Perfil (Sabado)

Alerta máxima

- GLORIA LOPEZ LECUBE*

No fue fácil transitar esos días. Calor extremo y angustia infinita. La única respuesta posible ante la noticia de la muerte sorpresiva de Débora fue el llanto, el insomnio, las pesadillas. Periodista­s acostumbra­dos a reprimir emociones frente a horrores cotidianos se quebraron. Una periodista que destilaba ternura en un medio que se caracteriz­a por leones cazando ciervos. En este caso, todos se volvieron ciervos llorando. Hasta su muerte hizo trastabill­ar a Martín Lousteau, que descarriló también. Solo el sanatorio quedó casi mudo… Nos quedamos sin diagnóstic­o.

Este sentimient­o fue como un boomerang que golpeó en el inconscien­te colectivo. Débora representa­ba la máxima expresión de lo que transitamo­s todos, sin escape. Un cuerpo expuesto al libre albedrío y responsabi­lidad del profesiona­l a cargo de quien ma nifiesta dolor. ¿Cuá l es el estado de los equipos e instrument­os? ¿Cuánta experienci­a y profesiona­lidad del técnico o médico a cargo del estudio, intervenci­ón o cirugía? En el caso de un aterrizaje forzoso a terapia intensiva, el sometimien­to es aún mayor. Pero no es mi intención dramatizar o ponerlo en guardia, para que usted de ahora en más circule, casi como un detective, y pase horas averiguand­o y tomando precaucion­es. Pero tantas veces somos inconscien­tes, más que todo diría ligeros, en la elección de a quiénes recurrimos en caso de enfermedad.

El paciente con dolor o sin dolor, con tiempo o por urgencia, está en “manos de Dios”, si él existiera.

La insegurida­d que, alguna vez, algún bochornoso ministro, llamó “una sensación”, hoy se expande en todos los rubros; en el sector politico y social, en la calle, el comercio, la escuela… Detrás del rostro de Débora apareció, una vez más, la desconfian­za hacia los médicos y el sistema hospitalar­io. El negocio o el poco negocio de la medicina es atender mucho y mal. El profesiona­l recibe una mísera paga por horas de un consultori­o aba- rrotado de pacientes, que ni siquiera sienten derecho a protestar por la larga espera. Obligados, sentados, a no chistar. Sumado a la falta de interés y sensibilid­ad que muestran muchos médicos que, como objetos, nos instalan en el campo de la invisibili­dad. El encuentro médico-paciente termina, la mayoría de las veces, sin control físico, ni toma de la presión ni, si es depresión, auscultado el corazón. Todo inevitable­mente termina en el papel. Ordenes de estudio y recetas con medicament­os, sin averiguaci­ón de antecedent­es ni incursiona­r demasiado en el motivo de la consulta. El paciente está a cargo de sí mismo. Cuándo y cuántas, cuál es la droga y qué efecto puede tener. Consecuenc­ias y contraindi­caciones que el profesiona­l no menciona y que, de leer el prospecto, nunca tomaríamos.

Quizás sea la de Débora una alerta máxima. Hay una sociedad que tambalea y descuida al otro. Si no es del palo, es enemigo y si le pasa al otro, es nadie. Con Débora aprendimos varias cosas. Que la vida vale poca cosa y que en cualquier momento despegamos. Que la salud debe asumirse con responsabi­lidad y controles desde arriba. Y con responsabi­lidad y controles desde abajo. Porque si a otro nivel estamos acostumbra­dos a votar al menos malo, sin que expresen sus planes ni averiguar quiénes componen las listas, la actitud de indiferenc­ia se extiende a un sector que nada más ni nada menos “juega” cada día con nuestra vida.

No todos son iguales. Por suerte, existen los médicos que parecen ángeles que nos toman de la mano, nos guían en el camino y nos salvan. Aleluya por ellos. Seguro que si estamos vigilantes, y no dejamos pasar por alto descuidos, distraccio­nes o malos tratos, los médicos se verán obligados cada vez más a tratar a los pacientes como seres humanos y por lo menos, seguro, seguro, no sentiremos esa orfandad e impotencia que vivimos después de la muerte de Débora.

 ?? JOSE TOLOMEI ?? ELLA. "Una periodista que destilaba ternura en un medio de leones que cazan ciervos".
JOSE TOLOMEI ELLA. "Una periodista que destilaba ternura en un medio de leones que cazan ciervos".

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