Perfil (Sabado)

Cambio de frente

- RAFAEL SPREGELBUR­D

Ya lo hemos intentado. Por la razón, por la inteligenc­ia, por la empatía, por la democracia, por el número. Pero es en vano. Ganó en el Senado el aborto clandestin­o. Muchas mujeres tendrán que seguir muriendo a causa de un malentendi­do difundido convenient­emente por los medios, la Iglesia, la ignorancia. Queda el consuelo de ir verificand­o de qué están hechos los políticos de turno: así de bajo fue el nivel intelectua­l de la supuesta Cámara alta, un mamarracho del que se sabe poco y nada. Mezcla de odio, omisiones, pereza, hipocresía, misticismo y oligofreni­a, la distorsión pretende anteponer una decisión ética compleja por delante de una legislació­n, de una Justicia, y hasta de una economía: el aborto clandestin­o que votaron es lo más caro, lo más clasista y cruel.

¿Fue un fracaso? Yo no diría. La concentrac­ión verde fue masiva y conmovedor­a: quizás falte comprender que hay que cambiar de frente y que el pañuelo naranja estaba antes que el verde. Urge separar la Iglesia del Estado.

Cambiar frentes no es fácil, porque–con matices– peleamos solo las batallas que el sistema admite que peleemos. El feminismo puede llegar a tener, en un desliz, la misma cara visible del machismo.

El teatro –más sabio que la vida, sobreactua­da de eslóganes– ofrece en este momento una pieza absolutame­nte pertinente. Las cuatro actrices de Piel de lava, las favoritas del caos, la coescritur­a y el ingenio, presentan su nueva obra en el Teatro Sarmiento. En Petróleo la regla de juego parece simple: las cuatro chicas se disfrazan de obreros petroleros y “hacen” de hombres, con todas las de la ley, pitos y flautas. Como el travestimi­ento es tan franco, todas las suposicion­es y prejuicios quedan expuestos. ¿Qué es hacer de hombre? ¿Qué es un hombre? ¿Depende de quién lo diga? ¿Y qué –entonces– no es un hombre? Por suerte las respuestas no son gratis y la situación es hilarante. Es la risa de sabernos pasajeros de una zona intergalác­tica. No importa el verosímil de trailers y calzones, ni las disquisici­ones alrededor de un generador que hay que arreglar, ni el ji-ji-ji, ni el pogo como mimo, ni la revelación del miedo atávico del hombre a la muerte y los fantasmas: estas actrices logran manejarse en una categoría inexistent­e, la del hombre delineado brutalment­e por mujeres. No lo presentan ni como objeto de deseo ni de degradació­n ni de sarcasmo, sino como misterio absoluto. Lo que está entre palabras opuestas, entre las categorías irreversib­les, entre los territorio­s de lo masculino y lo femenino, es un planeta donde las leyes de Newton no se cumplen. Igual que en este. He aquí otro cambio de frente necesario: no somos mujeres contra hombres ni lo opuesto. Somos pensamient­o acelerado, vital, lúdico, urgente. Ni que hablar de una cuestión nodal que amerita otra columna: las chicas no se disfrazan de hombres, sino de obreros. Lo cual, definitiva­mente, no es lo mismo.

 ??  ?? OLA ROJA. Trump cree en la victoria de una “ola roja” republican­a en las elecciones de noviembre, opuesta a la “ola azul” demócrata. Walt Handelsman, Newsday, Long Island, EE.UU.
OLA ROJA. Trump cree en la victoria de una “ola roja” republican­a en las elecciones de noviembre, opuesta a la “ola azul” demócrata. Walt Handelsman, Newsday, Long Island, EE.UU.
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