Una comedia negra y políticamente incorrecta
YO SOY TONYA Título original: I, Tonya Dirección: Craig Gillespie Guión: Steven Rogers Intérpretes: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Paul Walter Hauser, Julianne Nicholson, Bobby Cannavale y Bojana Novakovic Origen: Estados Unidos (2017) Duración: 121’
Por este film, Margot Robbie hubiera merecido el Oscar a la mejor actriz, pero se lo arrebató Frances McDormand, aunque sí lo obtuvo Allison Janney, la que hace el papel de la despiadada madre de la patinadora Tonya Harding.
La película está basada, como se aclara al comienzo de la proyección, en “entrevistas contradictorias a Tonya Harding y su marido”, el golpeador y obsesivo Jeff Gillooly, con el que la artista continuó una relación tan tormentosa como la que había tenido con su madre, que la maltrataba a tal punto, que llegó a clavarle un cuchillo y, a los cuatro años, directamente la tiró al suelo de un empujón con una patada dada a la silla de la nena, mientras desayunaba.
Se trata de una falsa biopic sobre la dos veces ganadora olímpica y quien no llegó a obtener más medallas porque su familia no cumplía los requisitos del establishment norteamericano para que la patinadora representara a su país. Lo real es que, en 1994, Harding fue acusada y ella terminó admitiendo haber participado, junto a su marido, en un premeditado accidente a su competidora Nancy Kerrigan. Lo que dicta- minó que Harding perdiera toda posibilidad de formar parte de las ligas del patinaje sobre hielo. Pero en verdad el causante original de esa catástrofe para la joven fue su marido, con el que se golpeaban mutuamente, pero se necesitaban.
El guión de Steven Rogers y Craig Gillespie se desliza cómodamente por la certera vía de una comedia negra, arrebatada, violenta y políticamente incorrecta, y en eso radica su eficacia. El director reivindica lo mejor del cine independiente norteamericano, a través de personajes tan impunes como cínicamente agresivos en un clima rural algo bucólico, pero que en su interior esconde pasiones tormentosas, abusos de todo calibre y una protagonista que no pudo zafar a un destino mezquino, que por un lado la seducía convirtiéndola en una patinadora única por sus destrezas y, por el otro, no le permitía huir de seres que solo buscaban destruirla. Margot Robbie ( El lobo de Wall Street) interpreta a Harding con una pasión inusitada y su papel es aun más convincente que el de Frances McDormand en Tres anuncios por un crimen.