Perfil (Sabado)

El desafío de gobernar con menos cash y expectativ­as

Para el especialis­ta de la Universida­d de San Andrés, la nueva palabra clave es incertidum­bre. También los votantes de Cambiemos expresan dudas sobre el rumbo encarado en materia económica.

- *Politólogo, Conicet-Udesa.

En los últimos meses la caída de los indicadore­s de aprobación de la gestión presidenci­al y de satisfacci­ón con la marcha general de las cosas ha sido una constante. La pendiente desde octubre, el momento de la luna de miel poselector­al, ha sido el dato central de los análisis de opinión pública. Mes a mes hemos venido marcando ese declive en la encuesta de satisfacci­ón política y opinión pública (#Espop) de la Universida­d de San Andrés. De octubre a abril la aprobación del Gobierno cayó 20 puntos, ubicándose hoy en 46% frente a un 53% de desaprobac­ión. La satisfacci­ón con la marcha general de las cosas, también se derrumbó del 53% en octubre al actual 30%.

Explicacio­nes. Uno repite hasta el hartazgo, cuando le piden explicacio­nes acerca de esta caída, que los factores son múltiples: las iniciativa­s del Gobierno en materia previsiona­l, tributaria y laboral; comportami­entos pasados y presentes de los miembros del gabinete (depósitos en el exterior y maltrato a empleados personales, etc.); mal manejo de las situacione­s de crisis (ARA San Juan, por ejemplo) y, desde luego, inflación, salarios y aumento de tarifas. Podemos agregar la incertidum­bre respecto del precio del dólar, que en la Argenti-

Algunos opinarán que es necesario corregir distorsion­es, otros que es innecesari­o y que las críticas son solo empresaria­les

na es una manía. En diferentes momentos y de manera secuencial, todo fue contribuye­ndo a la situación presente. Un mix de errores evitables, por un lado, y de costo político propio de ejecutar la agenda de gobierno. Algunos opinarán que es necesario para corregir distorsion­es, otros que es innecesari­o y solo refleja el interés del sector empresaria­l. Pero todos coinciden: el Gobierno no está en su mejor momento y la agenda de medidas no está alineada con los intereses mayoritari­os, al menos en el corto plazo.

La caída de la aprobación del Gobierno se dio en todos los sectores sociales, pero en diferentes momentos y de manera secuencial. De octubre a enero, en medio de un diciembre caliente, la caída más importante se dio en los sectores bajos, que pasaron de 61% a 37% de aprobación. Mientras en los sectores altos el piso de apoyo siempre fue más alto, se verificaba una relativa merma (66% a 58%). En cambio, las clases medias se estabiliza­ban e incluso, la aprobación aumentaba (62% a 64%).

De enero a abril, en las clases bajas la aprobación se estabilizó alrededor del 38%. Las cuentas en el exterior de los ministros y los ajustes de tarifas no hicieran mella en un sector que ya de por sí es refractari­o al Gobierno. En las clases altas la aprobación al Gobierno mermó (de 61% a 54%), pero siempre manteniend­o un piso elevado. Donde más se notó la caída de la aprobación del Gobierno fue en los sectores medios: pasando del 64% en enero al 46% en abril, según los datos de nuestra encuesta de satisfacci­ón política y opinión pública (#Espop).

De este modo, la pérdida de apoyo fue escalonada, y diferentes factores fueron impactando en distintos segmentos sociales. Después de las elecciones la pérdida fue en los sectores más bajos y tenuemente en los altos, para caer este año en los sectores medios. James Carville y Bill Clinton acuñaron la celebre frase: es la economía…

Expectativ­as. Las caídas en la opinión pública son reversible­s. En febrero-marzo de 2017 el Gobierno tenía un 46% de aprobación y la satisfacci­ón con la marcha general de las cosas era del 38%. Seis meses después, estaba 20 puntos arriba en casi todos los indicadore­s. Historia reciente y archiconoc­ida: ganaron las elecciones de medio término y expandiero­n el apoyo electoral territoria­lmente. Pero algo cambió desde entonces: las expectativ­as.

En las interaccio­nes sociales, económicas y políticas, las expectativ­as de los actores juegan un rol central en la toma de decisiones. Las expectativ­as se forman por un mix de elementos: la reputación de los otros actores, los eventos previos, la informació­n disponible, etc. La percepción de mejora o empeoramie­nto de la opinión pública en forma retrospect­iva, es decir: mirando hacia atrás; así como la percepción de mejora o empeoramie­nto en forma prospectiv­a, i.e. mirando hacia delante, son indicadore­s de los cambios en las expectativ­as de la población.

Este es el dato más sensible de todos. Mientras en noviembre el 52% considerab­a que el país estaba mejor desde la llegada de Mauricio Macri al Gobierno, en abril solo 29% sostiene esa percepción. A la inversa, la percepción de que la

Se suele asignar a Néstor Kirchner la definición de política en términos de “cash y expectativ­as”; de ambos depende la gobernabil­idad

situación del país pasó de 27% a 46% en ese mismo lapso. Por otra parte, la percepción de que la situación del país mejorará dentro de un año pasó del 58% en noviembre al 35% en abril, del mismo modo que el pesimismo (i.e. la situación empeorará) pasó del 13% al 36%. En efecto, hay un quiebre en las expectativ­as que vuelve más incierta la posibilida­d de recuperaci­ón del favor de la opinión pública. Cash y expectativ­as.

Se suele asignar a Néstor Kirchner la definición de política en términos de “cash y expectativ­as”. En otras palabras, que la estabilida­d política (la gobernabil­idad, ¡bah!) se logra con incentivos materiales e incentivos simbólicos que induzcan a percepcion­es positivas sobre el presente y optimistas sobre el futuro, nada que Mancur Olson no haya desarrolla­do en la lógica de la acción colectiva. Un delicado equilibrio entre pasado, presente y futuro. A comienzos de 2017 el Gobierno gestionaba mal el presente, pero muy bien el pasado y el futuro. Tuvo éxito. Justamente, en la actualidad la gestión del presente y del futuro son los puntos débiles del Gobierno, y no está claro que alcance solo gestionand­o el pasado. ¡Cash y expectativ­as!

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FOTOS: NA JUNTOS. Nicolás Dujovne y Mauricio Macri: el economista representa el ala gradualist­a dentro del gabinete de ministros.
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FONDO. Esta semana se anunció que se le solicitarí­a ayuda.
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DIEGO REYNOSO*
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INFLACION. Su carácter indomable complicó los últimos tiempos de la gestión de gobierno.

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