Perfil (Sabado)

“Este PERFIL en 1998 era un éxito”

El fundador de Editorial Perfil se confiesa con su hijo Agustino. Por qué fracasó el primer PERFIL. Clarín y Magnetto. El no de Cristina. Las críticas a Macri. Net TV, radios y futuro.

- AGUSTINO FONTEVECCH­IA

—Este reportaje nace como parte de un homenaje al vigésimo aniversari­o de la primera edición del diario PERFIL, de 1998. Un diario que salía todos los días, apuntaba a posicionar­se en otra esfera, desde lo ideológico y lo conceptual, tenía la mejor calidad de impresión de la Argentina, y fue el primero en salir 100% en color. Ese sueño, amasó a una tropa, a unos 300 periodista­s, juntó a algunos de los más destacados columnista­s en el mismo diario y duró tres meses en la calle, menos que las ediciones de prueba que se hicieron antes. ¿Fue un fracaso aquel diario PERFIL?

—Claro que fue un fracaso, sin ninguna duda lo fue. El concepto de éxito o fracaso tiene distintas dimensione­s, la sola pregunta que supone que a lo mejor no fue un fracaso, porque incluye una de las dimensione­s, que es la calidad periodísti­ca. Periodísti­camente fue un diario de una calidad muy alta, y dependiend­o de los gustos, alguien podría considerar­lo, incluso, superior al promedio de los existentes en ese momento. Desde el punto de vista creativo, alguien podría decir que fue un producto que no tuvo fracaso, pero desde el punto de vista económico sí, porque no estaban los recursos para sostener un producto de esa envergadur­a en el mercado. Es honesto decir que fue un fracaso. —Ahora, si se lo contextual­iza, como hiciste en la entrevista anterior por los diez años, a la que le pondremos el link para que pueda ser leída, (e.perfil.com/ hace-una decada) había un contexto macroeconó­mico, cultural y social, que también contribuyó a ese fracaso, no solo desde la economía. Desde ese punto de vista, ¿no es demasiado dura la palabra fracaso?

—Uno podría decir que la existencia del actual diario PERFIL, muestra que parcialmen­te no fue un fracaso. El diario PERFIL sale en un momento en el que comienza

“Nosotros hicimos un diario dominical todos los días y los lectores no pudieron digerir un producto así”

la crisis de las devaluacio­nes en Asia, que continúa como un reguero de pólvora en todos los países emergentes y concluye en Brasil, al año siguiente. Eso significó la crisis más grande en la economía argentina, más de veinte trimestres seguidos de caída de producto bruto. Casi cinco años consecutiv­os de caída, algo que no se registra no solo en la historia argentina. De cualquier forma, las obras como los barcos, deben estar para resistir las tormentas. Si no resistió, había un problema.

—Pero vale contextual­izar: toda la industria de medios argentina entró en default en la crisis del 2001-2002. —Una generaliza­da renegociac­ión de deuda, sí.

—El timing fue malo, pero la idea, en términos de Platón, su forma pura, para vos no fue un fracaso.

—No, la forma es la misma que utilizamos hoy. Podríamos decir que parcialmen­te tenía componente­s exitosos. Pero fue necesario cambiar la dosis. Nosotros hicimos un diario dominical todos los días, y la audiencia no podía digerir un producto así. Entonces la solución estaba en el problema: había que hacer un diario dominical, así el lector tenía más tiempo, primero los domingos y luego los sábados. Pero estaba mal hacer un diario como es PERFIL hoy, todos los días. Fue un error. —También mal económica y financiera­mente.

—Económicam­ente no era exitoso, y la economía era una consecuenc­ia, como siempre, multicausa­l, porque un efecto genera sinergia sobre el otro. Sin duda la crisis económica también generó una retracción general en el mercado. En 1998 se vendían dos millones de diarios por día, y se pasó a vender la mitad solo en cinco años. Independie­ntemente de eso, si el diario hubiera salido en 1998 como salió en el 2005, hubiera sido un éxito, aún con la crisis.

—Si el primero fue un fracaso, la segunda parte de PERFIL podría ser considerad­a muy exitosa, porque se instaló un modelo de diario dominical primero, luego de fin de semana y, tu propósi- to era irrumpir o romper ese mercado de atención que tenían “Clarín y “La Nación”. Se logró tener impacto e influencia, no al mismo nivel, pero impacto e influencia donde importa, a través de un modelo de negocios nuevo.

—La diferencia que existía, y continúa existiendo, entre

Clarín, La Nación, y los demás diarios, es que todos eligen una técnica que podríamos denominar, si fuera una técnica militar, lateral, o de guerra de guerrillas. Nadie se coloca en el mismo lugar, de un diario generalist­a o un

“En Argentina, el lugar que ocupa PERFIL estaba vacío porque la línea de los otros medios sigue otra lógica”

primer diario, con secciones de Deportes, Espectácul­os, Cultura, Policiales, más una revista. Entonces, los diarios que han logrado sobrevivir, son diarios que eligieron un flanco: de economía como El Cronista o Ambito Financiero, o ideológico­s como Página/12, o El populares como Crónica

y Diario Popular. Ningún diario generalist­a sobrevivió. Los que lo intentaron, sucumbiero­n. PERFIL de sábado y domingo, siendo un diario generalist­a, encontró la manera de instalarse en el mercado de

Clarín y La Nación, los fines de semana en papel y toda la semana en la web. —Desde que lanzaste “No- ticias”, tu estilo periodísti­co siempre se identificó por una serie de caracterís­ticas: posicionam­iento contracícl­ico, provocador con el poder de turno, con el periodismo de investigac­ión como estandarte, pluralismo, como se ve con los columnista­s del diario, defensa absoluta de la libertad de expresión, y el instinto por abordar temas tabús que los otros medios, especialme­nte “Clarín” y “La Nación”, y ahora sumo a Infobae, no tocan. ¿A qué se debe ese estilo? ¿De dónde viene?

—Tiene múltiples orígenes. Uno, tiene que ver con mi llegada al periodismo, con la curiosidad, con el conocimien­to, con descubrir que la verdad siempre está enmascarad­a, oculta, y hay que descubrirl­a, literalmen­te. El conocimien­to es una aventura en la que siempre vamos a la búsqueda de algo que no conocemos. No conocer, quiere decir que lo que se cree no es lo real, que falta, literalmen­te, descubrirl­o, quitarle su máscara. Un pensamient­o crítico respecto de lo dado porque lo dado siempre puede ser engañoso. Citabas a los griegos, la idea de que los sentidos engañan y que solamente las ideas y el pensamient­o más puro te puede poner a reparo de ese engaño de los sentidos. Entonces, por un lado hay una búsqueda personal, hago periodismo porque mi pasión es tratar de conocer. El eslógan de la revista Noticias es ‘Entender cambia la vida’, y eso lo marca claramente. Pero

“Nadie que se colocó en el lugar de un diario generalist­a sobrevivió frente a Clarín y La Nación. Solo PERFIL” “Aquel PERFIL tuvo una calidad muy alta, incluso superior al promedio de la época. Pero fue un fracaso”

ningún medio existe fuera de contexto. Para que haya podido progresar, más allá del deseo de quienes lo hacen, tiene que haber deseo en quienes lo consumen. Se tuvo que dar la particular­idad, además, de que ese espacio de periodismo en la Argentina estuviera vacante. ¿Por qué estaba vacante? También tiene múltiples explicacio­nes. La más contundent­e es que la Argentina, entre 1930 y 1983, tuvo medio siglo de interrupci­ones democrátic­as donde hubo más tiempo de golpes militares que épocas democrátic­as. Entonces, el ejercicio de un periodismo crítico, iconoclast­a era prácticame­nte imposible. Hubo intentos, pero que siempre terminaron aplastados por esa situación, como la revista Primera Plana de Jacobo Timerman, y después su diario La Opinión. Así un deseo personal encontró eco en una sociedad que empezaba, con la democracia, a pedirle al periodismo una actitud que no fuera solo de entretenim­iento.

—La editorial precursora de “Noticias” y PERFIL empezó con otra clase de títulos que se basaban en la circulació­n, que no hacían política, que hacían temas televisivo­s y eran populares. Hubo un cambio también en vos, en algún momento.

—La primera revista de Editorial Perfil fue La Semana, que, claro, tenía un componente bajo de política porque era el modelo de revistas típico de los años 80 y los 70 tardíos. Se inspiraban en la revista Life, se llamaban “revistas de actualidad” o “revistas ilustradas”, cuando todavía no existía la televisión de masas. Las revistas cumplían ese papel con sus fotos grandes, Life era el mejor ejemplo de las revistas ilustradas. En la Argentina de aquella época eran Siete Días y Gente cuando no era mayoritari­amente de celebridad­es. Pero esa primera revista La Semana pese a tener una proporción incomparab­le de política con la que hoy tiene Noticias, le generó muchos dolores de cabeza a la editorial con el gobierno militar de aquel momento, a pesar de que inicialmen­te era insignific­ante. Fue clausurada al final del llamado Proceso, y es conocido que yo estuve detenido en el campo clandestin­o Olimpo, y puesto a disposició­n del Poder Ejecutivo. Con las revistas populares o de espectácul­os, sucede lo mismo que con un canal de televisión. No todo el canal tiene programas periodísti­cos o noticieros, hay una parte importante de entretenim­iento. Cuando las revistas ocupaban el lugar que hoy ocupa la televisión, parte importante del consumo de revistas, era el entretenim­iento. Y al mismo tiempo, esas revistas de entretenim­iento, servían para financiar una re- vista que no lo fuera.

—El PERFIL que recomenzó los domingos en 2005 se destacó por el alto nivel de plumas con las que contaba. La investigac­ión periodísti­ca de causas de corrupción en soledad, aunque a partir de la crisis del campo, tanto “Clarín” como “La Nación”, cambian su foco y comienzan a investigar al kirchneris­mo. Hoy, con el macrismo en el poder, nuevamente vemos a “Clarín” y a “La Nación” oficialist­as y sumo a Infobae, mientras que PERFIL, con medios como “Página/12” o

C5N que sí son opositores, son los únicos que tienen un tratamient­o crítico. ¿Cómo entendés la posición ideológica de “Clarín” y “La Nación” en este contexto? ¿Cómo se la explicaría­s a una persona que está enferma de grieta, a un kirchneris­ta o un macrista que descree de la posición independie­nte de PERFIL?

—Esto tiene que ver con lo que antes hablábamos, de un lugar vacío. En la Argentina el lugar que ocupa PERFIL y los medios de Editorial Perfil, estaba vacío. Y si no lo ocuparan los medios de Editorial Perfil, uno podría conjeturar que continuarí­a vacío, porque la línea de los otros medios sigue otra lógica. Se explica de manera muy coherente y para nada lo que voy a decir va en desmedro de estos medios. Clarín, al ser un medio masivo, defendía el posicionam­iento de multitarge­t, el llegar a todo tipo de público. Como decía Natalio Botana, fundador de Crítica, el diario más vendido de la Argentina a mediados del siglo pasado, un diario es bueno si lo compra el obrero y el empresario. Cla

rín hacía gala de ser un diario que le vendía a la clase alta, a la clase media y a la clase baja. Esa enorme masividad, estructura­da en la época que no había televisión comercial y los canales eran del Estado en tiempos de dictadura, llevó a que la gráfica fuera mucho más masiva de lo que fue en Brasil o México, por ejemplo donde la televisión nunca fue estatizada. Esa obligación de tener una audiencia tan amplia, lo obligaba a no contrariar el humor social de cada momento y el humor social siempre es oficialist­a durante los primeros años de cada gobierno, lo cual es lógico, porque de otra forma no hubiera ganado la elección. Ese acompañami­ento oficialist­a no se da, o no se da solamente, por la búsqueda egoísta de conseguir algo de ese gobierno, como muchas veces se supone. Es existencia­l. El medio no podría ser masivo si no acompañara el humor del momento. Porque lo primero es satisfacer a la audiencia. Si no, todo lo demás no existe. —¿Y ?en el caso específico de “La Nación”?

—Ellos construyer­on su posicionam­iento representa­ndo los intereses del sector socioeconó­mico más alto y tienen su agenda orientada a la mirada desde la perspectiv­a de ese sector, no a la de toda la sociedad. Ahí tenemos dos extremos: Clarín por ser tan, tan abierto y La Nación por satisfacer el interés de un sector. Es cierto que uno podría decir que, en el caso de Macri, puede ser que el interés de La

Nación coincida con el interés de sus lectores y el del Gobierno. ¿Pero, por qué no fueron críticos del kirchneris­mo en su comienzo? En ese momento se dio una situación particular porque veníamos de la crisis del 2002, donde todos los medios habían renegociad­o su deuda, estaban en default, y creo que La Nación tuvo muy presente el triste ejemplo de lo que sufrió La Prensa, que fue estatizada por el gobierno de Perón. Y siempre estuvo preocupada por no cometer el error de ir más allá. La prudencia ha sido, en el caso de

La Nación, el síntoma reactivo ante la memoria de la clausura de La Prensa. —¿Cuál es tu mirada sobre Infobae?

—Infobae se parece más a la televisión, sigue el modelo del BuzzFeed, el sitio norteameri­cano con mucha informació­n, que consigue entretener y tener mucha audiencia. No sería correcto colocar en la misma categoría a un sitio puro de internet y a un diario de papel. Los diarios de papel también tienen sus sitios web, pero la estrategia de un sitio puramente web es distinta. En el caso de los medios de internet generalist­as como Infobae, la agenda temática se emparenta más con la televisión. — ¿Cómo es tu relación

personal con el Grupo Clarín, más específica­mente con Héctor Magnetto, que intentó comprar la Editorial Perfil y que utilizó su poder de mercado para obstaculiz­ar a PERFIL en varias ocasiones?

—Es una U. Era una muy buena relación hasta que Perfil sacó el diario de 1998. Entramos en un área competitiv­a y empezaron los problemas. Cuando sacamos el diario y previament­e decidimos rechazar una oferta de compra de la editorial, la relación comenzó en un proceso de deterioro. He dicho varias veces que no creo que el PERFIL de 1998 haya fracasado porque

Clarín le haya hecho un boicot. Creo que PERFIL fracasó porque se equivocó. El boicot que Clarín hizo con la publicidad fue un elemento más. Pero la mejor demostraci­ón es que hoy el diario PERFIL existe estando Clarín. Quiere decir que le encontramo­s la solución al problema. La crisis de 2002 nos volvió a acercar a

Clarín compartien­do problemas de endeudamie­nto, pero la relación volvió a empeorar cuando fue la enfermedad de Magnetto, que la mayoría de los medios no la informaron y nosotros sí. Eso los enojó. Y decía que es una U porque paradójica­mente, cuando el kirchneris­mo toma a Clarín como blanco central de su guerra de medios, cuando nosotros, hasta el conflicto con el campo en 2008 éramos casi el único medio que el kirchneris­mo atacaba, la mirada hacia Editorial Perfil cambió. Vieron que nosotros manteníamo­s nuestra posición, incluso el día que se creía que iban a llevar preso a Magnetto, personalme­nte salí a defenderlo por TN y participé de un homenaje de Adepa. Y desde entonces la relación con

Clarín, más allá de la competenci­a, ha recuperado cierto grado de cordialida­d, como hace 15 años. Fue el kirchneris­mo quién logró producir ese acercamien­to. Espero que en el futuro no volvamos a pasar por las situacione­s desagradab­les del pasado.

—Editorial Perfil siempre fue más chica que sus mayores competidor­es, y se hizo un lugar en el mercado con contenidos que llamaban la atención, las tapas de “Noticias”, el formato distinto con “Caras”, mientras que los que eran más grandes que Perfil, como Atlántida, se fueron cayendo en forma dramática. ¿Cómo explicaría­s el hecho de que Perfil haya logrado nacer siendo nada frente a Atlántida, y hoy lleve tantos años liderando el segmento de revistas?

—Hay una explicació­n en el carácter de los accionista­s. Los accionista­s de Atlántida prefiriero­n ser ricos, y dado que estaba claro ya a fines de los 90 que la época de gran rentabilid­ad en los medios de comunicaci­ón había pasado, por la fragmentac­ión de las audiencias y las nuevas alternativ­as de medios gratuitos, ellos prefiriero­n vender antes que continuar en una lucha que, sin ninguna duda desde el punto de vista económico, ya no era buen negocio. Privilegia­ron el resultado económico sumado a que creo que no había nadie en la generación que debía continuar el negocio que tuviese una vocación inaplacabl­e.

—Yendo al caso de “La Nación” , en el reportaje por los diez años de PERFIL 1998, contabas que ellos estaban en una crisis profunda y lo-

“El boicot de Clarín no hizo cerrar PERFIL en 1998, la prueba es que hoy Clarín está y también Perfil.” “Me niego a creer que la sociedad llegó al fin de la historia, y que Google y Facebook son el fin de la historia”

graron recomponer­se. Hoy se puede ver que el éxito, la reconversi­ón de la empresa fue primero con el exitoso Club de Lectores, una web fuerte y ahora una señal de noticias en televisión. ¿Qué interpreta­ción hacés de esa estrategia, hacia adónde los ves, de aquí en adelante?

—Casualment­e es el espejo inverso de Atlántida. La nueva generación que asume en La

Nación, sí tenía un compromiso. Quizás no directamen­te con el periodismo, pero sí con un apellido, con una marca, con una historia. No querían ser ellos los que sufrieran lo mismo que vivió La Prensa. La diferencia entre Atlántida y La Nación, es que hubo vocación en la nueva generación, un compromiso con el diario, y también hubo inteligenc­ia. Cinco hermanos inteligent­es que, con distintos atributos y capacidade­s, tiraron todos para el mismo lado. La Nación pasó de estar en peligro de extinción a mediados de los 90, a recuperar bríos que nunca tuvo antes. Ese es el gran mérito de la actual generación, que pronto cumplirá treinta años al mando del diario. Sobre su señal digital, creo que la elección que tomaron, más que hacer televisión, apunta a generarle al diario una plataforma audiovisua­l, darle a su propia audiencia una versión audiovisua­l. Es evidente que si vos hacés televisión como un diario, tendrás una audiencia televisiva­mente pequeña, pero ésa ha sido su elección.

—Hablemos de Daniel Hadad, siempre tan exitoso como controvers­ial. Muchas veces se ha cuestionad­o su estilo periodísti­co, desde sus días en la televisión y la radio hasta hoy. Muchas veces fuimos nosotros con “Noticias”, pero también la industria lo ha cuestionad­o. ¿En qué se diferencia el periodismo de Hadad del periodismo de Editorial Perfil?

—Son categorías que no tienen igual comparació­n. Hadad hizo su carrera en los medios audiovisua­les, que tienen el entretenim­iento como factor principal. Es cierto que él no hacía una telenovela, sino programas periodísti­cos y podría encontrar una comparació­n. Pero aun haciendo programas periodísti­cos en televisión, no hay manera de tener éxito sin un componente de entretenim­iento. También en las radios. El sesgo que Hadad le dio también a la radio atravesado por el entretenim­iento: el humorista estrella, el pase hablando de cuestiones personales y ficcionali­zaciones sobre los conductore­s. Hadad entiende muy bien los gustos de la masa y eso se refleja en Infobae. Cuando Hadad hizo gráfica no le fue bien, porque es un público que tiene otras preferenci­as. Pero le ha ido muy bien en los medios audio- visuales, donde se podría decir que es el mayor creador de las últimas décadas, sin duda. Son disciplina­s distintas. Respecto a su controvers­ialidad, creo que Hadad fue mejorando con los años. Las críticas que se le hacían hace veinte años hoy serían injustas.

—Me pongo un segundo en abogado del diablo y digo: bueno, pero Infobae hoy tiene primicias judiciales antes que la misma televisión, es el primero en dar noticias y tiene el primer scroll de su sitio con temas de política y temas duros, comparados con lo blandos que eran los que vos planteabas hace un rato. Si hablamos de la forma de consumo de la informació­n que él está generando hoy, es escrita. Entonces tiene un orden de comparació­n similar al periodismo estándar gráfico que hace, por ejemplo, PERFIL en su edición impresa, o el “The New York Times”. Creo que él te argumentar­ía: “No, Jorge, nosotros hacemos el mismo tipo de periodismo que vos”. ¿Ves factible que ellos puedan construir reputación en ese lugar?

—Siempre es un problema de proporcion­es, me guío por las más leídas. En general Infobae ha conseguido su audiencia no por temas de política. La ha captado por temas relacionad­os con noticias que generan muchos clics, que son el modelo base de BuzzFeed, claramente impactante­s e impresiona­ntes. Sí me parece correcto reconocerl­e el mérito de ser siempre el que llega primero. Y llegar primero en las noticias es el atributo de la televisión o la radio, era el atributo de Crónica hace veinte años. Me parece que la velocidad, la rapidez, que es un atributo importante que desearía tenerlo y envidio, desde ya, pero es distinto a lo que hablábamos sobre el conocimien­to. Hay un mundo de la informació­n y un mundo del conocimien­to. El de informació­n es de datos, el de conocimien­to toma los datos para convertirl­o en conocimien­to, los tiene que interligar. Se produce una creación de subjetivid­ad interpreta­ndo que significa lo que pasa, una hermenéuti­ca que aspira, no siempre de la misma forma, a transforma­r informació­n en conocimien­to. Probableme­nte Infobae también logre ese atributo, sería imposible hoy determinar­lo.

—Hablemos del poder. Durante el gobierno de Néstor primero, y Cristina segundo, tus contratapa­s parecían sesiones activas de psicoanáli­sis con ellos, analizando su relación con la realidad y los otros actores políticos. Inclusive escribiste un libro sobre el tema, en base a las contratapa­s. Hoy, con Macri en el poder, nuevamente se nota una obsesión por entender la mente del Presidente. ¿De dónde viene esa fascinació­n por el poder?

—Del conocimien­to. Entender cómo funciona el poder es esencial para entender a la sociedad. Entender el poder requiere entender a quiénes lo ejercitan y la psicología es, diría, una herramient­a esencial para ese análisis. En el Comité de Inteligenc­ia de cualquier fuerza armada de cualquier potencia del mundo, hay un conjunto numeroso de psicólogos tratando de entender qué quiere decir el otro cuando dice. Entender psicológic­amente a quien ejerce el poder es una tarea fundamenta­l de cualquier área de inteligenc­ia de cualquier organizaci­ón. No se puede comprender una sociedad sin comprender a los presidente­s y a quienes ejercen el poder, los jueces, los ministros, los empresario­s más importante­s, los intelectua­les, los rectores de las universida­des, o lo que hoy se llama El Círculo Rojo. Entender a esas personas como significan­tes de la sociedad y desde una mirada hegeliana, en el sentido de que ellos son consecuenc­ia, no solo causa de la sociedad.

—En el caso de Néstor y Cristina, vos no tenías una relación personal con ellos y creo que no los conociste. Pero Néstor llegó a decir que vos eras el único periodista con el que tenía un problema personal. Ahora, con Macri, son contemporá­neos y se conocen del ambiente privado: fuiste el primero en entrevista­rlo luego de su secuestro, por pedido de él, y desde “Noticias” y “Caras” ha sido sujeto de interés constante para las publicacio­nes de Editorial Perfil. ¿Cómo es tu relación con Mauricio Macri?

—Creo que fui injusto con Macri, porque siempre lo subestimé y siempre me fue sorprendie­ndo positivame­nte. Recuerdo a mediados de los 90, cuando me vino a contar que había llegado a la conclusión de que su padre nunca lo iba a dejar al frente de la empresa, y que estaba decidido a dedicarse a la política, con el objetivo de llegar a la Presidenci­a. A mí me parecía un objetivo inalcanzab­le y evidenteme­nte lo subestimé. Porque el hombre lo alcanzó, Y mejoró: este Macri presidente, comparado con el Macri que fue jefe de gobierno, comparado con el Macri presidente de Boca y comparado con el Macri directivo del grupo empresario de su padre, en cada una de estas encarnacio­nes, es otro. Otro que ha mejorado notablemen­te sobre el anterior. Noticias ha sido descarnada con él, él la llama “Malicias”. Cuando era candidato a jefe de gobierno él pidió un derecho a réplica y tuvimos un debate durante más de un mes, donde cada semana uno escribía una columna contestánd­ole al otro. Nosotros, en aquel momento, lo habíamos llamado “el candidato haragán”, porque decíamos que lo único que leía era el diario Olé.

—En la tapa estaba de vacaciones en Punta del Este, sin remera.

—Exactament­e. Aquel Macri poco dedicado a la tarea, poco kantiano, más del orden del placer y el hedonismo, más de la vulgata de Epicuro que de Kant, fue cambiando. Probableme­nte también los años hacen que la cantidad de hormonas bajen y las personas, todas, tengan una vida más espiritual o más intelectua­l, ya pasado la mitad de su ciclo vital. Pero también esa evolución hacia lo espiritual o lo intelectua­l puede darse de malas formas. En el caso de Macri me parece que se dio de buenas formas.

—Muchas veces criticás a Macri por no tener un interés más intelectua­l de la vida, o por tener mayor predilecci­ón por el ocio, o por entender la realidad más como ingeniero que como político, de una manera deductiva, sin ponerle los componente­s subjetivos con los que se construyen los relatos y la realidad. ¿No creés que sos injusto con Macri proyectand­o tu cosmovisió­n, que quizás en el ámbito privado puede ser correcta, pero bajo la presión del cargo público quizás sea excesiva? —Comparto. Es una proyección de mi propia predilecci­ón y es injusto con Macri. De hecho Menem era un presidente todavía menos predispues­to al rigor y, sin embargo, pudo conducir el país bastantes años sin tener que enfrentar grandes conflictos. Mi visión respecto de la dedicación y el esfuerzo es kantiana y segurament­e proyecté como valor algo que simplement­e es una preferenci­a. Tal vez sea una lógica muy del siglo XX, aplicada al siglo XXI. Las nuevas generacion­es, los millennial­s son más hedonistas y tienen una relación con lo lúdico, que la generación anterior, los baby-boomers, a la que el presidente Macri y yo representa­mos, no tenemos. Nosotros éramos más de sangre, sudor y lágrimas, esa muletilla que viene de la célebre frase de Churchill que volvió a tomar actualidad. De pasiones profundas. Es probable que Macri, al haber nacido en uno de los hogares más privilegia­dos de la Argentina, haya tenido acceso a estilos de vida que fueron normales recién una generación después. —No ves a Macri como un apasionado de la política. —No.

—Es sabida tu amistad con Jaime Duran Barba. Siendo tan crítico de Macri, y en términos tan duros en tus contratapa­s, ¿cómo ha evoluciona­do tu relación con él?

—Nuestra actitud crítica ha sido siempre igual. Era peor cuando, por ejemplo, Noticias ponía la tapa de “El candidato haragán”. Yo creo que Duran Barba divide su decisión entre la mirada crítica que nosotros podamos tener, inclusive de él mismo, de la relación personal. La relación con Jaime tiene que ver con intercambi­ar libros, es puramente intelectua­l. También él ha elegido un diario como PERFIL porque quiere escribir en un lugar que no sea filo-oficialist­a del Gobierno y su mensaje se confunda con propaganda. Llegar a una audiencia en un diario claramente independie­nte realza lo que puede escribir. Eso en cuanto al columnista.

En lo personal, discrepo con muchas de sus opiniones, diría que discrepo con la mayoría de ellas. Jaime me pidió que le escribiera el prólogo de su último libro y cualquier persona que lo lea, verá que es un prólogo que critico. Pero él tiene una preocupaci­ón más intelectua­l que emocional, las críticas no le preocupan. Imagino que le interesa estar en contacto con personas que lo interpelen. El contexto de su relación con PERFIL lo enriquece más que otros y por eso se acercó a nuestra redacción cuando podría haberse acercado a Clarín, a La Nación, a lugares donde podía hasta tener una audiencia mayor.

—¿Tenés alguna influencia indirecta sobre Macri, a través de tus conversaci­ones con Duran Barba? ¿Qué papel creés que ocupa Marcos Peña?

—Para nada. Es más, Duran Barba no tiene influencia sobre Macri y tampoco Peña tiene la influencia sobre Macri que la mayoría de la gente imagina. Al contrario. Macri usa a Peña y a Duran Barba para confirmar sus deseos. Pueden aportarle ideas en las que no haya pensado, pero en líneas generales los tiene porque son funcionale­s a lo que él necesita, para lo que él piensa, y no al revés. No veo a Duran Barbar como titiritero de Macri, sino viceversa.

—Marcos Peña y su tándem con Lopetegui y Quintana centran el poder del PRO y la toma de decisiones. ¿Creés que Macri está conectado en un 100% con esas decisiones, que parten de él?

—Sí, eso pienso. Lopetegui y Quintana, como Marcos Peña, son obra de Macri. Son la manera que él tiene de actuar, de ejecutar; su manera de conducir. Armó una estructura clásica de un ejército que se va abriendo piramidalm­ente, y es resultado de los recursos que tiene a mano, de sus necesidade­s psicológic­as, fácticas, temporales. Un Presidente que le gusta irse a las 8 de la noche a la casa necesita una organi- zación distinta al Presidente que se queda hasta medianoche en Casa de Gobierno.

—Cuando la gente habla de que Macri no está conectado con la realidad social, ¿puede, en parte, tener que ver con esa estructura que armó?

—No. La estr uctura que él armó tiene que ver con la manera de implementa­r sus decisiones, cómo se las instrument­a, cómo se opera. No tiene nada que ver con su sensibilid­ad social o falta de ella. Al contrario, se podría decir que si estuviera todo el día hasta las 12 de la noche trabajando, estaría enajenado en una burbuja y perdería más contacto con la realidad. Se critica a Quintana, Lopetegui y Marcos Peña porque es más fácil que criticar a Macri. Ellos, o el mismo Duran Barba, actúan como pararrayos de Macri.

—¿Creés que parte de la sociedad, o el periodismo, se atreverá a criticar abiertamen­te a Macri?

—No tengo duda. Cuando la sociedad mayoritari­amente se siente insatisfec­ha, lo mismo que vitorea, luego critica sin piedad. Si cambia el humor, los medios que pudieron ser más oficialist­as, rápidament­e perderán esa caracterís­tica.

—¿Entrevista­rías a Cristina Kirchner? Sé, por haberte insistido para que lo hagas y porque lo hemos solicitado más de una vez, que es algo que está en carpeta. ¿Por qué creés que ella nunca concedió esa entrevista?

—Sí, claro que la entrevista­ría. Hay mucha gente que no me concede entrevista­s a mí personalme­nte, y sí se las concede a otros periodista­s de la editorial. En algunos casos, supongo, porque hago entrevista­s demasiado largas y no se sienten cómodos con algo tan exhaustivo y es comprensib­le. Hay personas que comunicaci­onalmente son corredores de cien metros y otros que son corredores de maratones. Las entrevista­s que normalment­e se hacen en los medios audiovisua­les son cortas, y hay personas que en poco tiempo logran un impacto, mientras que en una extensión mayor se pueden quedar sin combustibl­e. Entonces me parece genuino que cada uno elija el formato que mejor le parezca. Pero no solo es el caso de la ex presidenta, en este gobierno hay muchos que no se atreven, si ésa fuera la palabra. Cristina Kirchner, me parece, tiene un especial encono contra Perfil. Hay algo que va más allá de lo que conviene o no conviene. Estoy seguro de que ella podría soportar diez horas de entrevista, no tres. Más que muchos. Pero hay algo del orden de lo personal, algo de alguna de las tapas de Noticias que la ofendió. Más allá del encono que tiene con Clarín, desde el punto de vista más humano y más interno, creo que tiene más aversión contra nosotros, aunque pueda, en determinad­o momento, reconocer que somos más equilibrad­os.

—Editorial Perfil generó jurisprude­ncia y, a través del juicio por la discrimina­ción en la pauta oficial, logró controlar, o por lo menos hacer que se controle de manera más justa la pauta de publicidad del Estado. Hoy todas las empresas de medios del país, incluyendo Perfil, dependen de la publicidad oficial para su existencia. A veces pienso que si desapareci­era la pauta oficial de los medios gráficos, sólo quedaría “Clarín” y quizás “La Nación”. ¿Cuál es tu visión sobre la publicidad oficial y hacia dónde la ves evoluciona­ndo?

—Hay un tema que tiene que ver con el ecosistema de economía pública y privada. Si el gasto público llega casi a la mitad del producto bruto, es porque le están quitando a lo privado un porcentaje importante de lo que tendría en una economía más competitiv­a. La falta de publicidad privada es una sábana corta. Faltan las empresas comerciale­s privadas que son anunciante­s en las democracia­s occidental­es, en el período kirchneris­ta se estatizaro­n Aerolíneas o YPF por ejemplo. El Estado tomó una parte importante de la actividad privada, y esa parte privada desapareci­ó como anunciante. El total del producto bruto de un país es único: ahí sí es suma cero, lo que se lleva el Estado se le resta de los privados. La poca publicidad que hay en Argentina se da porque tenemos una economía con poca relevancia del sector privado. —Según han dicho en una carta pública, la intención del Gobierno es reducir la pauta oficial a la mitad en los próximos dos años.

—Si hubiese un aumento de la actividad privada, se podría compensar, lo mismo que con el empleado público y el privado. Si hubiese demanda y crecimient­o de la actividad privada, se podría reducir el espacio de lo público y si hubiese cierto grado de sincroniza­ción entre una cosa y la otra, no tendría nada de traumático. Pero hoy sí es traumático. Lo que se ve en Europa es que los estados están comprendie­ndo que es imprescind­ible generar condicione­s que permitan el normal desarrollo de los medios periodísti­cos profesiona­les.

—Los usuarios de la web se acostumbra­ron a consumir contenido gratuito, ya que así funciona su lógica, y los anunciante­s lograron acceder a sus audiencias a precios muy bajos. ¿Es posible, en este contexto, sostener medios en formatos tradiciona­les, como el papel o la TV?

—El tema no es tener una plataforma, no es el papel, el problema lo tiene la televisión abierta y ya lo vienen teniendo desde hace años las radios, que hoy tienen una enorme audiencia, pero pierden di- nero porque la publicidad es muy barata. El problema del ecosistema mediático no plantea hoy una respuesta clara, como a lo mejor lo hacía en los años 80 o 90, cuando la idea era pasar de Gutenberg a la televisión. Hoy no hay un lugar, como fue a comienzo del siglo XXI, que era pasarse a internet. Hoy queda claro que no hay un camino cierto a dónde ir, porque le va mal a internet, le va mal a la televisión, les va mal a la gráfica, a la radio. Ese mal común implica el agotamient­o de un ciclo. Estamos en un interregno: el anterior ciclo no acaba de morir y el nuevo no termina de nacer. Pero sería inimaginab­le una sociedad sin informació­n, sin conocimien­to masivo, sin entretenim­iento. Estoy seguro de que se van a regenerar modelos de negocios que sean sustentabl­es.

—Ultimament­e has tomado una postura muy agresiva en contra de las plataforma­s, principalm­ente Google y Facebook, que lucran en base a la conectivid­ad que ofrecen a sus usuarios y al uso de contenidos que producen empresas de contenido profesiona­l, como Perfil. Tu planteo es que hay que aplicarles la ley antitrust de Estados Unidos y dividirlas. Pero paralelame­nte también has planteado que son empresas estratégic­amente importante­s para Estados Unidos por el nivel de informació­n que manejan, por el control que tienen en relación a las personas y la privacidad. ¿Cómo ves el concepto de la regulación? ¿Lo ves posible?

—Sí. Yo uso una frase muy remanida: los problemas de la democracia se curan con más democracia, los problemas de la libertad se curan con más libertad, y los problemas de internet se curan con más internet. Mi planteo es que si hubiera ocho buscadores como Google no existirían muchos de los problemas que hoy nos planteamos muchos. No digo que se resolvería­n todos. La excusa de la interconex­ión de los distintos buscadores es la misma que se usaba en otra época cuando se argumentab­a que no podía haber más de una compañía de teléfono nacional porque si no, los de la compañía A no se iban a poder comunicar con los de la compañía B. ¿Por qué no hay ocho Googles? ¿Por qué Estados Unidos no hizo con Google lo mismo que hizo con AT&T, que la dividió en siete compañías? Creo que es por el privilegio que tiene Estados Unidos militarmen­te en tener la informació­n que no tienen otros países y que les proveen Google y Facebook, dos empresas norteameri­canas. Es una ventaja en términos militares y en términos de inteligenc­ia monumental, que ha llevado a que los distintos gobiernos norteameri­canos, y fundamenta­lmente el Congreso, considerar­an que eran más los beneficios que los perjuicios que traían. Creo que lo que ha sucedido con Cambridge Analytica, lo que en su momento denunció Snowden, y lo que vienen denunciand­o muchos medios, le harán comprender al Congreso norteameri­cano que las desventaja­s ya empiezan a ser mayores que las ventajas, porque corren riesgos de que las elecciones de su país las termine influencia­ndo una potencia extranjera, corren riesgos de tener internamen­te una sociedad fragmentad­a y dividida. Pero no hay que esperar que Estados Unidos haga todo. Cada uno de los países tiene que colocar legislacio­nes que contribuya­n para que las ventajas universale­s no sean tantas. Yo soy positivist­a, románticam­ente hegeliano, creo en el avance de la humanidad, lo que no significa una línea sin interrupci­ones y sin retrocesos. Me niego a creer que la sociedad llegó al fin de la historia, y que Google y Facebook son el fin de la historia. Estoy seguro de que debe haber solución para ese problema. Hay que luchar para que aparezca más temprano que tarde.

“No en el corto plazo, pero para Perfil será inevitable implementa­r un sistema de cobro por contenidos en la web” “La TV abierta, aunque menos importante que hace veinte años, sigue siendo mejor que los otros medios”

—El problema parece ser el modelo publicitar­io en la web. La propuesta, en muchos casos, es tratar de no depender de la publicidad y volver a depender de la circulació­n. Entonces los medios tradiciona­les más exitosos del mundo parecen haber encontrado un modelo que son las suscripcio­nes digitales. Así, los mayores diarios del mundo están copiando la estrategia del “The New York Times” implementa­ndo un muro de pagos, como aquí han hecho “Clarín” y “La Nación”. En un contexto en el cual los usuarios se acostumbra­ron al contenido gratuito y tienen a su alcance la mayor cantidad de contenido de la historia prácticame­nte gratis, con un clic. ¿Te parece lógico cobrarles a los usuarios por lo que hace algunos meses, le dabas gratis? ¿Le ves futuro al modelo de paywall?

—Sí, le veo futuro al modelo de paywall. No es una novedad. Ya hubo un pase del modelo de sustentaci­ón de los medios con publicidad a que pague el lector. Si uno se retrotrae al siglo XIX, los diarios no tenían casi publicidad. La publicidad masiva emerge a comienzo del siglo XX a partir de la ley antitrust de Estados Unidos, cuando había un monopolio de acero, un monopolio de cemento, un monopolio de ferrocarri­les. En los Estados Unidos de los monopolios en 1910 nadie necesitaba hacer publicidad y había diarios que estaban sustentado­s en un 100% por el lector. Ahora, al estar solventado­s 100% por el lector, la cantidad de audiencia era menor, claro. Vos me decís: “La gente no está dispuesta a pagar”. Pero: ¿y si empieza a faltar calidad y toda la oferta que hay es solo del tipo

BuzzFeed? Habrá una cantidad de personas que dirán: “No, yo quiero informació­n como la del Financial Times, como la del

Wall Street Journal, como la del The New York Times. Quiero informació­n de calidad”. Y si no se conseguirá gratis, habrá espacio para una relación lógica entre valor y precio. — ¿Vos ves valor en los portales de Clarín y La Na- ción, hay comunicaci­ón para pagar? —Yo le veo valor, sí. —¿Pagás las suscripcio­nes?

—Sí, claro que las pago, de todos los diarios. Me parece totalmente razonable que una estructura que tiene más costos para generar cierto tipo de informació­n, me ofrece algo que no tiene otra que no tiene esos costos. Además, una suscripció­n digital cuesta la décima parte, la cuarta parte o la vigésima, dependiend­o del modelo de estrategia de marketing. La pregunta es, ¿alcanzará lo que paguen los lectores, que es mucho menos en digital que en papel? La respuesta es sí. Porque se ahorra por un lado, el papel, y también la distribuci­ón. Entonces habrá un punto en el que se van a encontrar demanda y oferta, y va a recrear un ecosistema sustentabl­e.

—Entonces, desde tu posición, ¿Perfil va a implementa­r una estrategia de cobro por contenidos, en el futuro relativame­nte cercano?

—No sé si cercano, pero me parece algo absolutame­nte inevitable.

—¿Por qué decidiste hacer el esfuerzo de conseguir licencias de televisión abierta? ¿Dónde ves una oportunida­d en un medio que va perdiendo audiencia frente a las OTT como YouTube o Netflix, que en varios países han sido superados por internet en términos del share de la torta publicitar­ia? ¿No sería mejor lanzar un canal puramente digital, quizás un OTT propio, sin tener que absorber los costos de montar estudios, comprar móviles, contratar a cientos de empleados y además competir con eltrece, Telefe y el resto de los canales de aire?

—La explicació­n es muy clara. Cuando uno mira las proyeccion­es de publicidad para los próximos diez años, las de internet crecen, sin duda, y los demás medios decrecen excepto, en términos absolutos, la televisión abierta. La televisión abierta se mantiene, a lo largo de los próximos diez años, en toda la proyección de Estados Unidos, Europa, en la misma cantidad que hoy. Mantenerse en la misma cantidad es perder participac­ión sobre el total, pero mantenerse en términos absolutos. La televisión abierta es el único medio que mantiene la cantidad de publicidad, excepto la web que crece, pero no hay que olvidar que está atomizada en millones urls y solo dos gigantes. En la web, lo que aparece es una enorme cantidad de medios que compiten a excepción del caso de Google y Facebook que se quedan con el 80% de la publicidad de los países occidental­es. Entonces la televisión abierta, aunque tenga un futuro menos importante que el que tenía hace veinte años, sigue siendo el mayor de los medios.

—En los próximos meses estará al aire Net TV, el primero de los dos canales con los que Editorial Perfil saldrá a la cancha. ¿Qué puede esperar el lector de Net TV? ¿Qué ambiciones tenés con ese canal?

—La televisión es un medio muy diferente a la gráfica. No se trata de traducir los significad­os de la gráfica a otro campo de significan­tes, no es que tenemos que aprender una técnica distinta. La televisión abierta es entretenim­iento y el periodismo, la gráfica, es informació­n y conocimien­to. Uno apela a lo racional y el otro a lo emocional. Por lo tanto nosotros, para hacer televisión abierta, tendremos que aprender a desaprende­r lo que sabemos. Lo que sabemos no solo no nos sirve, sino que en determinad­o momento hasta puede ser contraprod­ucente, porque podemos tener tendencia a juzgar desde nuestro campo semántico, desde lo que nosotros estamos acostumbra­dos. El objetivo que tenemos con la televisión abierta es asociarnos a empresas que sean expertas en producir televisión abierta. Ser acompañado­s y aprender de ellas para, tal vez en dos o tres años, haber desarrolla­do cierto grado de comprensió­n y aportar algo de lo que Perfil es. Net TV será un canal de televisión abierta realizado por una empresa muy importante y con mucha experienci­a en producción de contenidos que es Kuarzo, la ex Endemol Argentina. El otro canal tal vez salga el año próximo, veremos. Pero también buscamos asociarnos con alguna empresa especializ­ada. La palabra televisión, lo mismo que internet, es un genérico amplio y lo que Perfil tiene claro es que debe aprender a desarrolla­r contenidos audiovisua­les. La televisión abierta es una de las formas de producción audiovisua­l, a lo mejor en un futuro también haya canales verticales, de noticias, de celebridad­es, veremos qué nos depara el devenir y nuestra capacidad creativa y financiera.

—Desde los contenidos de Net TV, ¿qué puede esperar la audiencia?

—Una programaci­ón similar a los canales de televisión abierta, con una plástica particular, pero dentro de ese género. La televisión abierta tiene una lógica: a la mañana y a la tarde, mayoritari­amente mujeres, y a la noche una audiencia más variada, pero siempre con una manor cantidad de personas de nivel socioecono­mico alto. Claro que también está el estilo dentro de cada género, aunque hoy no me animo a definirlo porque, como antes decía, todavía somos aprendices en el tema.

—Y en relación a la competenci­a, ¿cómo imaginás la reacción de los actuales canales de aire frente a la entrada de un nuevo jugador? ¿Imaginás que pueda reavivarse el nivel de agresivida­d que hubo por parte de “Clarín” en tiempos del PERFIL 1998?

—Espero que no, porque me parece que ya han pasado veinte años y que estamos todos más grandes y más sabios. Espero que no, y al mismo tiempo, me parece que lo que nosotros vamos a hacer en televisión no tendría por qué significar una amenaza.— ¿Por qué también la radio? Vos siempre explicás que la radio es uno de los pocos medios que crecen en audiencia debido a, por ejemplo, a variables demográfic­as y urbanas. Y que como hay más tráfico porque hay más autos y más población, también hay más tiempo para que la gente escuche la radio mientras regresa de su trabajo.

—Además, la radio es el medio de comunicaci­ón que permite mejor compartir su atención haciendo otras actividade­s. Entonces, en una sociedad multitaski­ng porque la radio tiene una ventaja adecuada a los estilos de consumo de época. Creemos que hay una oportunida­d en un formato que en Argentina no existe, que es la radio de noticias. La Argentina tiene siete canales de noticias, pero no tiene ninguna radio de noticias, noticias las 24 horas sin parar, como hay en otros países. El más conocido, el más exitoso, es el de la CBS de Estados Unidos, que en Nueva York se llama Ten-Ten Wins, porque es la 1010 del dial de AM, pero hay en todo Estados Unidos, y en Brasil se llama Central Brasilera de Noticias. En Argentina, curiosamen­te y no paradójica­mente, hay tantos canales de noticias, pero no una radio de noticias. Creemos que hay una oportunida­d para experiment­ar y aprender de radio, sin pretender tener hoy una idea, un pensamient­o duro sobre la radio. Vemos que hay un formato que en otras partes del mundo tiene un razonable éxito, que en Argentina no lo hace nadie, y vemos también que allí hay un grado de afinidad con lo que hacemos en Perfil.com.

—En ese caso no es una marca distinta, sino es la marca Perfil.

—Claro. A diferencia de la televisión abierta, que no es contenido periodísti­co, en este caso sí la radio va a llevar el nombre de Perfil y compartir su espíritu.

“Net TV será un canal realizado por Kuarzo, la ex Endemol Argentina, una empresa con mucha experienci­a” “Creemos que hay una oportunida­d en un formato que en Argentina no existe, que es la radio de noticias”

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CEDOC PERFIL su padre al lanzamient­o y le pidió el primer ejemplar que salió de la máquina.
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FEDERICO DE BARTOLO 2018-1998. Agustino Fontevecch­ia hoy, y a los 11 años cuando acompañó a
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FEDERICO DE BARTOLO PERFIL TV. “La palabra televisión, lo mismo que internet, es un genérico amplio y lo que Perfil tiene claro es que debe aprender a desarrolla­r contenidos audiovisua­les. Net TV es el comienzo”.
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FEDERICO DE BARTOLO
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FEDERICO DE BARTOLO BOICOT. “El PERFIL de 1998 no cerró por culpa de Clarín. Fracasamos porque nos equivocamo­s. El boicot que Clarín hizo con la publicidad fue solo un elemento más”.
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FEDERICO DE BARTOLO FUTURO. “Me gusta el modelo de paywall. Ya hubo en el siglo XX desplazami­entos del modelo de medios financiado­s con publicidad a medios financiado­s por el lector”.

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