Perfil (Sabado)

“Bocca fue un modelo para muchos argentinos”

La figura principal del American Ballet Theatre de Nueva York se presenta en El corsario, junto al Ballet Estable del Teatro Colón. Reconoce el legado de Julio Bocca y polemiza sobre los casos de abusos en el mundo de la danza.

- ANALÍA MELGAR

Entre el 8 y el 15 de abril, el Ballet Estable del Teatro Colón realizará funciones de El corsar io. La versión coreográfi­ca de Anne-Marie Holmes será la ocasión para que Julio Bocca se integre momentánea­mente a la compañía, en su rol de repositor, no como intérprete ni director. Las primeras figuras Nadia Muzyka, Federico Fernández, Macarena Giménez y Juan Pablo Ledo serán el pirata Conrad y la cautiva Medora. Asimismo, las del domingo 8 y el martes 10 de abril serán dos funciones especiales, pues en ellas se integrarán figuras de renombre. Herman Cornejo, argentino, bailarín principal del American Ballet Theatre (ABT) de Nueva York, estará como protagonis­ta, junto a dos rusos: Daniil Simkin, también del ABT, y María Kochetkova, del San Francisco Ballet.

En esta entrevista, Cornejo festeja poder bailar en el teatro que lo vio crecer, y en el que solo en pocas ocasiones pudo hacerlo; recuerda todo lo aprendido con su mentor, Julio Bocca, y brinda detalles de la actualidad del ABT, donde es el único integrante latinoamer­icano.

—¿Qué expectativ­as tenés con esta participac­ión, tuya, y compartida con colegas internacio­nales?

—Es genial la propuesta de Paloma [Herrera, directora del Ballet del Colón]. Me parece bárbaro mezclar así a los bailarines. [Además], segurament­e ensayaré con Julio Bocca, y será un lujo trabajar nuevamente con él, después de tantos años. Siempre tuve esas ganas de volver al Colón y la invitación nunca llegaba. Llegó a través de dos galas internacio­nales [en 2011, con su hermana, la bailarina Erica Cornejo, y en 2016 en exquisita dupla con Alessandra Ferri]. Esperaba con ansias integrar un espectácul­o con el Ballet Estable. Siempre me pregunté por qué pasaba tanto tiempo para recibir ese llamado, viendo que bailarines internacio­nales bailaban en el Colón como invitados. [Finalmente] pasó, bajo la dirección d e Maximilian­o Guerra, otro de mis ídolos [para hacer La bayadera, en 2016], y ahora, con Paloma, otra vez.

—¿En qué ocasiones trabajaste con Bocca?

—Estuve bajo su dirección en el Ballet Argentino [en 1995, cuando tenía 14 años]. Luego cuando yo integré el ABT [en 1999], él no era mi coach, pero al tenerlo a mi lado en los espectácul­os, era como un modelo a seguir, hasta que se retiró, hace diez años.

—Hay muchos puntos de coincidenc­ia entre vos y él. ¿En qué aspectos se parecen y se diferencia­n?

—Julio fue un modelo, no solamente para mí sino para muchos argentinos. Además de la similitud porque ganamos la Medalla de Oro en el Concurso Internacio­nal de Moscú [Bocca a los 18 años en 1986, y Cornejo a los 16 en 1997], yo conocí el American Ballet a través de él. No había

muchos medios de comunicaci­ón, no existía internet; todo lo que yo conocía era a través de Julio, y en cierta forma, fue seguir sus pasos. Luego cada uno actúa en el

escenario muy diferente, es el ADN de cada artista y las circunstan­cias que te llevan a hacer cosas diferentes. Yo, por ejemplo, llevo veinte años como bailarín estable del ABT, y creo que no muchos bailarines han sido estables en una compañía tantos años. Esa es una decisión propia, porque me encanta sentir que pertenezco a una compañía, y tener mi casa.

—¿Por qué es tan frecuente que los grandes bailarines argentinos se vayan del país a compañías extranjera­s?

—Lo que pasa que es casi obligatori­o el irse. Yo, por

“Para los bailarines argentinos, es casi obligatori­o irse del país.”

ejemplo, cuando estaba en el Instituto [Superior de Arte del Colón], sabía que, si llegaba al último año, no iba a poder integrar la compañía, porque, por desgracia, los contratos del Teatro Colón son hasta los 65 años. Entonces, los cupos están al máximo, no hay lugar para los jóvenes. Tuve la opción de integrar el ballet de Julio y, después, fue como algo orgánico y normal, ya que todos los bailarines conocidos de Argentina lo han hecho: Julio, Maxi [Guerra], Paloma [Herrera], Luis Ortigoza, Iñaki [Urlezaga]. Para mi generación, era lo normal, era lo que había que hacer, porque el sistema del Colón nunca permitió el ingreso de los nuevos talentos.

—¿Te gustaría dirigir una compañía? ¿Te gustaría dirigir el Colón?

—Yo tengo muchas ganas de ser director en un futuro. Igualmente me quedan varios años como bailarín. No descarto que pueda ser [dirigir] el Teatro Colón o el ABT. Tengo mucha fe y energía, para ese momento. Si se da el Teatro Colón, creo que el haber viajado por el mundo y el haber conocido tanto repertorio te da ese margen para poder tomar decisiones importante­s, que cambian el futuro de una compañía.

—¿Sos el único latinoamer­icano hoy en el ABT? ¿Qué te significa eso?

—Sí, exactament­e. Pensarlo así es un poco heroico en el sentido de decir: soy el único latino, [que está] representa­ndo [al continente] acá en América, en una de las compañías más grandes del mundo. Es un peso grande.

—¿Qué repercusio­nes tuvo en el ABT el anticipado retiro del bailarín brasileño Marcelo Gomes, por denuncias de abuso sexual?

—Fue un shock completame­nte, al conocer que uno de nuestros mejores amigos y mejores bailarines de la compañía esté pasando por este momento. Estará todo en manos legales ahora. Son cosas que no se pueden pasar por alto. Hemos llegado a un momento en que, en Estados Unidos y en el mundo, el racismo y la violencia tienen que tener un final. Las autoridade­s determinar­án si fue verdad o no, pero lo que sí apoyo es el no callarse y dar la cara por más que sea difícil.

—Tu informació­n en la web del ABT señala que tus presentaci­ones están esponsorea­das por Sheila Grant. ¿Qué significa esto, qué implicanci­as tiene?

—El ABT es una compañía privada que se mueve con fondos de gente con mucho dinero y corporacio­nes y una muy pequeña participac­ión del gobierno. En la compañía, cada bailarín tiene asignada una persona, para su sueldo. Sheila Grant y Jody Grant [su marido, presidente emérito del Texas Capital Bank, entre otros cargos], dos personas exquisitas como seres humanos, quisieron ser mis espónsores porque, según ellos, querían esponsorea­r al mejor bailarín del mundo. ¡Je, je! Esas son palabras de ellos, no mías. Yo les agradezco eternament­e.

“El American Ballet Theatre es una compañía privada que se mueve con corporacio­nes”.

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MARCELO ABBATE
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RESPONSABL­E. Hoy, Herman Cornejo es el único latinoamer­icano en la ballet de Nueva York.
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CEDOC PERFIL
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JUNTOS. Cornejo compartió escenario con Paloma Herrera.

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