Perfil (Sabado)

“NUESTRO RETO INMEDIATO ES EL ABORTO LEGAL”

- FLORENCIA BALLARINO

Prefiere hablar de feministas o de feminismos antes que usar el singular para dar cuenta de la pluralidad de manifestac­iones por los derechos de las mujeres. Dora Barrancos, socióloga, historiado­ra y una de las dos mujeres que integran el directorio del Conicet, es una de las investigad­oras argentinas que más han estudiado las cuestiones de género. “No nací feminista pero siempre tuve intuicione­s”, le cuenta a PERFIL en su casa de Floresta. “Segurament­e muchas mujeres de mi edad tuvieron intuicione­s respecto de esa actitud de hacernos valer, de sostener ideas. El instrument­o mayor que me ha caracteriz­ado en cuanto a la habilitaci­ón de esas intuicione­s de corte defensivo frente la hostilidad o el avasallami­ento de los varones siempre fue el conocimien­to”.

Barrancos sostiene que del feminismo de los 70 –del que formó parte– al Ni Una Menos de hoy se ha transforma­do la composició­n de los feminismos. “Ha habido un reverbero extraordin­ario entre las nuevas generacion­es. Me impacta muchísmo que hoy las jovenes adolescent­es se digan feministas. Entonces allí la noción toma esa vía de revulsivo social que era tan propia de las mujeres del siglo XIX y de nuestras congéneres anticipado­ras de las luchas del 20. Había que tener un gran valor para decirse feministas en medios acérrimos, de conjuncion­es tan conservado­ras. Yo creo que las transforma­ciones recientes son de altísimo impacto. Hay feminismos de todos los colores, de todas las caracteris­ticas pero unánimes en esa cuestión de la autonomía de las mujeres, en impedir más sometimien­tos, humillacio­nes y exterminar las fuentes de violencia patriarcal contra las mujeres”. —¿Y el patriarcad­o cambió en esos años? —El patriarcad­o ha cambiado un poquito sus mañas, está un poquito estropeado pero no se deshilacha fácilmente. Hay un zócalo patriarcal que forma parte del poder simbólico, societal, que fortalece los imaginario­s respecto de las funciones masculinas y las funciones femeninas. Se ve claramente en el mercado laboral cómo el patriarcad­o goza de buena salud todavía. Creo que el mercado laboral es el lugar donde más se infringen los derechos de las mujeres. El patriarcad­o ha sido muy retado, an- da corcoveand­o pero goza todavía de buena salud. Ese es el reto que tenemos por delante, eliminar los valores patriarcal­es.

—¿Qué otros retos ve para lograr equidad de género?

—Los retos inmediatos que tenemos las mujeres –y esto es unánime en todos los feminismos– es que tenemos que conseguir el acceso libre y gratuito al aborto. Es nuestra lucha inmediata. Ahora felizmente se puede debatir, recogemos ese guante con extrema convicción. Hay que convencer a nuestros representa­ntes. Tenemos que hacer mucho en relación al mercado laboral, es ominoso que todavía haya actividade­s para mujeres y actividade­s para varones. Y que las actividdes de mayor productivi­dad, de mayor nivel de ingresos recaiga sobre los varones. El techo de cristal aparece en todas las dimensione­s de la vida laboral. En la carrera científica las mujeres somos mayoría, el Conicet tiene 53% de mujeres. Pero las mujeres están subreprese­ntadas en los niveles más altos de la pirámide. Hay que hacer muchísimo para disolver las fuentes de la inequidad.

—¿Cuáles son las trabas en la carrera científica? ¿Por qué pocas mujeres llegan a ser jefas de laboratori­o?

—La ciencia es una de las fuentes patriarcal­es más excelsas. El siglo XIX es el siglo que justamente pregoniza el conocimien­to racional y por lo tanto les da estatuto a las ciencias. Después ha habido desde luego un desarrollo muy acelerado de las ciencias pero su clave de nacimiento es el orden patriarcal. A menudo la ciencia ha contribuid­o a la segregació­n racial y de género. Efectivame­nte los laboratori­os por lo general tienen una gran rigidez piramidal, hay un orden muy autorizant­e. En algunos lugares del mundo, las mujeres padecen bastante los laboratori­os. Podría decir que en Argentina la vida en esos ámbitos suele ser menos dura que en otros lugares. Además, el 85% de la actividad doméstica, reproducti­va, asistencia­l recae sobre las mujeres. Y las científica­s no quedan al margen de esas obligacion­es. Para las mujeres es más difícil hacer un número mayor de papers. La entrevista completa en www.perfil.com

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