Perfil (Sabado)

Mundial: en el Gobierno temen que se agrave el malhumor social

- ANDRES FIDANZA

En Casa Rosada, donde hay mayoría de varones futboleros, el elenco de gobierno empezó a sacar cuentas. Inmediatam­ente después del 0-3 contra Croacia, calculó las posibilida­des de que el equipo argentino clasifique a los octavos de final del Mundial. Cerca de Mauricio Macri admiten que una eliminació­n prematura podría deprimir aún más el ánimo social, en medio de una situación económica a la baja. En el contexto de devaluació­n, desempleo e inflación en alza, los funcionari­os macristas les ponen un plus ideológico a las ganas de que la Selección le gane a Nigeria el martes próximo.

“Estoy recaliente. Esto no apura el clima de campaña, pero sí empeora el humor general”, admitió un asesor presidenci­al, en un lamento cruzado por el interés partidario. Lo hacía apenas una hora después del derrumbe del team de Jorge Sampaoli. Al día siguiente, el triunfo de Nigeria sobre Islandia le daría una sobrevida a la Argentina.

“Ojalá que avancemos. Quedar afuera perjudica en general. Igual, después de las vacaciones de invierno harán que el parate político siga hasta fines de julio”, opina un dirigente peñista que se encarga de la estrategia electoral.

Hasta hace cuarenta días, Macri tenía agendado ver en vivo el debut de Argentina contra Islandia, el siguiente partido contra Croacia, y la final en el estadio Olímpico Luzhnikí de Moscú. La racha de tarifazos, corrida bancaria y devaluació­n del 40%, sin embargo, alteró sus planes. Y a la pasada lo salvó de un mote incómodo y muy temido para cualquier político: el de ser yeta. Si hubiera estado en ambos match, se lo habría comparado con Carlos Menem, último presidente en ir a un Mundial. Hace 28 años, el riojano vio perder a la selección argentina ante Camerún, en Italia 90. Antes de que la corrida evidenciar­a la fragilidad del Gobierno, Cambiemos proyectaba un escenario triunfalis­ta para después del Mundial: arrancar veladament­e con el clima de campaña. Por aquellos días, Macri y su círculo más cercano daban por descontada la reelección en 2019.

“Una c a ída de la Se - lección no le conviene a nadie. Para el Gobierno empeora el clima. Y al peronismo no kirchneris­ta le genera un apuro interno: definir qué va a hacer”, reflexiona el consultor Hugo Haime. “Sí, impacta para mal en el humor general. Y además obliga a recalcular los tiempos electorale­s”, coincide la directora de la consultora Management & Fit, Mariel Fornoni.

El Mundial de Rusia a su vez puso en crisis un mito: el del fútbol como anestesia colectiva, capaz de tapar cualquier otra realidad. Las distintas agendas conviven desordenad­amente. El debate sobre la legalizaci­ón del derecho al aborto, superpuest­o con la crisis económica y los cambios de gabinete, así lo evidenciar­on. La floja performanc­e de la Selección, sin embargo, podría adelantar la disposició­n de todo el abanico político. Pero con una paradoja: el renacimien­to de la hipótesis de Cristina Kirchner candidata, una versión descartada hasta hacía pocos meses, pone en guardia al peronismo no-K. Paraliza sus movimiento­s hasta que existan más certezas sobre los planes de la ex presidenta.

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PRESIDENCI­A ALIENTO. Antes de la corrida cambiaria, Macri tenía pensado ir a Rusia. Lo mira por televisión.
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DESPEDIDA. Macri fue a saludar a Messi al predio de Ezeiza.

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