Los gobernadores resignan obras pero no fondos sociales
En la discusión con el Gobierno por “entregar” obra pública y no partidas para
Ante un escenario de recortes y ajuste en las cuentas del gobierno nacional, los gobernadores peronistas admiten que sus administraciones también deberán resignar recursos. Y en la discusión por el Presupuesto 2019, los jefes provinciales están dispuestos a sacrificar la obra pública, a cambio de defender las transferencias discrecionales que la Casa Rosada envía.
“Vamos a pelear porque las obras en curso no sean suspendidas, pero no queremos que vengan, hagan nuevos anuncios, se saquen la foto en un año electoral y después no envíen los fondos”, se queja un mandatario del Norte.
En las diferentes conversaciones que mantienen los gobernadores, todos coinciden en que la reducción de las obras ocasionaría un menor daño que el que le puede provocar el recorte en fondos sociales. Evalúan lo sucedido con los proyectos de este año y aseguran que en varias provincias los fondos para obras prometidas y anunciadas por Mauricio Macri aún no llegan. Territorios con superávit fiscal como San Juan y Córdoba, y otros como Salta (que va hacia un fin de año con números más ordenados que 2017) se están haciendo cargo de financiar las obras para que no se frenen. La gobernación de Juan Schiaretti (Córdoba) debió invertir $ 3 mil millones ante el retraso, y esta semana, la gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci, reclamó ante el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, por la demora en los pagos.
“Entreguemos la obra pública”, se resignó un gobernador, quien envió a su ministro de Economía a plantear esta propuesta en la reunión que mantuvieron el último martes los funcionarios provinciales. En este encuentro hubo quejas a la Casa Rosada. “Frigerio envía las obras directamente a los municipios de Cambiemos, esas avanzan. Las de los distritos peronistas están frenadas porque no hay redeterminación de precios y se quedaron con los montos de 2016”, reconocieron. Se dio un ejemplo: Salta capital recibió $ 2.200 millones para obras, pero la gobernación debió frenar 1.800 viviendas por no recibir $ 300 millones por la redeterminación de precios. Fondos. Los mandatarios que comenzaron a ordenar sus cuentas pretenden pelear por mantener el envío de recursos discrecionales que se destinan a gastos sociales. Entre esta asistencia se encuentran el Fondo Nacional de Incentivo Docente, los aportes a las cajas de jubilaciones provinciales y programas de salud. “Estos fondos llegan a representar más de $ 1.000 millones en algunos territorios, los cuales van a sueldos docentes, de los trabajadores de la salud y otros empleados estatales. Son destinados a ciudadanos ya muy castigados y, en caso de dejar de percibirlos, no podemos dejar de dárselos. Intentaremos que no los toquen y los eliminen, aunque sabemos que pueden seguir congelándolos como hicieron en el último año”, detalló un gobernador.
En la pelea por el presupuesto 2019, los mandatarios peronistas insistirán con apuntar contra la gobernado- ra de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “Trasladar el ajuste a nuestras provincias es hipócrita. El Ejecutivo nacional tiene un déficit del 6% del PBI y las provincias, en su conjunto, tienen apenas el 0,9% y si sacás a la provincia de Buenos Aires, tenemos apenas el 0,5%”, detalló uno de los ministros de Economía en el encuentro.
Por eso, se reiteró el objetivo de pelear por la “equidad” y continuar con el reclamo para que Provincia y Ciudad se hagan cargo de los subsidios de Edenor, Edesur y Aysa que benefician a esos territorios.
Jefes del PJ insisten en que Vidal y Larreta controlen Aysa, Edenor y Edesur
La economía atraviesa desde el segundo trimestre una fase recesiva golpeada por la sequía, la devaluación, la aceleración inflacionaria, y tasas al 40% que restringieron el crédito, según la visión de todos los economistas. La incógnita ahora es cuánto se extenderá. Los analistas más optimistas consultados por PERFIL avizoran solo dos trimestres, pero los más pesimistas vislumbran que se prolongará hasta los primeros tres meses de 2019, sumando así casi un año de variaciones negativas.
La discrepancia reside en que unos creen que en el último trimestre de 2018 puede haber una leve recuperación impulsada por la cosecha de trigo,y condicionada a lograr estabilizar el mercado cambiario. Los escépticos, alegan que el Gobierno “tiene las manos atadas” por el acuerdo con el FMI para aplicar políticas fiscales expansivas o herramientas monetarias para revertir la situación. Con el salto del dólar en la última semana de junio –de $ 27,6 a $ 29,5– la consultora Ecolatina recortó en estos días la previsión de crecimiento de 2018 de 0,8% a 0,5%, y en Ferreres pasaron de un escenario positivo a una caída de 1%. En Analytica prevén un descenso de 0,8%, en Eco Go retracción de 0,5%, y para Elypsis será 0%.
El economista Miguel Angel Broda alertó en un informe que la recesión se extendería “tres o cuatro trimestres” (con una contracción acumulada de 4,5%) y “solo sería más suave que la de 2009” cuando también afectó una gran sequía, en medio de una crisis global, y el conflicto entre el campo y el gobierno kichnerista, cuando la economía se desplomó 10,2%. Recordó que la recesión de 2012 duró dos trimestres (con contracción acumulada de 4,5%) impactada por el cepo cambiario, mientras en 2016 duró tres trimestres, y en 2014 cuatro trimestres con caídas de 3,4% y 3,9%, respectivamente.
Pronósticos. El economista Agustín D’Attellis prevé “caídas en el segundo, tercer y cuarto trimestre”. “Proyectar para más adelante es difícil porque dependerá de las decisiones que tome el Gobierno, si insiste con política de ajuste, la recesión se va a extender”, añade. El ex viceministro de Economía, Emmanuel Alvarez Agis, graficó que “esta crisis es una L, porque se cae en el segundo, tercero, y cuarto trimestre de 2018, y en el primer trimestre de 2019 se frenaría, y tocaría un piso (0%), luego hay un estancamiento, no veo recuperación en 2019 por el ajuste fiscal agresivo comprometido al FMI”. Fausto Spotorno (Ferreres) vaticina retracciones interanuales del segundo trimestre de 2018 hasta el primer trimestre de 2019 (de 2,2%; 2,6%, 2,2% y 0,7%, respectivamente), y sostiene que “realmente no se va a ver crecimiento hasta el segundo trimestre de 2019 empujado por el campo”. El mismo lapso recesivo identifica Rodrigo Alvarez (Analytica) con descensos de 3,4%, 1,3%, 0,5% y 0,5. En cambio, Lorenzo Sigaut Gravina (Ecolatina) prevé “dos trimestres seguros” de bajas interanuales (2,8%y 0,7%)y un repunte en el cuarto de 0,2% pero aclaró que “dependerá de que haya estabilidad cambiaria y
Los expertos señalan que esta vez hay menos herramientas para impulsar el rebote Quienes ven un repunte antes se apoyan en el agro, Brasil y Vaca Muerta
bajen las tasas; la recuperación probablemente sea en el primer trimestre de 2019, si hay buen clima y buena cosecha, y eso tracciona a otras actividades conexas”. Similar panorama planteó Federico Furiase (Eco Go) con mermas desestacionalizadas en el segundo y tercer trimestre de 3,2%y 1,1% y “un escenario de estabilización (0%) en el cuarto, aunque no hay ninguna certeza”. Gabriel Zelpo (Elypsis) también calculó dos trimestres seguidos de caída interanual pero ve una recuperación de 0,4% en el último del año “por el efecto positivo de las obras financiadas por los Programas de Propiedad Participada en la construccíón y la campaña de trigo”.
Manos atadas. Al comparar con las recesiones anteriores, Broda contrastó que ahora “la eco-
nomía enfrenta una tormenta perfecta: la política fiscal será contractiva, la monetaria tendrá sesgo restrictivo, y la masa salarial caerá por la caída del salario y la retracción del empleo”. D’Attellis juzgó que “lo más grave de esta recesión es que el Gobierno ya agotó los instrumentos; la de 2014 se revirtió con políticas contracíclicas, en 2016 se apostó al crédito con los préstamos UVA que dinamizó a la construcción. En cambio, hoy el país no tiene financiamiento externo, agotó la instancia del FMI, y esa plata no alcanza para frenar al dólar por los desequilibrios que tiene la economía, no hay margen para estimular el consumo porque hay estrangulamiento del crédito, están muy al límite para poder revertirla”.
Efecto FMI. Gravina advirtió que el Gobierno “tiene las manos atadas, el acuerdo con el FMI inhabilita para una política fiscal expansiva, a diferencia de 2009 que aumentó un poco el déficit, o 2016 que usó el crédito para reactivar”. Furiase coincidió que “se quedó sin grados de libertad para hacer política fiscal anticíclica”, y evaluó que en esta recesión “otro ingrediente complicado es que hay salida de capitales, mientras que en 2016 Argentina aún era atractiva financieramente”.
En cambio, Zelpo destacó que hay factores que ayudan a superar la situación “como la demanda de Brasil, las exportaciones están creciendo al 20%, la pesca y otras producciones regionales están produciendo muy bien, y la producción de petróleo empieza a reactivar vía Vaca Muerta”.