La sociedad más valiosa
Frecuentemente oímos de la importancia que tiene la educación en el mundo actual. A diario, nos enterarnos y hablamos de las crecientes exigencias que imponen las empresas para tomar empleados, que al paso que van las cosas están convirtiendo al trabajo en un bien cada vez más escaso. Las organizaciones sindicales siempre le prestaron particular atención a este tema desde tiempos remotos.
En nuestro país, a comienzos de siglo pasado, la vida sindical era orientada preponderantemente por dirigentes anarquistas y socialistas que traían de Europa una sólida formación ideológica. Ellos promovieron en sus organizaciones una intensa actividad formativa y pedagógica que debe ser recordada y valorada. La irrupción del peronismo en la vida política, social y económica, cambió y para siempre la historia argentina en todos los sentidos. Y por supuesto en el terreno de la capacitación y la educación todo lo realizado fue realmente revolucionario.
La creación de Escuelas Técnicas, escuelas-fábricas, una sólida formación desde los primeros años de vida, la construcción de miles de escuelas para albergar a los maestros y alumnos de la nueva Argentina que estaba naciendo, son apenas algunos ejemplos.
Y en este sentido, la creación de la Universidad Obrera Nacional fue un hito sin antecedentes. Por primera vez los trabajadores accedían a una universidad concebida y pensada para atender las necesidades de la clase trabajadora argentina. El recuerdo de aquella universidad, trasladado a tiempo presente nos lleva a pensar en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, la UMET. Primera institución de educación superior promovida e impulsada por una organización gremial. Fue la coronación de una etapa de casi tres décadas de esfuerzo incesante que llevó adelante el Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de Edificios. Las prime- ras experiencias adoptaron el formato de cursos. Ya en 1992, abrió sus puertas el Centro de Formación Profesional Nº 28 Ministro Freire, verdadera nave insignia del gran proyecto educativo que comenzaba a tomar forma cada vez más definida, con más de cuarenta alternativas de formación, tanto para hombres como para mujeres.
El Suterh fue una de los primeros gremios que tomó conciencia de la necesidad de multiplicar el esfuerzo para facilitar el acceso al universo del conocimiento de su gente. El mundo marchaba en ese sentido, y nosotros no podíamos quedarnos atrás. El Centro Freire se fue expandiendo por toda la Ciudad a fin de acercar la formación a los distintos barrios, abriéndose desde un primer momento no solo a los afiliados y sus familias sino a la comunidad toda.
Después, en 2002, fue el turno del Instituto Superior Octubre (ISO), establecimiento de carácter terciario que se ha convertido en uno de los más reconocidos en su tipo. Y, finalmente en 2013 haber logrado superar todas y cada una de las exigencias que el sistema educativo impone para que un establecimiento sea reconocido como Universidad, constituyó un logro que difícilmente podamos describir con palabras.
A pocos años de haber comenzado sus actividades la UMET es ya una referencia y su nombre resuena con fuerza en todos los ámbitos académicos. Todo el sistema educativo del Suterh ha entregado ya más de 100 mil diplomas, certificados, y títulos, que le han abierto la posibilidad concreta a quienes con mucho esfuerzo y sacrificio, especialmente los trabajadores y trabajadoras, decidieron estudiar, capacitarse y formarse profesionalmente de contar con las herramientas para seguir transitando por el camino que dignifica la condición humana: el del trabajo.