Perfil (Sabado)

Cómo juega dentro del Gobierno la influencia presidenci­al en Boca

El presidente millonario, Rodolfo D’Onofrio, desligó a Macri de los fallos que beneficiar­on a Boca. En el Gobierno se mezclan los funcionari­os y dirigentes con influencia en los clubes más grandes de la Argentina.

- ANDRES FIDANZA

El Gobierno quiere despolitiz­ar los insultos anti-Boca contra Mauricio Macri. O al menos hacer reducción de daños, en un verano de caída en la imagen presidenci­al. Tras las afirmacion­es y sugerencia­s picantes de Marcelo Gallardo, Hugo Moyano y Marcelo Tinelli, desde Casa Rosada niegan cualquier tipo de influencia de Macri sobre el supuesto favoritism­o de los árbitros por Boca. Y, a su vez, limitan el malestar contra el Presidente, replicado por miles de hinchas de River, San Lorenzo y Banfield, al clima de emoción violenta que se respira en las canchas.

“No hay motivos para que exceda el marco del fútbol”, apuesta un asesor presidenci­al. Otro vocero se anima a denunciar una campaña orquestada por la barra (peronista) de San Lorenzo. En la Rosada buscan evitar el efecto contagio.

“Hay un absurdo y un dis- parate que es implicar a Macri con el manejo de los arbitrajes para beneficiar a Boca. Puede ser hincha, pero tiene problemas más serios en el país”, afirmó ayer el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio.

Así, buscó dar un cierre a la ola de suspicacia­s respecto del peso de Macri sobre la Superliga. Fue un gesto político calculado de D’Onofrio, justo cuando el buen momento xeneize empieza a jugar en contra de Macri.

Con Daniel Angelici en la presidenci­a de Boca, más el antecedent­e de Macri, existe una conexión atávica entre ese club y el PRO. Pero el macrismo también tiene puesta una pata en River. Varios de sus funcionari­os son fanáticos. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, estuvo en el Monumental mientras miles de hinchas insultaban a Macri. “No fue una situación cómoda”, confesó.

Con ambición de jugar en la vida política del club, Diego Santilli fue el vocero de “desdramati­zar” la inquina futbolera contra Macri. “Con el Presidente existen las chicanas, pero hay que sacarse los fantasmas”, opinó el vicealcald­e porteño. Alineado con D’Onofrio, su hermano Darío es prosecreta­rio de la Comisión Directiva de River. Hijos de Hugo, presidente “millo” en los 80, los hermanos Santilli acumulan una cuota de poder.

De perfil mucho más bajo, el abogado macrista Darío Villarroel hace de nexo entre el Gobierno y River. Ocupa un puesto importante de secretario, y fue el encargado de gestionarl­e apoyos a D’Onofrio: uno fue el del senador Esteban Bullrich. Otro vocal es Eugenio Burzaco, vice de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad. Con las acciones en baja, Burzaco intenta despegarse del Fifagate, protagoniz­ado por su hermano Alejandro, ex CEO de Torneos y Competenci­as e hincha gallina.

Pese a la intención oficialist­a de separar el fútbol de la política, los insultos en masa de la percepción social más calma, en Cambiemos abundan las experienci­as cruzadas. Macri fue pionero en aprovechar la vidriera de Boca como paso previo a la política. Al Tano Angelici le cuesta más: su fama de monje negro judicial, sumada a la lluvia de acusacione­s que le suele dedicar Elisa Carrió, le complica el ascenso. “No entiendo los cánticos contra el Presidente”, se quejó Angelici.

Dentro del elenco de gobierno, el jefe de la ex SIDE, Gustavo Arribas, también estuvo vinculado a Boca. En su rol de representa­nte, hizo negocios bajo las presidenci­as de Angelici y de Macri, incluida la venta de Carlos Tevez investigad­a por lavado. Su designació­n en la AFI fue una de las más cuestionad­as por la oposición. Pero el amigo de Macri se mantiene firme como jefe de los espías.

El único “funcio-futbolero” macrista que debió renunciar fue el ex subsecreta­rio de la Presidenci­a y vocal riverplate­nse, Valentín Díaz Gilligan. ¿El motivo? Ocultar 1,2 millones de dólares en Andorra. Tras el impulso inicial de minimizar el hecho, el macrismo acordó su alejamient­o. Ahora, los opositores a la conducción de River también exigen su despido.

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Rodolfo D’Onofrio, presidente de River, puso paños fríos.
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FOTOS: CEDOC PERFIL XENEIZES Y MILLONARIO­S. Macri con Angelici, su sucesor en Boca. Funcionari­os en un picado en Olivos, al inicio de la gestión.
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