La fusión de dos estrellas de neutrones, el descubrimiento científico del 2017
original tratamiento contra la leucemia fueron seleccionados como los avances del año.
“Si lo hubiera contado en el año 2000 era ciencia ficción y ahora en 2017 es una realidad. Por eso es uno de los avances más importantes del año, es increíble”, asegura el astrónomo argentino Diego García Lambas, quien junto con los otros dos directores de la colaboración científica Toros (Transient Optical Robotic Observatory of the South), Mario Díaz y Lucas Macri, participó de la primera observación de la colisión de dos estrellas de neutrones que se logró gracias a los detectores de ondas gravitacionales LIGO, en Estados Unidos y Virgo, en Italia. El hallazgo fue elegido como el avance científico del año por la revista Science.
Las detecciones a través de ondas gravitacionales permitieron que más de setenta telescopios espaciales y terrestres, entre ellos el de Bosque Alegre de Córdoba, lo encontraran y pudieran observar la colisión. El descubrimiento permitió probar que las estrellas de neutrones se fusionan y que son la fuente de rayos gamma de corta duración. También se comprobó que de estas colisiones surge gran parte de los elementos más pesados que el hierro ya que los instrumentos que analizaron la composición química encontraron oro y platino.
“La supernovas, que son las evoluciones más habituales de las estrellas, proveen todos los materiales, hasta el hierro, pero hay más, por lo que nos preguntábamos si los elementos más pesados se generaban en otras estrellas”, explica García Lambas, director del Instituto de Astronomía Téorico y Experimental. “Se pensaba que la fusión de dos bolas de neutrones formaría una especie de horno exquisito para generar elementos de muy alto número atómico. Era una teoría que con esto se corroboró”.
Según Science, es el evento más estudiado en la historia de la astronomía con 3.674 investigadores de 953 instituciones que trabajaron en colaboración.
La revista también eligió el descubrimiento de una nueva especie de orangután, Pongo tapanuliensis, que habita en la isla indonesia de Sumatra, y el desarrollo de la microscopía crioelectrónica que permite generar imágenes tridimensionales de las moléculas. Por la creación de esta técnica Jaques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson obtuvieron el Premio Nobel de Química 2017.
A la lista de Science se suma la plataforma para la prepublicación de investigaciones sobre biología aún sin revisión, y un fragmento de hielo antártico de 2,7 millones de años que científicos de las universidades estadounidenses de Princeton y de Maine encontraron en la Antártida. Como una portal al pasado, el hielo contiene pequeñas burbujas de la antigua atmósfera de la Tierra.
Además, la revista eligió un detector por tátil de neutrinos; una droga contra el cáncer que lo ataca en su ADN ya aprobada por la Administración de A limentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos para el tratamiento de melanoma y otro tipo de tumores; y la terapia génica aplicada a bebés que nacieron con una enfermedad neuromuscular hereditaria mortal.
La lista se completa con los restos de una calavera de Homo sapiens hallados en Marruecos de 300 mil años, alrededor de 100 mil más que los fósiles de Etiopía hasta ese momento considerados los más antiguos. Y la edición genética, que permite corregir mutaciones específicas en el ADN y en el ARN. Los investigadores estudian los alcances de la aplicación de la técnica conocida como Crispr, en la que contribuyó el argentino Luciano Marraffini.
Finalmente, otro ítem destacado por la revista fue la gran marcha y las movidas de miles de científicos organizadas contra las políticas ambientales y sectoriales que instrumentó Donald Trump en estos doce meses.
“Si lo contaba en 2000 era algo de ciencia una realidad.”