VIERNES NON SANCTO
Racing podía subirse al podio de la Superliga en Córdoba, pero entre alguna falencia defensiva, su falta de efectividad y el talento rival, debió conformarse con un empate que lo deja con un sinsabor, al que hay que agregarle una preocupación extra: la expulsión de Centurión.
El primer tiempo fue un bodrio, salvo por dos minutos furiosos que tuvieron un gol de Belgrano –que en realidad fue en contra de Musso– y el empate casi instantáneo de Racing, luego de un centro de Sigali y una definición en dos pasos de Centurión.
Centurión necesitaba ese gol, principalmente porque la última noticia que había protagonizado él no había salido de ninguna cancha, sino de sus infracciones de tránsito y su intento de coimeo a un policía en Lanús. Pero su noche terminó acorde a sus desajustes fuera del campo: protestó de más y Delfino lo echó.
En esos dos minutos pasó todo lo que no había pasado antes, y lo que no pasó después. Pero el entretiempo representó una frontera, no sólo temporal sino real: la segunda parte fue mucho más entretenida y con más situaciones de gol. Sigali, cuándo no, puso en ventaja a la Academia con un cabezazo que ya es marca registrada: los centrales de Racing, en este torneo, ya suman seis goles (tres de Sigali, tres de Donatti). Coudet festejaba, Lautaro Martínez tuvo una chance de estirar la ventaja, pero a diferencia de lo que ocurrió en todo el torneo, no lo hizo. Y del otro lado, Belgrano se desahogó con un tiro libre exquisito del Chelo Benítez, que cuando todos esperaban el centro la colgó del ángulo de Musso. Después de eso, el partido bajó en intensidad, pero no en situaciones: en los dos arcos hubo acción. Pero todo quedó ahí, en un empate piadoso.