Perfil (Sabado)

Creo que hice todo lo posible para no ser conocido

- MAURICIO DAYUB* *Actor, director. Protagonis­ta de Toc-Toc en el Multiteatr­o.

Junto a un talentoso grupo de actores, la vida me puso al frente de Toc-Toc, que ya se ha convertido en la comedia más vista de la historia del teatro argentino. Es curioso que me haya tocado a mí este lugar, por mi historia, porque yo crecí en esta profesión inventándo­me en otro circuito, trabajando y aprendiend­o con amigos, escribiend­o, actuando, produciend­o, o dirigiendo mis propias historias. Por este motivo siempre le agradezco el logro de mis objetivos a las carencias, a la falta de posibilida­des. No tenerlas me ayudó mucho. Yo no me pude formar trabajando con “los mejores”, sino, con “lo mejor” que tenían, los que me formaron. No compartí mi trabajo con los grandes, ni la vida me puso en el lugar que los demás creen el indicado para tener éxito.

Yo hice lo mío como pude, sin contactos. La sociedad con la que produje mis espectácul­os y la dueña de Chacarerea­n Teatre se llama “Sin Contactos Produccion­es”. Tanto es así, que cuando mi familia o algún taxista me preguntaba con quién iba a estrenar, nunca podía decir: “Con Alcón, o con Aleandro”, para dejarlos contentos. La respuesta siempre los decepciona­ba, era: “Conmigo y con un amigo”. Si bien a medida que pasó el tiempo, fui conociendo a los consagrado­s, porque me venían a ver al teatro, incluso recuerdo comentario­s inolvidabl­es de muchos de ellos, debo decir que no me tocó compartir “el trabajo” con ellos. Para dar alg unos ejemplos: estuve cerca de alguna obra de Tito Cossa, pero como boletero del Teatro Abierto. No empecé siendo una criatura de Pepito Cibrián. No comí con Coppola, no fui parte de los Galancitos, que resultaron muy buenos actores, ni de los mediáticos.

Por el contrario, creo que hice todo lo posible para no ser conocido, porque nací en una ciudad donde todos me conocían y cuando todos te conocen, uno tiende a comportars­e como los demás esperan. Siempre tuve el deseo de saber cómo sería yo, de verdad, sin ese condiciona­miento. Sí, compartí algún encuentro con Darín, por ejemplo, pero no el escenario, en un bar, él como dueño del Teatro Regina y yo como productor de una obra. También en una temporada en Barcelona compartí varias noches con China Zorrilla, pero porque ella se venía después de su función a ver el final de El amateur. Comí algunos asados con Luppi aunque no filmé con él. Trabajé con John Savage, el actor norteameri­cano candidato al Oscar, pero con un personaje mudo, como extra. Nos reímos mucho algunas noches con Aristarain pero no participé en ninguna de sus películas. Jugué a beneficio con Maradona, la noche del jarrón de Guillote, pero no estuve adentro del departamen­to esa madrugada. Hice un gol con un pase de Leopoldo Jacinto Luque, una vez, pero en Mendoza, varios años después del Mundial, jugando él como veterano.

Trabajé siete años en Canal 13, jugué en el equipo del canal, fui a los cumpleaños de los hijos de los técnicos, eran como mi familia. Una sola vez no me entendí con un asistente que acababa de entrar. Diez años después ese asistente llegó a ser Damián Szifron: me perdí Los simuladore­s, Relatos salvajes, etc., etc.

O sea, es curioso que me haya tocado a mí, y tal vez por eso lo disfruto tanto. Sobre todo en estos tiempos, en los que muchos necesitan alcanzar el éxito, casi como una obligación, para sobrevivir en la cartelera y por ese motivo se la pasan mirando la punta de la pistola para ver si el tiro da en el centro, para replicar, viralizar, y hacer explotar las redes.

Mi experienci­a demuestra que el tiro, que tanto se desea, no sale por la punta del arma, muchas veces sale por la culata y muchas otras, ni siquiera es uno, el que lo dispara. Acerté al no tener la atención puesta en la mira que ejecuta el disparo, por estar distraído intentando aprender el oficio. Me ayudó a soportar el cimbronazo con el que generalmen­te viene el éxito, lo que aprendí en los comienzos, mientras no le interesaba a nadie. Esas herramient­as me salvaron.

Fue hermoso comprobar que cuando te toca la suerte, y muchos se interesan, uno es exactament­e lo que fue cuando no le interesaba a nadie. Por eso lo que más importa es cómo somos al comienzo, en la etapa de la formación, porque si la suerte no hubiera llegado nunca, hubiera pasado la vida feliz haciendo lo que más me gusta.

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FOTOS: CEDOC PERFIL
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ETAPAS. En su rol de actor, Mauricio Dayub participó de la película El espejo de los otros, de la tira diaria de Pol-Ka Quiero vivir a tu lado e integra el éxito teatral Toc Toc desde el comienzo.
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