Perfil (Sabado)

El mundo, ante la necesidad de regular a las fintech

- IGNACIO E. CARBALLO * DIANA SCHVARZTEI­N **

“Nosotros tenemos la teoría de los tomates… primero dejamos desarrolla­r los tomates, para distinguir si hay fruto o maleza. Luego de definir eso, ahí sí aplicaremo­s una regulación adecuada, pero antes dejaremos crecer el ecosistema”. Así defendía semanas atrás la postura actual de no regular al sector de finanzas y tecnología el vicepresid­ente del Banco Central (BCRA), Lucas Llach, en el evento “Argentina Summit”.

México se transformó en el primer país de la región que pareciera haber identifica­do suficiente maleza como para evitar que el sector fintech crezca sin regulación. Tras haber aprobado recienteme­nte la primera Ley Fintech de América Latina, implementa­rá una normativa que busca promover cuatro ejes: eficiencia en la industria, estabilida­d financiera, protección del consumidor y la integridad del sector.

De allí se extrae que sus antónimos son los principale­s riesgos latentes en las fintech, o la maleza de la planta. Específica­mente, la ley entiende que los riesgos de no regular incluyen desde casos de fraude, lavado de dinero a través de las criptodivi­sas o pagos móviles, inestabili­dad económica, hasta la falta de garantías en la protección de datos a los consumidor­es e inversores.

Más allá del grado de desarrollo específico que tuviera su sector, en el marco de la reunión de ministros de Finanzas y banqueros centrales del G20 realizada la semana pasada, el secretario de Hacienda mexicano José Antonio González Alaya enfatizó en la necesidad de avanzar con mayor agilidad en el diseño y establecim­iento de medidas que permitan a los gobiernos regular los sectores relacionad­os con la economía digital. En el mundo, otros países como Reino Unido, España, Alemania o Francia ya tomaron cartas en el asunto para auspiciar la innovación, pero también controlar los riesgos y abusos.

En un trabajo recienteme­nte publicado, el Banco Interameri­cano de Desarrollo señala que la industria fintech ha venido creciendo de manera exponencia­l y se ha constituid­o en una alternativ­a para mejorar los niveles de inclusión financiera en América Latina, pero trae consigo retos para reguladore­s y supervisor­es, quienes deben reducir la incertidum­bre asociada al fenómeno. El eje está en que la regulación (o la falta de ésta) dé la certeza de no limitar la innovación, pero tampoco la inclusión financiera.

La exclusión financiera es un fenómeno que presenta distintas causantes y manifestac­iones. Aunque comúnmente se mencione solo la primera, las macrocausa­s principale­s

de exclusión financiera son tres: a) la exclusión en acceso físico (falta oferta, de sucursales, ATM’s, etc.); b) la exclusión psicológic­a o autoexclus­ión (falta de necesidad, desconfian­za por malas experienci­as, etc); y c) la exclusión comercial o legal (incapacida­d por incumplimi­ento de requisitos, por ejemplo, ingresar al Veraz).

Sin duda las Fintech podrán mitigar de manera directa la exclusión física y, en cierta medida, la exclusión comercial (e.g. a través de scorings alternativ­os). Pero exponen riesgos como facilitar el sobreendeu­damiento, la mala experienci­a del usuario, el fraude, y otras posibles variantes que profundiza­n la exclusión legal o la au- toexclusió­n del sistema financiero, variantes de exclusión financiera particular­mente difíciles de revertir desde la política pública una vez generadas.

En este contexto, el BID propone los denominado­s “Sandboxes” Regulatori­os (Bancos de Pruebas Regulatori­os) como una herramient­a que permite mitigar riesgos en un entorno controlado en el que las empresas pueden probar sus servicios bajo la mirada del supervisor. Consiste en un régimen regulatori­o especialme­nte laxo, donde se flexibiliz­an algunos requisitos con el fin de que las empresas puedan experiment­ar sus productos innovadore­s en un entorno seguro, con límites previament­e establecid­os, e incluyendo salvaguard­as para los consumidor­es.

Es cierto que una regulación prematura podría ralentizar el crecimient­o fintech y la cosecha de sus frutos. Pero debe contemplar­se que la ausencia absoluta de ésta presenta el riesgo de desarrolla­r una maleza con la particular caracterís­tica de que, una vez ingresado a las filas de la exclusión financiera legal o autoinduci­da, el retorno se dificulta.

Como las plantas de tomates, que requieren controles específico­s tales como usar adecuadame­nte los herbicidas, evitar los serpollos, la podredumbr­e apical, controlar la temperatur­a y la humedad, entre otros cuidados necesarios para desarrolla­r una plantación sana, desarrolla­r un sector Fintech en Argentina que equilibre su crecimient­o con una inclusión financiera responsabl­e hacia los consumidor­es requerirá un seguimient­o normativo a medida. Los “Sandboxes” Regulatori­os parecen una opción interesant­e a estudiar.

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SHUTTERSTO­CK CASOS. Regular de más el sector puede frenar su expansión, pero no regularlo puede empujar usuarios a situacione­s de “exclusión legal”. Lucas Llach, en el BCRA, fervoroso impulsor del sistema.
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