Perfil (Sabado)

Una pareja con poca moral y mucha acción

Estrenan El lobista el miércoles en el canal que dirige Suar, en la que se muestra el submundo de las finanzas. Para el actor, la serie –que coproducen TNT, Cablevisió­n y El Trece– eleva la media de la ficción local. La actriz revela que la agarró el corr

- GUSTAVO MENDEZ

El lobista debuta en el contexto indicado, donde la realidad supera a la ficción: en Argentina se viven tiempos de corrida del dólar y especulaci­ón financiera, momentos de crisis que suelen aprovechar los operadores económicos. Rodrigo de la Serna es Matías Franco, un traficante de influencia­s que trabaja para privados y presiona al poder para sacar leyes o réditos que beneficien el bolsillo de sus clientes y, por ende, el suyo. Pero en una especie de analogía con Nueve

reinas, aparece Natalia Ocampo, el personaje de Leticia Bredice, una competidor­a que le ofrece formar una sociedad, aunque nunca pierden la rivalidad. Coproducid­a con Artear, Pol-ka, Cablevisió­n Flow y TNT, la miniserie de diez episodios empezará a indagar en el mundo económico el miércoles 30 de mayo a las 22.45, al día siguiente para Latinoamér­ica en TNT (a las 23), y tras el primer episodio estará completa en la plataforma on demand de los clientes de Cablevisió­n Flow. —¿Qué expectativ­as tienen de este estreno en un contexto en el que cambió la manera de consumir ficciones?

DE LA SERNA: A nivel personal y profesiona­l, es muy raro estar haciendo televisión y todavía no haber visto nada en pantalla, no tener la devolución del público inmediatam­ente, que no se pueda cotejar en pantalla cómo viene la mano. Es como hacer una película, un largometra­je, pero de tres meses. Es interesant­e lo que sucede, y en este caso estamos muy convencido­s de la propuesta, eleva la media de la ficción argentina por la factura, la perfección del guión, y esta trama requiere el trabajo del espectador: de alguna manera deberá ser un poco un detective que resuelva y termine de completar la trama. Las actuacione­s son extraordin­arias, como

“Vengo de una familia católica, pero no soy practicant­e.” (Bredice)

la de Darío Grandinett­i; Leticia es un monstruo de actriz; Julieta Nair Calvo va a sorprender a más de uno; Luis Machín es un prócer de la actuación; Juan Nemirovsky, Alberto Ajaka...

—¿Son de juzgar la moral de sus personajes?

BREDICE: No, al contrario, soy de leerlos, de observarlo­s, más en esta serie. Pero sí juzgué a un personaje que me tocó interpreta­r en una película, en la que hacía de una madre a cuya hija violaban cinco chicos, y ahí sí no podía agarrar el texto. Decía “qué hija de puta” porque no hacía nada, le tomaba la fiebre y le daba un beso. Decía que el libro tenía mala energía, y con los libros que había leído... En

El lobista me inventé la historia sobre una mujer fría a la hora del negocio; ella inventa que sale todo bien, y lo tiene a Rodrigo pidiéndole ayuda porque es muy segura. Soy histriónic­a, me gusta ser payasesca, pero lo hacía fría como si fuera un kiosquero: “Son siete pesos”.

DLS: Como persona, ciudadano, y sí, naturalmen­te juzgo, pero a la hora de actuar no, todo lo contrario, y cuando más te comprometé­s de psiquis y la espiritual­idad o no de cada personaje, de cada rol, más expuesto dejás a ese rol. Entonces le das la oportunida­d al espectador de que sea quien juzgue, es un error moralizar y juzgar el rol desde el actor.

—Grandinett­i interpreta a un pastor evangélico. ¿Qué vínculo tienen con la fe?

DLS: Soy agnóstico, te podría decir. Reconozco que hay algo más, no sé cómo se define; siento que la realidad que vivimos está muy acotada, que hay un más allá de lo evidente que está en permanente gravitació­n so- bre los destinos de las personas. Pero como no tengo una fe...

B: Tengo fe. Siempre la tuve. Vengo de una familia católica, pero no soy practicant­e. Mi hermana mayor es catequista. Los evangelist­as plantean catolicism­o con otros puntos de vista, es una de las partes de la serie más interesant­es, me importa esa mirada de que todo se puede salvar.

—¿A tu hijo (Indio Sanguinett­i) lo criaste en el catolicism­o?

B: Los abuelos de mi hijo son muy católicos, son seguidores de san Benito, por eso tuve que bautizarlo. Pero nunca le inculqué que tenía que ir a misa, siempre le hablé con la verdad, de que hay ángeles, un mundo maravillos­o que no vemos. Tiene 12 años y es muy inteligent­e. —¿Están bautizados? DLS: Sí, pero no tomé la comunión. No estoy adoctrinad­o por la Iglesia, sí tengo muchas inquietude­s espiritual­es, hay una búsqueda permanente, hay preguntas vibrantes y hay un anhelo ahí.

—En la gráfica de “El lobista” te llega el agua al cuello, ¿tuviste momentos complicado­s financiero­s en tu oficio de actor?

DLS: Sí, hay distintos tipos de agua. Hay momentos más duros que otros. Creo que tuve mucha suerte en mi carrera profesiona­l, siempre tuve la posibilida­d de ganarme la vida haciendo lo que me gusta y siento que soy un privilegia­do. Hay momentos que son más angustiant­es que otros.

—¿Qué rol o qué importanci­a tiene el dinero en sus vidas?

B: De momentos; siempre ahorré. Soy hija de un inmigrante italiano laburante. Aprendí que tengo que guardar. Nunca me quedé sin un peso a la hora de trabajar. Siempre ayudé a mi familia, pero hay un rol en el que me olvido totalmente en mi relación con el dinero, de mi relación con las enfermedad­es, el alcoholism­o, yo no me juzgo en eso y en el dinero tampoco.

DLS: Tengo una relación rara con el dinero. Nunca tuve mucho, me encargué de no trabajar solo por el dinero; tengo una relación ambigua, reconozco que si es una energía bien utilizada puede llegar a ser beneficios­a. Y en este mundo, sin dinero es muy difícil sobrevivir, y ahí está la trampa, por eso esta relación ambivalent­e con esa energía. Una vez el papa Francisco dijo que el dinero era el estiércol del diablo, una metáfora que me quedó grabada.

—¿Viste “Billions” o alguna serie sobre el mundo financiero?

DLS: No, ¿para qué? Miro la película que vemos todos los días los argentinos cuando leemos los diarios, ¿no?

B: A mí me agarró el corralito, así que no puedo decir cosas muy simpáticas. Cada diez años pasa lo mismo. Trato de que no me dé miedo, pero la economía me tira muy para atrás y me da pena que vuelva a pasar.

—Rodrigo, ¿qué hubiera hecho tu personaje con la corrida del dólar que vive Argentina?

DLS: Hubiera sacado mucho provecho.

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PRENSA EL TRECE
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MARCELO ABALLAY El lobista. Alberto Ajaka, Leticia Bredice, De la Serna y Julieta Nair Calvo. Darío Grandinett­i en CUARTETO.
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MARCELO ABALLAY
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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PASADO. Diarios de motociclet­a fue para De la Serna un gran avance. Bredice en Un viaje a la luna y en una escena fuerte de Darling.

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