FADO REMIX
Con influencias de electrónica y jazz, el fado del siglo XIX se revaloriza. Los jóvenes redescubren la poesía de sus versos y se organizan festivales de música que son disparadores del turismo.
Los jóvenes sumaron compases de jazz y timbres res electrónicos a las viejas amarguras del fado. Así, Lisboa es un renovado escenario musical a cielo abierto.
En Lisboa se celebrará a mediados de mayo el Festival de la Canción de Eurovisión. La capital de Portugal es un lugar perfecto para ese evento. La ciudad del fado no solo es una metrópoli que actualmente está muy de moda como destino turístico, sino que también es una de las más musicales de Europa. En el sótano abovedado del antiguo Clube de Fado baja la intensidad de la luz. Con su guitarra portuguesa, Mário Pacheco toca los primeros acordes menores. La cantante Cuca Roseta ha cerrado los ojos. Su voz rompe el silencio con tanta fuerza que incluso los numerosos turistas extranjeros sin conocimientos del portugués comprenden inmediatamente el contenido sentimental del fado: pasión, nostalgia, amor, dolor. Un concierto de fado es toda una experiencia y una oportunidad para mirar profundamente en el alma portuguesa. Lisboa es la metrópoli del fado. “Quien no ha escuchado nunca un fado no conoce Lisboa”, dice Pacheco, cuyo Clube de Fado es, junto con A Baiuca, Casa de Linhares, Senhor Vinho y Mesa de Frades, uno de los locales en el barrio de Alfama, en el casco viejo de Lisboa, que actualmente están muy de moda. No solo los turistas se entusiasman con el fado: también muchos portugueses han vuelto a descubrir su pasión por la tradicional música melancólica y nostálgica de su país. “Hace tiempo que el fado no ha sido tan popular como ahora”, asegura Pacheco, uno de los guitarristas de fado más conocidos de Portugal. “Gracias a una nueva generación de artistas está viviendo un auténtico renacimiento”. Pacheco se refiere a músicos como Carminho, Mariza, Ana Moura, Ana Sofia Varela y Cuca Roseta. Entre los jóvenes, el fado era considerado durante mucho tiempo un género musical anticuado. Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años. La mejor prueba de ello es Joana Almeida. Tiene 20 años y hace tres descubrió su amor por el fado. “Son sobre todo las letras muy íntimas y profundas las que despertaron en mí el entusiasmo con el fado. El fado es poesía cantada. En algún momento llegué a aburrirme de los grandes grupos de pop rock internacionales”, explica Almeida. El fado nació a principios del siglo XIX en el antiguo barrio de albañiles de Mouraria. “‘Fado’ significa ‘destino’ y lo cantaban sobre todo prostitutas en bares de mala fama”, explica Sara Pereira, directora del Museo del Fado en Alfama. Al igual que en el club Maria da Mouraria, también en los numerosos bares de fado en el Barrio Alto se reúnen a altas horas de la noche jóvenes portugueses para asistir a conciertos. A veces, los artistas interpretan el fado clásico-tradicional y otras veces un fado totalmente moderno. Incluso hay variaciones fusionadas con el jazz o la música electrónica. Probablemente el exponente más conocido de tales mezclas de géneros es el músico portugués Salvador Sobral, quien ganó el año pasado el Festival de la Canción de Eurovisión en Kiev con Amar pelos dois. Gracias a ese triunfo, Lisboa, su ciudad natal, es entre el 8 y el 13 de mayo la capital europea de la música. En verano, Lisboa muestra un lado especialmente musical con múltiples festivales y grandes conciertos al aire libre. El Festival Out Jazz ofrece de mayo a septiembre conciertos de jazz gratuitos en los parques más bonitos de la ciudad.
*Deutsche Presse Agentur.