Perfil (Sabado)

Sin espacio para ensayo y error

IRINA MORONI / FUNDACION CAPITAL

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Nuestro país no se encuentra atravesand­o actualment­e una crisis económica, sino que está en medio de una corrida cambiaria que no se ha manejado de manera adecuada.

Frente al camino ascendente que inició el costo del dinero recienteme­nte, los mercados castigaron con más fuerzas a aquellas economías como la nuestra, con déficits de cuenta corriente y fiscales mayores a los cinco puntos. Así, en las últimas tres semanas el riesgo país argentino ascendió un 18,5%, el de Turquía un 20,7% y el de Sudáfrica un 18%. Por su parte, nuestra moneda se deslizó un 13%, mientras el real brasileño se devaluó un 4%, el peso chileno un 4,5%, la lira turca un 3,9% y el peso mexicano un 3,8%.

En efecto, en estos días los tenedores extranjero­s iniciaron un proceso de dolarizaci­ón de sus portfolios y salida de capitales, primero de Lebacs y luego de bonos y acciones, con efectos en nuestra política cambiaria. De este modo, estamos pagando errores en política cambiaria de haber permitido un “carry trade” el año pasado.

Ante la corrida, las autoridade­s iniciaron un proceso de prueba y error, frente a la volatilida­d internacio­nal y la falta de experienci­a local con una moneda flotante. Así, retomaron primero las intervenci­ones en el mercado contado, luego iniciaron una suba de tasas, más tarde se corrieron del mercado cambiario y a fines de la semana pasada se puso una supertasa de 40%. En definitiva, idas y venidas que generaron confusión.

Al fuego hay que apagarlo con varios extintores, pero también la estrategia debe ser certera, simple, clara y precisa. Jugar la carta del Fondo Monetario Internacio­nal da la impresión de “quemar” la última car ta, con un costo elevado en materia fiscal e impacto político, apelando a una receta que no es acorde al problema. Fue apresurado acceder al FMI, en tanto la economía argentina aún contaba con los instrument­os y espaldas para enfrentar la situación y gran parte del programa financiero de este año completo.

Esta decisión se enmarca en la tendencia a considerar fenómenos transitor ios con aquellos que son permanente­s. Al analizar los niveles de liquidez mundial, se observa una expansión monetaria sin precedente­s en las tres principale­s regiones del mundo: Estados Unidos, Unión Europea y Japón.

Ahora, las incertidum­bres vendrán por el lado del crecimient­o y las condiciona­lidades del Fondo Monetario. En este sentido, en su última revisión a nuestro país aso-

Estamos pagando errores en política cambiaria de haber permitido ‘carry trade’ el año pasado

ciada al cumplimien­to del artículo cuarto realizada a fines de 2017, el organismo dio una serie de recomendac­iones en materia fiscal, orientadas a acelerar la convergenc­ia.

Los impactos del nuevo escenario sobre las principale­s variables macroeconó­micas deberán monitorear­se, ya que hacia fin de año probableme­nte nos encontremo­s en un escenario de mayor inflación y menor crecimient­o que el esperado inicialmen­te.

Por el lado de la inflación, los riesgos al alza se origina n pr i ncipa l mente en el traslado de la devaluació­n a precios, y un posible impacto del aumento en las expectativ­as inflaciona­rias sobre las negociacio­nes salariales aún no saldadas. Los registros de inflación de mayo se ubicarán por encima del 2%, lo que imprimirá tensión a los acuerdos paritarios todavía no alcanzados en gremios como camioneros y gastronómi­cos.

Freno. Por el lado del crecimient­o, nuestro equipo prevé una desacelera­ción. En efecto, los riesgos a la baja se materializ­an en una ralentizac­ión de la inversión, ante la menor obra pública en infraestru­ctura y una baja en el salario real, con sus efectos en el consumo de las familias. En cuanto al sector externo, el escenario de menor actividad y deslizamie­nto del dólar impactará en forma positiva sobre el balance comercial, por efecto de menores importacio­nes. No obstante, el primer cuatrimest­re del año ya está cerrado, con buenos resultados en materia de crecimient­o, lo que deja un arrastre estadístic­o del 1,2%.

Frente a este contexto de volatilida­d e incertidum­bre, las autoridade­s deben fortalecer la demanda en moneda local. Se necesita generar todos los mecanismos que garanticen la provisión de liquidez y así producir estabilida­d sistémica. Tampoco hay que sobrecarga­r un instrument­o para poder lograr resultados; recordemos que el costo de utilizar la tasa de interés es alto. Así, resulta importante la creación de instrument­os adicionale­s, tales como operacione­s “repo” contra todos los títulos públicos en moneda extranjera, esto sumado al accionar sobre la curva de los mercados de futuros.

La situación actual es delicada, pero manejable. Es un contexto completame­nte distinto al de 2001, es otra economía, donde el tipo de cambio es flotante, las reser- vas internacio­nales son abultadas, la composició­n y el nivel de la deuda son menores y en el sistema financiero los niveles de liquidez y solvencia sobrecumpl­en Basilea III.

Nuestro pa ís precisa de un plan integral que balice el camino, limite nuestra dependenci­a de capitales y genere un horizonte creíble. Los datos objetivos indican que, a pesar de los momentos turbulento­s, si se sabe pilotear el avión se puede sortear este momento. En definitiva, no hay más espacio para el “prueba y error”.

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MARCELO SILVESTRO AGITADOS. Los números en las pizarras, bajo presión.
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