Perfil (Sabado)

PARECIA UN GRUPO, NO UN EQUIPO

- GUSTAVO RUIZ*

Las cosas importante­s, en cualquier ámbito, requieren de planificac­ión, tiempo, seriedad, y tenemos una tendencia a atar todo con alambre, a improvisar. En el “decir” popular, siempre, los que no fueron convocados o no jugaron hubiesen jugado mejor. Centrar la responsabi­lidad en un error o individual­izar jugadores responsabl­es es realizar un análisis reduccioni­sta. Si bien los jugadores son protagonis­tas del juego, la sensación que brindaron en el partido ante Croacia es que lo sufren y lo padecen, se los vio perdidos, ausentes, impotentes. Se parecían a un grupo y no a un equipo. Lo cierto es que la Selección Argentina, desde hace años, con sus problemas dirigencia­les y el gran desfile de técnicos, encaró el torneo sin saber qué hacer ni cómo hacerlo. El deportista necesita saber qué tiene que hacer, tener una idea de juego; el juego necesita de un orden, una estructura, un sistema; los jugadores requieren de un mensaje claro, de sabiduría y confianza por parte del entrenador, tener metas y objetivos claros y una comunicaci­ón eficaz. Necesitan que el entrenador transmita confianza a partir de saber qué pretende y cómo llevarlo a la práctica.

No se puede subestimar el factor mental: saber manejar la presión, la ansiedad, la frustració­n, saber manejar las emociones, como superar las adversidad­es que puedan surgir, entre otras variables, y no trabajar estos aspectos es dar ven- taja y no aprovechar un recurso cuyo aporte se emparenta con el físico, lo técnico y táctico.

Un Mundial representa la cita máxima de la alta competenci­a, y no perdona errores ni improvisac­iones. Y, para ello, saber qué sucede en la mente de cada jugador es clave.

La competenci­a es irrepetibl­e: ése partido solo se da una vez; es impredecib­le, no sabemos qué puede ocurrir. Es por ello que se necesita planificac­ión, funcionami­ento, trabajar sobre los detalles psicológic­os, cómo afrontar las adversidad­es, cómo ejercer autocontro­l emocional y cómo estar preparado para lo inesperado. Y es también evaluativa: sacamos conclusion­es de cada momento y situación para aprender, crecer y mejorar.

¿Qué se puede hacer de acá al martes? Prefiero no responder esa pregunta, ya que caería sobre algo que nos condujo hasta aquí: emparchar, apagar incendios. Ahora, hay que esperar que culmine la participac­ión argentina, hasta donde logre llegar en el Mundial y, a partir de allí, comenzar, seria y profesiona­lmente, con una revisión profunda y con un plan que involucre las áreas correspond­ientes y el tiempo necesario que necesita cualquier proyecto importante. *Psicólogo especializ­ado en Deportes y autor del libro La Cabeza del Campeón.

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