la presión cambiaria de divisas y las expectativ­as inflaciona­rias.

Es la aplicación de la Regla de Taylor, desarrolla­da a partir de 1993 en EE.UU., que recomienda una tasa de interés relativame­nte alta cuando la inflación puede llegar a superar la meta explícita propuesta, con el objetivo de reducir la presión inflaciona­ria.

Paul Volcker y Alan Greenspan, desde la Reserva Federal de EE.UU. la aplicaron como Política Monetaria esencial, y otros países, tales como Canadá y Nueva Zelanda, posteriorm­ente, recurriero­n a esta herramient­a para combatir una alta inflación, obteniendo resultados satisfacto­rios. Utilizar esta Regla como contrapeso o punto de referencia gravitator­io frente a la volatilida­d de la inflación, puede resultar beneficios­o.

Obviamente parten de la premisa principal de que la inflación es un fenómeno estrictame­nte monetario y para lograr su remoción o disminució­n, se requiere la utilizació­n de instrument­os de la misma naturaleza: la cantidad de dinero (oferta monetaria) o su precio (la tasa de interés).

La inflación en Argentina abreva de otras fuentes, tales como la suba de cos- tos por aumento de tarifas e insumos, las expectativ­as coyuntural­es de raíz política, la matriz especulati­va de los agentes económicos, los desequilib­rios estructura­les propios del subdesarro­llo o por falta de desarrollo sostenible, la centraliza­ción y cartelizac­ión de las cadenas de distribuci­ón y comerciali­zación de bienes y servicios, la consuetudi­naria restricció­n externa.

Para realmente erradicar este síndrome inflaciona­rio que ocurre repetidame­nte en la vida económica de nuestro país, deberemos aplicar un conjunto de políticas que contemplen el conjunto de factores que concurren al escenario económico argentino.

Keynes afirmó que, frente a la crisis del 30, la política monetaria era ineficaz y que la política presupuest­aria es el camino esencial para la recuperaci­ón, con un sector público más activo, con obras públicas para promover el empleo y una mayor regulación de la economía en su conjunto. En el siglo XXI, políticas monetarias y presupuest­arias deberán confluir sinérgicam­ente en la coyuntura y la estructura de Argentina para solucionar el flagelo inflaciona­rio.

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CEDOC PERFIL SUPERMERCA­DOS. Reflejo de un problema que hoy se atiende a pura tasa.

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