Sanfermines bajo la sombra de La Manada
La edición de este año se realiza en medio de una campaña de prevención tras la violación colectiva de una joven en 2016, cuyos cinco autores recibieron la libertad provisional.
Pamplona vivió ayer el “chupinazo” de arranque de los Sanfermines, una fiesta que las mujeres esperan que este año no se vea ensombrecida por agresiones sexuales, tras el escándalo que causó el caso de La Manada.
En esta ocasión, la bandera de la región del País Vasco, que no es oficial en Navarra, no ondeó en la fachada de la sede municipal después de que la Justicia condenara al Ayuntamiento por colocarla en los Sanfermines del año pasado. En su lugar hubo un mástil vacío. Prevención. En la Plaza del Castillo, epicentro de la fiesta en honor de San Fermín, se ha creado un concurrido puesto informativo con la omnipresente consigna “Pamplona ciudad libre de agresiones sexistas”.
Allí, funcionarias municipales y miembros de asociaciones feministas sensibilizan a los participantes y reparten insignias con una mano roja, símbolo de la campaña contra las agresiones sexuales llevada a cabo desde hace años por el ayuntamiento de esta ciu- dad del norte de España.
Desde hace cinco años, la ciudad ha desplegado todo un dispositivo de prevención, después del impacto que causaron las imágenes de mujeres siendo manoseadas por hombres durante la fiesta. A sí, existe un número de teléfono accesible las 24 horas del día, una aplicación de geolocalización para celulares y cámaras de videovigilancia para identificar a agresores.
Gracias a esto, en el 95% de las denuncias el autor ha sido identificado, apunta un estudio sobre agresiones sexuales durante los Sanfermines divulgado estos días.
“Cuando una mujer va a poner una denuncia, hay muchísimas probabilidades de que se termine sabiendo quién ha sido el autor de los hechos, y esto debería de animar a tener una confianza muy alta en las instituciones”, comenta Lohitzune Zuloaga, socióloga y coautora del estudio. La Manada. En la cabeza de muchos y muchas está la historia de La Manada, el grupo de cinco jóvenes sevillanos que abusaron en grupo de una madrileña de 18 años en los Sanfermines de 2016. Condenados en abril a nueve años de prisión por “abuso sexual” y no por “agresión”, cargo que incluye la violación, fueron dejados en libertad provisional bajo fianza hace dos semanas, lo que provocó una ola de protestas en las principales ciudades españolas.
Diversos movimientos feministas pidieron en los últimos días cambiar la tradicional vestimenta de San Fermín, de color blanco y rojo, por camisetas negras y pañuelos morados para recordar a la víctima, pero la multitud de ayer vistió en su mayoría de forma tradicional.
Algunas mujeres dicen tener miedo, como Maitane Salazar, una cajera de 27 años, que dice que este año procurará “no estar sola ni yendo al baño.”
Otras lamentan que se vea dañada la reputación de la ciudad y de su fiesta grande, donde el alcohol corre a raudales.
“Violaciones ha habido en Tenerife, en Sevilla. En el resto de sitios no se dice nada. En Pamplona no ocultamos nada”, dice Leire Delgado.
“En Pamplona se denuncian más casos que en otras ciudades. Eso no significa necesariamente que haya más, sino que la gente está más sensibilizada”, confirma Zuloaga.