Perfil (Sabado)

El negocio inmobiliar­io florece detrás de la venta de los terrenos estatales

- ANDRES FIDANZA

Desde que asumió, el macrismo afinó el inventario de inmuebles estatales: pasó de 19.600 a 60 mil terrenos registrado­s. Una tarea hecha con un ojo y medio puesto en un objetivo contable: privatizar espacios públicos o predios ociosos del Estado para financiar su plan de obras.

Hasta la semana pasada, el presidente, Mauricio Macri, había firmado cuatro decretos, autorizand­o la “enajenació­n” de 87 inmuebles, repartidos entre Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Salta y Jujuy. Y días atrás sumó otros siete (seis ubicados en Capital), por los que espera recaudar unos 350 millones de dólares.

Pese a la resistenci­a de varios grupos de vecinos, sumada a las sospechas de car- telización entre las desarrolla­doras, el macrismo avanza con lógica de inmobiliar­ia. Al momento subastó veinte (16 en Capital), a cambio de más de 250 millones dólares. Desde el Gobierno aseguran que no existe otra alternativ­a, ante quienes reclaman la construcci­ón de espacios verdes.

Los nuevos terrenos que saldrán a la venta están en La Boca, Retiro, Recoleta, Colegiales, Villa Urquiza y Saavedra. A través de una subasta pública, el Estado espera recaudar un total de US$ 326 millones para destinar a las obras ferroviari­as de los viaductos de las líneas Mitre y San Martín.

Para lograrlo, en la mayoría de los casos el macrismo realizó una acción coordinada entre Nación, el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta y la Agencia de Administra­ción de Bienes del

El Estado nacional ya subastó veinte inmuebles por más de 250 millones de dólares

Estado (AABE), la ex Onabe, organismo que maneja las tierras fiscales.

Previo a los decretos presidenci­ales, la Legislatur­a porteña debió aprobar una rezonifica­ción que permitiera la construcci­ón de torres. Así, se convirtió en una especie de escribanía dedicada a multiplica­r el valor de los terrenos que el Estado nacional planea vender. Y lo hizo a caballo de la mayoría automática del ofi- cialismo, sin la obligación de negociar con la oposición ni de escuchar a los vecinos.

En La Boca, la privatizac­ión proyectada es de 27.331,93 m2, en un predio delimitado por las avenidas Brasil y Pedro de Mendoza, las calles Gualeguay, Caboto y D’Espósito, incluido un tercio del centenario club Darling. Tanto los vecinos de Catalinas como los socios del club se oponen a esa movida. “Están violando la ley de clubes en pos de un negocio inmobiliar­io”, se queja el presidente del Darling, Daniel Calabrese.

La cercanía de La Boca con Puerto Madero entusiasma a los principale­s desarrolla­dores inmobiliar­ios, como Nicolás Caputo, Eduardo Costantini y Eduardo Elsztain.

Entre esos empresario­s, el mecanismo de la cartelizac­ión se convirtió en un hecho ante la ola de privatizac­iones.

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CEDOC PERFIL CLUB DARLING. La privatizac­ión incluye un tercio de esta institució­n del barrio de La Boca.

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