Ahora la mayor fuerza está en las mujeres
Un muy astuto y eficaz reciclaje de la saga de Star Wars creó el estadounidense Rian Johnson con esta nueva entrega de la space opera creada por George Lucas ( Indiana Jones).
Johnson que dirigió algunos capítulos de la serie Breaking Bad y otros films y además se encargó del guión de este reinicio de la popular y millonaria saga mítico-épica, puso el acento en que la mayor fuerza, y se presume el futuro de nuevas entregas, está en las mujeres.
Acá se pueden derramar algunas lágrimas en homenaje a la fallecida el año pasado Carrie Fisher, y se la puede ver (en su actuación póstuma) liderando un sólido equipo de mujeres, en su clásico papel de la legendaria Leia, a cargo del grupo de los rebeldes. También entre los nuevos personajes, aparece Laura Dern ( Corazón salvaje), como una conquistable vicealmirante a cargo de la nave en peligro y junto a ella vuelve a mostrarse Daisy Ridley, la joven guerrera Rey, que viaja hasta las tierras del planeta Ahch-To en el que habita el inigualable Luke Skywalker (que permitió la reaparición de Mark Hamill), para que la inicie en los secretos de los Jedis.
La trama, muy bien orquestada por Johnson, si bien pone énfasis en esta nueva heroína: Rey, no por eso descuida los diversos rubros que integran la saga. El cineasta observa el origen de la creación de Lucas como si fuera una figura geométrica de varias caras. De este modo, logra revelar algunos secretos del pasado de los personajes –que mejor no revelar–, les aporta una profundidad humana a los protagonistas principales que enriquecen no solo el aspecto épico-político de la aventura, también le otorga un costado más interesante e inquietante a la vez a la historia. Sin esquivar un tono sutilmente humorístico (las escenas de Chewbacca y esos pequeños bichos que se parecen búhos), que le suman al relato una especie de distanciamiento, como para decirle al espectador que no se olvide que además de una contienda bélica y de ciencia ficción, Star Wars es en esencia un entretenimiento que se apoya en una herencia trágica y mítica a la vez extraída del universo imaginativo de George Lucas.
L o pr imero que se debe aclarar de los enunciados que propone Johnson en su guión a modo de clisé, es que enfrenta a buenos y malos y le añade algunos villanos, que tal vez no aportan nada especial, pero suman, es el caso del personaje, algo parecido a un mercenario, que interpreta Benicio del Toro. Aunque quienes se enfrentan encarnizadamente son los enemigos del Primer Orden contra los Rebeldes que aspiran a formar una República, en lugar de un régimen totalitario, como el que propone el temible y supremo líder Snoke, del que depende el joven Kylo Ren.
Hay una escena que políticamente puede resultar co- nocida al público y es cuando se enfrentan cara a cara Kylo Ren y Rey y él le dice que se asocien, que sigan juntos y juntos terminen con todo lo referido al pasado, rebeldes, Jedis y demás y ella se queda algo sorprendida y poco convencida de ese argumento. Lo cierto es que después la chica tendrá que atravesar una prueba de fuego, cuando el temible Snoke al que responde Kylo Ren, la intentará asustar con un truco y consigue que el cuerpo de la muchacha vuele por los aires. La puesta en escena de esta situación, además de la repulsiva presencia de este sanguinario personaje, sorprende por su estética bien diseñada y más aún cuando espadas luminosas y sangre comienzan a confundirse en la pantalla.
Un género como el western que también ha sido incluido a lo largo de las distintas entregas de Star Wars, acá está presente en una impactante situación jugada por Kylo Ren y Luke Skywalker. Lo que indica que debido a la importancia que el guionista-director les otorgó a las figuras de los jóvenes Rey y Kylo, también puede decirse que es una película de iniciación, de aperturas hacia nuevos contenidos. En ese aspecto no se debe obviar al valiente piloto de aviación de los rebeldes a cargo del guatemalteco Oscar Isaac.
Si bien hay secuencias que podrían abreviarse, se destaca el preciso uso que se hace de los efectos especiales y el valor dramático que se le otorgó a la mayoría de los personajes principales.