El peor momento de la DAIA

La situación es un enredo, en algún momento se aclarará. Hasta ahora hay una primera verdad que es la declaración de la actriz Esmeralda Mitre minimizando la cantidad de muertos en el Holocausto. Pero hay una segunda verdad que son las torpezas del titular de la principal institución de la comunidad judía en la Argentina. La DAIA ha demostrado la debilidad y la fragilidad extrema de esa institución, donde Cohen Sabban, vinculado al sector textil se ha dedicado, desde su elección, a fotografiarse con todo aquel que él creía le daba prestigio. La DAIA no representa a la mayoría de los judíos argentinos. Es todo un núcleo de poder que en su momento dominaron Rubén Beraja y sus amigos, que solo actúa siguiendo las posiciones políticas de los gobiernos de Israel y está escasamente comprometida con las peripecias y necesidades de los judíos creyentes o no creyentes argentinos. Hoy pasa por uno de los peores momentos de su historia. Históricamente la DAIA siempre cuidó su relación con los gobiernos de turno. En algunos casos exageradamente, como con la tragedia de la AMIA, donde desvirtuó muchas investigaciones. La conducción de la DAIA se resistió a proseguir con todos los trámites vinculados a la causa. Esmeralda Mitre dijo algo que no debía, moral e históricamente. Pidió perdón. Se la excusó por el mal momento que vive tras su separación matrimonial.

Sin embargo, para la gran mayoría, dijo lo que dijo y eso no se borra fácilmente. Paralelamente la consigna bíblica judía es saber perdonar guiando a quien se equivocó por un mejor camino. Cohen Sabban embarró aún más la cancha. Hasta ahora solo se sabe que no debía pedir dinero, como lo habría hecho con algunos gobernadores. Arrastra acusaciones de errores de todo tipo. ¿Como pudo ser elegido por sus pares?