Perfil (Sabado)

Brigada del papel: los verdaderos bastardos sin gloria

Un libro recupera los sucesos ocurridos durante y después de la ocupación nazi de Vilna, cuando existió una mítica “Brigada del papel”, que tenía por objetivo rescatar libros, documentos y tesoros culturales judíos.

- OMAR GENOVESE

El año pasado, el sello ForeEdge (Nueva York), publicó el libro Los contraband­istas de libros: partisanos, poetas, y la carrera por salvar los tesoros

judíos de los nazis, de David E. Fishman, profesor en The Jewish Theologica­l Seminary. En él se reconstruy­en los sucesos ocurridos durante y después de la ocupación nazi de Vilna, ciudad conocida como la “Jerusalén” de Lituania. El autor tomó testimonio a sobrevivie­ntes, consultand­o documentos judíos, alemanes y rusos. Allí existió la “Brigada del papel” cuyo objetivo era rescatar libros, documentos y tesoros culturales judíos en la “zona aria” de Vilna para ocultarlos en el ghetto, o hacerlos salir de la región. La integraban poetas, escritores y eruditos que arriesgaro­n todo tanto en la resistenci­a como en la construcci­ón de un búnker a 18 metros de profundida­d, donde ocultaron parte del material.

Si en Bastardos

sin gloria de Tarantino, Aldo “El Apache” Raine (Brad Pitt) era el reclutador de soldados norteameri­canos judíos y jefe de los “asesinos de nazis”, la “Brigada del papel” se formó por iniciativa de otro apache: Shmerke Kaczergins­ki. Poeta, militante de izquierda, surgió como líder natural por varios motivos. Criado en un orfanato de Vilna, encarcelad­o por activismo en la adolescenc­ia, actor, buscavidas, y con mucha calle, resistió los primeros meses de la ocupación simulando ser mendigo sordomudo (su acento lo delataba), hasta que fue arrestado. La brigada fue la respuesta al Hans Landa del momento: Johannes Pohl, enviado del Einsatzsta­b Reichsleit­er Rosenberg (ERR), grupo nazi saqueador de bie- nes culturales en los países ocupados. El poder del ERR era tal que la SS respondía a sus órdenes. Como ellos usaban mano de obra del ghetto, Shmerke participó en la selección del material robado a biblioteca­s y coleccione­s privadas.

Según Fishman, los judíos les reclamaban por qué arriesgar la vida por el papel en vez de buscar comida, la respuesta: los libros son irreemplaz­ables y, aunque provienen de los árboles, no florecen en ellos como las manzanas. Si bien Pohl pudo hacerse de tesoros para enviar al Instituto para el Estudio de la Cuestión Judía, la brigada traficó bajo sus propias narices. En septiembre de 1943 la rebelión del ghetto fracasó con la muerte del comandante partisano Vitnberg, entonces Kaczergins­ki y otros de su grupo huyeron a los bosques para luchar en la resistenci­a. Volvieron con los soviéticos que avanzaban hacia Alemania y, con la nueva ocupación, no pasó más de un año para que el antisemiti­smo de Stalin obligara a otra mudanza de los tesoros escondidos. A eso siguió el exilio ante la política de pogrom. El libro de Fishman cita las discusione­s intelectua­les en torno al rescate cultural, así como las motivacion­es de los integrante­s de la brigada.

Como corolario, queda la historia de los antagonist­as: Pohl y Kaczergins­ki. El saqueador y el prestidigi­tador. Nuestros Hans Landa y Aldo Raine. Pohl, sacerdote católico antes de la guerra, se alejó de la religión para abrazar la teoría de la superiorid­ad racial. En 1932 Pohl estudió en el Instituto Oriental de Jerusalén, por ello era “experto en judaísmo” dentro de la maquinaria del ERR. Terminada la guerra, su jefe, Alfred Rosenberg fue juzgado y ejecutado en Nüremberg. La suerte de Pohl fue mucha: un año en un campo de desnazific­ación, reinsertán­dose en el me - dio editorial alemán. El profanador de biblioteca­s trabajó allí hasta su muerte, en 1960.

Kaczergins­ki, desilusion­ado de los soviéticos, recala en París donde le sugieren emigrar para la construcci­ón de Israel. Era eso, o viajar a la Argentina, cuya comunidad judía le ofrecía trabajo en la divulgació­n de la cultura yiddish. Shmerke, compositor de tangos en esa lengua, eligió Buenos Aires. Aquí fue conferenci­sta, denunciand­o al sistema soviético enfrentánd­ose con los judíos del PC argentino que boicoteaba­n sus charlas. A pesar de eso publicó La destrucció­n de Vilna (1947), Entre el martillo y la hoz (1949), ¡Partisanos, avancen! (1947) y Era un partisano (1952), y un compendio de canciones que se entonaban en los campos de concentrac­ión y ghettos de Europa Oriental. El apache del papel también fijó la tradición oral durante el genocidio, todo un logro. En 1954, a los 45 años (como una ironía sobre el destino de Gardel), Shmerke murió en un vuelo de línea que partió de Mendoza y se estrelló contra una montaña. Un final triste como ciertos tangos, pero en yiddish, la lengua salvada gracias a su valentía.

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CEDOC PERFIL
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Imagen de clasificac­ión de libros por parte de ERR. ROSENBERG. Fue juzgado en Nüremberg y ejecutado.
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CATALOGO NAZI.

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