SU PASADO LA CONDENA
La Valeta será en 2018 una de las dos capitales europeas de la cultura. Sin embargo, en realidad toda Malta lo va a celebrar. La pequeña isla mediterránea atrae a los turistas con una gran historia. Para describir la resonancia cultural de la isla, Kenneth Zammit Tabona elige una comparación marcial: “Yo soy un rottweiler. Una vez que haya hincado mis dientes en algo, difícilmente lo soltaré”. Tabona, de 60 años, es un pintor cuya vivienda en la pequeña ciudad de San Julián está llena de muebles antiguos; las paredes, cubiertas de cuadros hasta el techo. Tabona es un artista polifacético, conocedor de la sociedad maltesa y director artístico del exitoso Baroque Festival, que se celebra en Malta desde 2013. “De forma no oficial extenderemos la capitalidad cultural a toda la isla”, decreta Tabona mientras mira divertido desde su sillón por la ventana de su reino barroco. Incluso la Oficina de Turismo habla abiertamente de una fiesta en toda la isla con La Valeta como punto neurálgico. La Valeta no sólo es la capital europea situada más al sur, sino también la más pequeña. En esta ciudad viven sólo menos de 6.000 personas en una superficie de nada más que un kilómetro cuadrado, menos que la del zoológico de Berlín. Sin embargo, La Valeta pertenece desde 1980 al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Cada casa del casco viejo figura en la lista de monumentos nacionales. Por tanto, hay mucha historia en un espacio muy pequeño. Pero ¿La Valeta es hoy sólo un gran museo al aire libre? De ninguna manera. En el céntrico Caffe Cordina, la gente se sienta por la tarde bajo sombrillas, toma café, bebe Aperol Spritz o come un trozo de pastel dulce. Los camareros apenas dan abasto en este café tradicional. Sin embargo, no solo este centro turístico en el casco viejo está animado
y no solo son turistas los que deambulan por los callejones. También los propios malteses han redescubierto La Valeta y los comercios están llenos. En muchos lugares han abierto nuevos hoteles boutique. “La Valeta está de moda otra vez”, dice Tabona. Desde siempre, un recorrido turístico por La Valeta debe incluir el Palacio del Gran Maestre, la Catedral de San Juan y la Casa Rocca Piccola, un palacio de más de 400 años de antigüedad. De todos modos, como Capital Europea de la Cultura, La Valeta tiene que ofrecer algo más que antiguos tesoros. El arquitecto estrella, Renzo Piano, ha reemplazado la vieja puerta por dos grandes bloques de hormigón. El italiano también ha diseñado el nuevo edificio del Parlamento y ha convertido en un teatro al aire libre la antigua ópera, destruida durante la Segunda Guerra Mundial. La capitalidad cultural debe insuflar más vida a La Valeta durante 2018. Se han planeado más de 140 proyectos culturales y 400 eventos, desde la ópera clásica hasta música y cine, pasando por performance y diseño. Durante el evento inaugural, el 20 de enero, se ofrecerán en las plazas de la ciudad música, teatro, baile y videoarte. Sandro Debono es un hombre de la vida cultural que ve el “boom” de La Valeta con cierto esceptismo. Este historiador del arte fue director del antiguo Museo Nacional de Bellas Artes y dirige el proyecto para transformar este recinto en el nuevo museo de arte MUZA, que se inaugurará para mediados de 2018. En un restaurante pequeño, Debono ha pedido un plato de queso de oveja y cuenta cómo ve las cosas: “Hay una historia positiva que tiene que ver con muchas oportunidades, y hay una historia negativa de miedos y amenazas. Y a veces es difícil distinguir entre las dos. Los alquileres y los precios de las casas han aumentado enormemente”, explica Debono. “Los hombres de negocio dicen que si tú tienes dinero lo inviertas en La Valeta. Para la gente común, es ahora mucho más difícil vivir en la ciudad”, critica. Como Capital Europea de la Cultura, los callejones de la ciudad probablemente van a verse aún más concurridos de lo que ya están. La localidad tiene un encanto especial, justamente por ser tan pequeña. Y Tabona lo sabe. “Podría maldecirme a mí mismo hoy si no hubiese comprado una casa en La Valeta. Hace diez años, incluso podría haber comprado un pequeño palacio”.
El 20 de enero se ofrecerán en las plazas música, teatro y baile