Incomodar a los laboratorios
Desde el kirchnerismo, la fundación Soberanía Sanitaria había criticado el proyecto ya que “limita la posibilidad del Congreso Nacional de incluir nuevas prestaciones al Programa Médico Obligatorio (PMO) por ley; interviene luego de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnolog ía Médica, que podrá autorizar la venta de productos que posteriormente pueden no estar en el PMO y, por ende, será el paciente quien deba pagarlos de su bolsillo”. Por otra parte, advirtieron que el proyecto muestra que la Agencia estará administrada por “grupos con claros conf lictos de interés con los fines de la institución” (representantes de obras sociales y de empresas de medicina prepaga). El ex ministro de Salud del gobierno anterior, Daniel Gollán, coincidió en que debe haber una agencia, pero explicó que si se aprueba con el formato actual (la propuesta oficial), “los afiliados a obras sociales y prepagas termina- rán teniendo un aumento significativo de su gasto en salud, que pagará de su bolsillo”. Y propuso que “si la Agnet determina que un medicamento o tecnología no es efectivo, no debería registrarse ni circular libremente por el sistema de salud”. Además, propuso que “la filosofía que guíe a esta agencia debe ser incomodar a los grandes laboratorios multinacionales. Va a haber juicios pero hay que aceptar que debemos enfrentar intereses. Es una decisión política”.